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Preguntas y respuestas para resolver todas las dudas sobre la vacunación de los niños pequeños

Un niño se vacuna contra la COVID en Canadá, uno de los países que ya han comenzado con la inmunización pediátrica

Marta Borraz

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La próxima parada en la vacunación serán las niñas y niños. La Comisión de Salud Pública, formada por los técnicos del Ministerio de Sanidad y de las comunidades, ha dado luz verde este martes a la inmunización de los menores de entre 5 y 11 años, para los que aún no había vacuna frente a la COVID autorizada. Tras el visto bueno de la Agencia Europea del Medicamento (EMA por sus siglas en inglés) y la posición favorable de los expertos de la Ponencia de Vacunas, España ha decidido administrarla en un momento en el que este grupo de edad lidera los contagios.

Esta ha sido una de las razones de peso que ha hecho a los técnicos decantarse, pues la vacunación pediátrica abre un debate científico y ético porque los efectos del coronavirus en población infantil son distintos a los de la adulta. Con todo, el próximo paso es que el Consejo Interterritorial avale la decisión próximamente y lleguen las vacunas, que se prevén para mediados de diciembre. Estas son las principales claves:

¿Qué vacuna es?

La única que de momento han autorizado las agencias reguladoras es Comirnaty, la desarrollada por Pfizer-BioNTech, la primera que obtuvo resultados favorables en los ensayos. Sin embargo, la Agencia Europea del Medicamento está ya evaluando el uso pediátrico de Spikevax, la vacuna de Moderna.

¿Qué eficacia tiene?

Los ensayos dieron una eficacia vacunal del 90,7% para prevenir la infección de los menores.

¿Qué dosis se les administrará?

Para los niños y niñas más pequeñas, el suero contiene 10 microgramos (µg), un tercio de la dosis que se usa para el resto de grupos de edad, que es de 30 microgramos. Se administrarán dos dosis con una separación de ocho semanas entre una y otra y se dispensará en viales diferentes a los usados para la población adulta.

La estrategia de Sanidad contempla una dosis adicional para los menores vulnerables -es decir, con las patologías y condiciones de riesgo incluidas en el caso de los adultos- a los 28 días de completar la pauta ordinaria.

¿Cuándo?

La llegada de la primera remesa de vacunas está prevista para el próximo 13 de diciembre, por lo que Sanidad espera que la campaña comience dos días después, el 15 de diciembre.

¿A cuántos niños y niñas?

En total hay unos 3,3 millones de menores en esta franja de edad censados en España, según el INE. El reparto de las vacunas a las comunidades autónomas se hará, como se ha hecho desde el principio, en función de la población diana en cada territorio.

¿Qué pasa si los menores ya han estado infectados?

En estos casos se administrará solo una dosis con la que se da por completa la pauta, igual que con los adultos, y siempre cuatro semanas después del diagnóstico de la infección o fecha de inicio de síntomas. Si el niño se contagia en las ocho semanas que han de trascurrir entre los dos pinchazos, debe ponerse la segunda dosis igualmente cuatro semanas de confirmarse su positivo.

¿Qué efectos secundarios pueden tener?

Como en cualquier vacuna y también en las de la población adulta, en los ensayos se vieron efectos secundarios leves y moderados: dolor en el lugar de la inyección, cansancio, dolor de cabeza, mialgia y malestar general que desaparecieron a las 24-48 horas.

Su aplicación en adolescentes ha dado lugar a algunos casos de miocarditis no observados en los ensayos, generalmente breves y que en general se han resuelto sin apenas tratamiento. Partiendo de esto, la Agencia Europea del Medicamento (EMA) ha hecho un análisis del riesgo-beneficio en menores de 12 años en el que compara los casos, hospitalización y fallecimientos por COVID evitados con la vacuna con los riesgos de miocarditis. Su conclusión es que vacunarles es favorable en todos los escenarios, pero, sobre todo, en los de incidencia elevada.

La Asociación Española de Pediatría, que ha publicado un posicionamiento en el que recomienda la vacuna apunta a que las posibilidades de sufrir uno de estos episodios adversos “disminuyen con la edad de los niños” –la mayoría se ha producido en hombres mayores de 16 años–, lo que sumado a que la cantidad de dosis para la vacuna pediátrica es inferior “es muy probable que el riesgo de esta complicación sea mucho menor que en adolescentes”.

¿Cuál es su nivel de contagios?

Actualmente son el grupo de población que lidera los contagios, como se puede ver en el gráfico.



