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De estar en la cárcel por insumiso, a cabeza de lista de Vox al Senado por Teruel

Juan Manuel Hernández, cabeza de lista de Vox al Senado por Teruel

Óscar F. Civieta

Insumiso y activista social en 1994. Candidato de Vox en 2019. ¿Contradicción? Según fuentes de la formación, síntoma de madurez: “Siendo un niño le comían la cabeza los mismos partidos que ahora lo critican. Lo vemos como una cosa de niños sin trascendencia, la madurez te hace ser más responsable”.

Juan Manuel Hernández encabeza la candidatura de Vox al Senado en Teruel. Una formación que defiende el servicio militar obligatorio. Antes fue insumiso por sus ideas pacifistas, llegando incluso a estar encarcelado con 21 años, tal y como ha adelantado Heraldo.

Desde Vox, en declaraciones a eldiario.es, le restan importancia: “Afortunadamente ha cambiado de opinión, ahora es una persona muy leal y muy patriota”. Hernández, escolta privado de profesión, es graduado en Derecho, director de seguridad y especialista en protección de datos, según la información proporcionada por el partido.

Fue uno de los dos primeros insumisos de Teruel, juzgados en la provincia, que acabaron en prisión. Le condenaron a dos años cuatro meses y un día, después de que abandonara la prestación que realizaba en Cruz Roja, y en la que duró ocho meses. Entró en prisión en junio de 1994 y consiguió el tercer grado a los pocos días. Finalmente, salió de la cárcel, en libertad condicional, en agosto de 1995.

En un reportaje del Diario de Teruel publicado el 11 de diciembre de 2016, y en el que se hace referencia a otra noticia del mismo medio del 22 de enero de 1994, se recuerda que, tras lograr el tercer grado, Hernández en rueda de prensa sostenía que la rápida concesión del tercer grado a los insumisos suponía “una clara discriminación para el resto de los reclusos, presos sociales, muchos de los cuales están viviendo en unas condiciones durísimas”.

También señalaba que el tercer grado se les concedía como “un trato de favor del Ministerio para desactivar cualquier movimiento”. Estas medidas, denunciaba, “buscan un enfrentamiento con el resto de presos”. La prestación social sustitutoria, añadía, “genera daños como quitar puestos de trabajo a profesionales cualificados”.

Muy distinta parece su visión actual sobre el servicio militar, habida cuenta de que encabeza la candidatura de un partido que apuesta por recuperar este servicio. A ello se hace referencia en el libro de Fernando Sánchez Dragó España Vertebrada –que nace de una charla de tres días entre Sánchez Dragó y el líder de Vox, Santiago Abascal–.

En él texto, Kiko Méndez Monasterio, presentado como “hombre de confianza de Abascal”, participa en algunas contestaciones para apoyar a su jefe. Explica, por ejemplo, que Vox apuesta por “un servicio de ámbito nacional que sea voluntariamente castrense”, cuando el entrevistador pregunta al líder del partido sobre la mili. Sánchez Dragó le llega a proponer a Abascal que lo incluya en su programa, porque “permitía entrar en contacto con gentes de distintos orígenes geográficos, de distinto nivel de vida, de diferente clase social”. “Te cojo la palabra. Si aún no he conseguido meterla en Vox es porque sus miembros se me resisten”, apunta el presidente de la formación de extrema derecha, que reconoce que él no hizo ese servicio militar. Se ha limitado a jurar bandera como civil.

Monasterio ha copado informaciones estos días tras saberse que fue condenado por agredir en 1998 a Pablo Iglesias y otros jóvenes de izquierdas.

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