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El tercer diputado por Teruel se cuela en la “gira electoral de las estrellas”

Alberto Garzón durante su acto de campaña en Teruel.

Elisa Alegre Saura

Teruel —

“Rajoy se acuerda de que Teruel existe cuando peligra un diputado del Partido Popular”. Eso decía Pablo Echenique, figura nacional de Podemos, en un mitin de la formación morada en Teruel. El presidente en funciones cerrará campaña el día 24 de junio también en la capital turolense, pero antes que él han pasado por la ciudad su vicepresidenta, el coordinador federal de Izquierda Unida, Alberto Garzón, y se espera a Alfredo Pérez Rubalcaba (PSOE), y Javier Nar (Ciudadanos).

Nunca esta provincia había contado tanto en unas elecciones, pero el temor al sorpasso y la posibilidad de arañar un escaño por menos de un millar de votos, ha hecho que Teruel exista en las agendas, especialmente en la del Partido Popular. En 2015, con 28.224 votos, consiguió dos de los tres diputados en liza, frente al logrado por el PSOE (19.854 votos), pero ese segundo peligra ahora, atendiendo a lo que cosecharon Podemos e Izquierda Unida -que ahora acuden en coalición- y al vaticinio de las encuestas. En los últimos comicios, Podemos obtuvo 11.806 votos e Izquierda Unida -como Unidad Popular con CHA- 3.873, algo más que los votos de Ciudadanos, 11.400.

La visita de la vicepresidenta del Gobierno en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría, a principios de mayo para sacar pecho por el proyecto del aeropuerto de Teruel, ya daba pistas. Era un aviso de que el PP iba a echar el resto para no perder la mayoría que obtuvo hace poco más de un año en la provincia. Santamaría vendió gestión en Teruel y paseó sonrisas por las calles del Centro Histórico, haciendo gala del doble perfil de vicepresidenta y cara amable del PP, mientras los cargos locales del partido sacaban pecho por la insigne visita.

Para el cierre de campaña, el día 24 de junio, esperan al líder, Mariano Rajoy, que parará en la ciudad, de paso a la plaza fuerte que es Valencia, dando la razón a quienes dicen que Teruel está en un enclave estratégico, al menos geográficamente.

Tras saber que el presidente en funciones haría acto de presencia en Teruel, Javier Lambán, líder de los socialistas aragoneses, le pedía que no acudiera a Teruel “a pedir el voto, sino a pedir perdón” por sus políticas con la provincia. Los socialistas, a su vez, contraatacaron anunciando la visita del ex vicepresidente socialista Alfredo Pérez Rubalcaba en un acto de campaña que tendrá lugar hoy.

La incógnita sobre la movilización

El electorado del PP -que acude nuevamente en coalición con el PAR- es fiel, pero estos tiempos convulsos hacen temer a los líderes populares que los que facilitaban con la abstención su triunfo se movilicen. La izquierda pide a esos votantes que se han quedado en casa que castiguen la nula inversión en la provincia que hecho el Gobierno del PP en materia de infraestructuras como el tren, las carreteras o las políticas llevadas a cabo en la cuenca minera turolense. Y también el trato que el anterior Gobierno de Aragón, en manos de la popular Luisa Fernanda Rudi, dio a la ciudad cuando, por ejemplo, paralizó el proyecto de construcción del futuro hospital.

Alberto Garzón llevó su acto central de campaña en Aragón a Teruel, donde la coalición Unidos Podemos ve muy cerca conseguir un diputado. En el mitin arengaba sobre la importancia de convencer a los votantes “conservadores” de esta ciudad, en la que el PP ha ganado siempre las elecciones municipales, porque Unidos Podemos es la opción para “conservar las conquistas sociales” como la sanidad o la educación pública.

La coalición “puede ganar al Partido Popular y tienen miedo”, aseguraba. Por eso Garzón ya no es “un comunista simpático, sino un comunista peligroso”, aunque, aseguraba, “sigue siendo el mismo comunista”.

Echenique echaba mano de los defraudados con el tradicional olvido de Madrid a las provincias de interior. En su mitin de comienzo de campaña, pensando también en los otros “terueles” de España, recordaba que el bipartidismo ha hecho una política contra la despoblación de “informes” y no de hechos, y que el diputado de la coalición sería “un diputado del pueblo”.

Ahora tendrá que hablar ese pueblo, hastiado por tener que volver a las urnas apenas unos meses después de haber ido a elegir a los gobernantes. La movilización y la fidelidad de los votantes determinará el destino de un puñado de votos turolenses que valen un diputado.

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