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¿Dónde están los ‘ninis’? Ya solo uno de cada nueve jóvenes aragoneses no estudia ni trabaja

Sede de la Dirección Provincial del INAEM en Zaragoza

Eduardo Bayona

Zaragoza —

¿Dónde están los ‘ninis’, los denostados jóvenes que ni estudian ni trabajan? Cada vez son menos en Aragón, según indica el estudio 'La juventud en Aragón 2018' elaborado por Comisiones Obreras (CCOO), que indica que “la población joven de entre 15 y 29 años que ni estudia ni trabaja supone en Aragón para el año 2018 el 11,5% del total siendo del 10,7% entre los hombres y del 12,5% entre las mujeres”.

Ese porcentaje, que supone que únicamente uno de cada nueve adolescentes y jóvenes que se encuentran en los primeros quince años de su vida laboral no se dedica ni a trabajar ni a estudiar, se encuentra en el nivel más bajo de la década, ha caído casi una tercera parte al restar 4,8 puntos desde el 16,3% registrado en 2008, en vísperas de la crisis.

Los registros de Aragón en este apartado son notablemente inferiores a los del conjunto del Estado, donde la tasa de ‘ninis’ alcanza el 15,3%, casi cuatro puntos por encima de la autonómica, al tiempo que la reducción ha sido dos décimas inferior (4,6%) en el último decenio.

No obstante, esa brecha, que alcanza los cuatro enteros entre los chicos (14,7% en España) y los 3,5 (16%) entre las chicas, se achicó en los primeros años de la crisis. Los casi cuatro puntos de diferencia de 2009 se habían reducido a apenas uno en 2014, cuando la emigración y el refugio en el trabajo habían comenzado a recortar los registros en el conjunto de España mientras en Aragón estos seguían, aunque con dientes de sierra, al alza.

Esas tasas, que también se sitúan por debajo de las medias europeas, que son del 13,4% en general y del 11,5% y el 15,4% en varones y mujeres, respectivamente, son similares a las que ofrecían un año antes países como el Reino Unido (11,4%), Estonia (11%) o Letonia (12,3%), claramente inferiores a las de Italia (24,1%),Grecia (21,3%), Bulgaria (18,9%) y Croacia (17,9%) y netamente superiores a las de otros como Holanda (5,9%), Luxemburgo (6,6%) y Suecia (6,8%).

Más de 12.000 jóvenes inactivos no estudian

“En general esa reducción se debe a que una parte de los jóvenes vuelve a los estudios, principalmente en grados medios de formación profesional, y otra entra en el mercado laboral, aunque sea en ocupaciones precarias”, explica David Pac, sociólogo de la Universidad de Zaragoza y contrario a la utilización de este término.

“El empleo del término ‘nini’ parece que estigmatiza a una parte de la juventud, cuando gente que no estudia ni trabaja, y que tampoco entra en otras clasificaciones de la población inactiva como las labores del hogar, los pensionistas o las personas con discapacidad, la hay en todas las franjas de edad”, señala.

En este sentido, la explotación de los microdatos locales de la EPA (Encuesta de Población Activa) del tercer trimestre cifran en 12.500 de 75.200 (16,6%) los jóvenes de 16 a 29 años que se encuentran en situación de inactividad y que no cursan ningún tipo de estudios.

Un término de costosa inconcreción

El porcentaje sube al 91% (11.200 de 12.300) entre los treintañeros y se dispara al 96% (16.900 de 17.600) entre los cuarentones, aunque en estos dos últimos grupos sí es más frecuente que en el primero la inclusión en otros grupos de inactividad.

A nivel estatal la EPA del INE (Instituto Nacional de Estadística), que no desglosa estos datos por franjas de edad en el ámbito autonómico, contabiliza 506.900 personas inactivas que no encajan en ningún epígrafe de ese capítulo. De ellas, 147.700 tienen entre 16 y 30 años mientras otros 301.200, algo más del doble, no han alcanzado la edad de jubilación.

De cualquier manera, la definición de ‘nini’ sigue siendo algo inconcreto y que, en ocasiones, como ocurrió con la gestión del Plan de Garantía Juvenil, ha acarreado fiascos como la obligación de devolver a la UE el grueso de los 2.000 millones que había transferido al Gobierno español al resultar mínimo el número de jóvenes que podía acogerse a las ayudas: exigía no haber tenido ningún tipo de actividad formativa ni laboral en el mes anterior, con lo que una sola jornada de trabajo precario los excluía del programa.

No es que no hubiera ‘ninis’, es que los responsables de la iniciativa les exigían la disparatada condición de serlo a tiempo completo, lo que hizo que acabaran siendo rechazadas la mayoría de las solicitudes.

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