¿Cómo se hará?

Según ha avanzado la ministra de Sanidad, Carolina Darias, serán las comunidades autónomas las encargadas de establecer “la modalidad” de la vacunación. Algunas como Murcia ya han señalado que se llevará a cabo en los llamados 'vacunódromos', algo que también baraja Galicia, pero la mayoría están ultimando ahora los detalles del plan.

¿Hay países en los que ya se está vacunando a niños y niñas?

En Estados Unidos, Canadá, China o Israel han comenzado a inmunizar a los menores de 12 años con Pfizer. Chile, pionero en la vacunación pediátrica, hace semanas que comenzó la administración del fármaco chino Sinovac. En Europa algunos como Alemania o Francia ya han decidido que lo harán cuando lleguen las dosis.

¿Cuál ha sido el debate?

La cuestión es que, a medida que la edad decrece, también son menores las posibilidades de enfermar gravemente de COVID-19 y fallecer. Los niños y niñas no sufren las consecuencias del coronavirus de igual manera que los adultos, por lo que el balance riesgo-beneficio es diferente. Los efectos adversos de las vacunas son extremadamente infrecuentes, pero no son cero. Tampoco son inexistentes las posibilidades de que los menores sufran una COVID severa, pero son muy raras y la mayoría ocurren en menores que tienen patologías previas.

Para evaluar la decisión, a esto hay que sumarle también el papel que juegan en el control de la transmisión. De acuerdo con el repaso que han hecho pediatras de una decena de hospitales y redes de investigación españolas publicada en la revista de la Asociación Española de Pediatría (AEP), los menores no son grandes contagiadores de la COVID: “Raramente originan sucesos de supercontagio y parecen ser menos infecciosos que los adultos”. Sin embargo, actualmente lideran la incidencia de la sexta ola.

¿Qué razones da Sanidad?

El objetivo por el que la Comisión de Salud Pública apuesta por extender la vacunación es “disminuir la carga de enfermedad” en esta franja de edad “y la transmisión en el entorno familiar, los centros educativos y la comunidad”. Cree, además, que puede proteger “no solo de la enfermedad en su faceta aguda”, sino también “ante posibles afecciones a futuro y frente al síndrome de la COVID persistente”.

¿Qué piensan los expertos?

“El balance riesgo-beneficio es diferente que en los adultos, pero es claramente favorable”, señala Francisco Álvarez, coordinador del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría. Entre las razones: “la vacuna ha sido autorizada, necesitamos a los niños para conseguir la inmunidad de rebaño y para disminuir la circulación del virus y la enfermedad es leve en ellos, pero los riesgos no son cero. ¿Por qué vamos a correrlos si tenemos un producto seguro y eficaz?”, se pregunta. Existe, además, otro motivo: la necesidad de “normalizar” su vida escolar, que sigue sujeta a restricciones, y fomentar con ello su “bienestar psicoemocional”.

Buena parte de las voces expertas se decantan por la vacunación pediátrica debido al nivel de incidencia de contagios actual, con la sexta ola en alza. Quique Bassat, epidemiólogo y pediatra del Instituto de Salud Global de Barcelona, piensa que la decisión debe estar condicionada por el momento epidemiológico, y ahora cree que “si no vacunamos a los niños, nos costará más enderezar la curva”. Al igual que otros especialistas, hace unos meses “creía que debía ser una opción de cada familia y no tanto una recomendación de salud pública a nivel masivo”, pero ahora “es diferente; la incidencia crece ininterrumpidamente, los niños protagonizan nuevas infecciones y hay evidencias de algún brote en escuelas”.

¿Será clave para controlar la transmisión?

El pediatra y epidemiólogo apunta a que “sigue siendo poco urgente vacunarles para protegerles”, pero “la cosa cambia a nivel colectivo”. Y más aún “ante el potencial riesgo de nuevas variantes más infecciosas, no podemos confiar en que son poco contagiadores y van a transmitir poco porque ahora mismo la realidad nos está diciendo que lideran las nuevas infecciones, algo que no había pasado”.

El Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC), que emitió un documento técnico al respecto la semana pasada, también señala este punto y asegura que los datos indican que la vacunación infantil “podría reducir la transmisión en toda la población”. Un impacto que será más pronunciado en aquellos países que, como España, tienen grandes niveles de aceptación vacunal. Con todo, el ECDC insiste en que “la principal prioridad” para controlar la pandemia debe seguir siendo incrementar la tasa de vacunación general.

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