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Diseñan un novedoso prototipo de refrigeración más eficiente y sin gases nocivos

Investigadores del ICMA. Foto: Juan Manzanara

Marta Salguero

Zaragoza —

Un grupo de investigadores del Instituto de Ciencia de Materiales de Aragón (ICMA), organismo dependiente de la Universidad de Zaragoza y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, ha diseñado un novedoso prototipo de refrigeración magnético para aplicar en frigoríficos y aires acondicionados, que puede llegar a revolucionar el mercado.

Se trata de un diseño que utiliza materiales magnetocalóricos, en lugar de los compresores con los que actualmente funcionan los frigoríficos y los congeladores. Las ventajas de esta tecnología son muchas y eso ha hecho que distintas empresas del sector se hayan interesado por este trabajo que ha creado gran expectación. El físico y coordinador de la investigación, Ramón Burriel, explica que este sistema es hasta un 30 por ciento más eficiente, lo que supone un ahorro de energía importante, en un contexto europeo cada vez más exigente con los fabricantes.

Además de la eficiencia energética, este sistema de refrigeración presenta una novedad de calado y es que no utiliza los gases refrigerantes y nocivos presentes en los frigoríficos, que producen efecto invernadero y que son tan perjudiciales para el medio ambiente. A ello hay que añadir que no dispone tampoco de compresores, por lo que los ruidos y las vibraciones habituales en estos electrodomésticos también desaparecen.

“Puede suponer una gran revolución”

“Hay interés en las empresas, porque no quieren perder el carro, porque, como cambie la tecnología de compresores a sistemas magnéticos y no estén al día,  puede ser un golpe grande”, apunta Burriel y añade que si esto sale adelante, “puede suponer una gran revolución”.

Hasta el momento, aunque hay grupos de investigación de distintos centros trabajando en esta línea, no hay equipos comerciales, solo prototipos, pero ninguno tan avanzado como el fabricado en el propio ICMA, al menos a nivel nacional, aclara Burriel, quien fue director del instituto entre 2002 y 2011.

Para entender la magnitud del proyecto, Burriel recuerda que los frigoríficos actuales funcionan con un compresor que comprime y expande el gas refrigerante, lo que genera la circulación de aire caliente y aire frio dentro del sistema. Con este trabajo de investigación se ha logrado el mismo efecto en los laboratorios del instituto, pero utilizando un material con propiedades térmicas y magnéticas, al que se le aplica y se le retira un campo magnético para lograr calor y frio. “Sería lo mismo, pero aquí, en lugar de expandir y comprimir un gas, aplicamos el campo magnético sobre el material y retiramos el campo magnético”, comenta.

El estudio de los materiales atrajo el interés de las empresas

Para llegar a este punto de desarrollo, estos investigadores, coordinados por Burriel, estudiaron antes las propiedades térmicas y magnéticas de materiales, para analizar cuáles podrían producir un efecto elevado a temperatura ambiente, en torno a -10 y 30 grados. 

“No todos valen, porque, por ejemplo, el hierro es un material magnético pero tiene un efecto pequeño. Necesitamos materiales que cuando le aplicas un campo magnético se caliente mucho y cuando lo retires se enfríe mucho”, subraya.

Durante años, clasificaron con precisión estos materiales en función de sus propiedades de enfriamiento y fue este trabajo el que despertó el interés de empresas privadas que querían ver las aplicaciones de estos materiales en equipos. “Y ahí nos metimos”, señala.

En colaboración con una empresa que ha aportado fondos para financiar la investigación, estos científicos iniciaron en 2013 un proyecto para cuatro años, que ahora se encuentra en el ecuador. Hasta el momento han desarrollado  un prototipo voluminoso para probar todas las variables posibles y empezarán ahora una segunda parte: hacer el mismo prototipo más pequeño para ajustarse a las medidas del frigorífico.

En el diseño de estos equipos, Burriel precisa que hay tres partes diferenciadas: el material magnético para producir el calor y el frío; el imán para provocar un campo magnético y, por último, el diseño del equipo final.

Este novedoso sistema, que se prevé patentar antes de que acabe el año, no solo se puede aplicar en un frigorífico, sino en otros sistemas de refrigeración, como los aparatos de aire acondicionado o las bombas de calor.

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