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No es “un catarrico”, puede ser coronavirus: una pediatra pide que no se relativicen los síntomas en menores

Una niña con mascarilla en un aula escolar

Candela Canales

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Eva Jiménez es pediatra en un centro de salud de Zaragoza. El otro día, alarmada por el incremento de contagios entre los menores, publicó un hilo en la red social Twitter que se hizo viral. En él, de forma pedagógica y coloquial, Jiménez hablaba de los 'catarricos'. Muchos padres piensan precisamente eso: que sus hijos solo tienen 'un catarrico'. Los contagios de coronavirus no dejan de subir durante esta séptima ola en Aragón. Una ola diferente a las anteriores, ya que los brotes se están originando en los menores de 12 años, cuando en el pasado este fue el grupo de edad que sufrió menos contagios.

En Aragón, con datos de este miércoles, el 19,93% de los contagios corresponden al grupo de edad de 1 a 14 años. Solo superan este porcentaje el grupo de 35 a 44 años, con un 21,11%. La incidencia acumulada en menores de 11 años se sitúa en 877,60 casos por cada 100.000 habitantes. Esto sugiere que muchos brotes se originan en los centros escolares y que de ahí pasan a las familias. Jiménez explica que hay muchos positivos: “hemos pasado de que el COVID prácticamente pasase de largo a los niños y niñas a que ahora haya muchísimos positivos detectados”.

Los síntomas de COVID en los menores son leves y se confunden, “para muchas familias son catarros normales y no se plantean que pueda ser COVID, los niños van a clase sin haberse hecho una prueba y contagian mucho”, explica la pediatra. Expone también que ven pacientes a diario en su consulta con síntomas compatibles con el coronavirus, como tos, congestión nasal o incluso fiebre, pero que cuando les dicen a las familias que van a hacerles la prueba diagnóstica para descartar el postivo en COVID muchas familias se sorprenden “y uno de cada cinco sale positivo”.

Hay familias que incluso se niegan a que les realicen la prueba a sus hijos, “se ha creado mucho miedo en torno al palito de la nariz que tiene muy mala fama, realmente no es tanto, pero si los padres no quieren y le trasmiten eso a sus hijos es complicado”, cuenta Jiménez. Que resalta la importancia de conocer el positivo para evitar contagiar a personas vulnerables.

Colegios con un 10% de los niños confinados

“El motivo del contagio es que este año no hay restricciones, entonces igual que circulan más el resto de virus que el año pasado no circulaban, como la bronquitis o los catarros, la gente infravalora los síntomas y hace su vida normal y así se expande el COVID. El año pasado estaba la jornada continua de forma obligatoria, eso hacía que menos niños se quedan en el comedor y ahora no, comen ahí y se contagian”, explica.

Hay colegios en Zaragoza con más de un 10% de los niños confinados en sus casas por ser positivos o contacto estrecho y las familias van encadenando confinamientos. En su opinión, es necesario concienciar a la sociedad de que seguimos en pandemia y que “cualquier síntoma no podemos pensar que es un catarro normal y hay que asegurarnos que no sea por COVID”. Además, destaca el riesgo de los comedores, aunque “las familias lo van a criticar porque la conciliación no es fácil, pero también habría que facilitarla”.

Respecto a la vacunación, considera que sería una buena forma de controlar el ascenso de los casos, puesto que se está viendo “que los grupos vacunados no se están contagiando, los jóvenes salen de fiesta y en su grupo de edad no se está notando un aumento de los contagios, no se ve que los brotes salgan de ahí. Yo creo que la vacunación ayudaría mucho a contener la incidencia”. Explica además que, aunque la vacunación en los niños no les aporte a ellos un beneficio personal muy alto, ya que el COVID no genera síntomas graves, sería una forma de “recuperar su normalidad, tenemos niños que van encadenando confinamientos y que no pueden hacer las actividades propias de su edad, es un problema para muchos niños a nivel emocional, además que no todos tienen los medios para dar clases en sus casas”.

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