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Los rebrotes en la industria cárnica aragonesa destapan la precariedad laboral de un sector bajo sospecha

Instalaciones de la empresa Litera Meat en Binéfar (Huesca).

Miguel Barluenga / Miguel Barluenga

Huesca —

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Los rebrotes de coronavirus detectados en empresas cárnicas como las de Binéfar (Huesca) o del mismo modo que ha sucedido en Alemania esconden bajo su superficie una situación de precariedad laboral que ya ha sido denunciada por sindicatos y entidades sociales. Un problema global, con unas pautas comunes que sirven como caldo de cultivo para la propagación del virus según alertan varios estudios. El hacinamiento del personal en sitios cerrados donde resulta imposible mantener las distancias de seguridad revela asimismo las condiciones vitales de unos empleados en su mayoría migrantes, que comparten vivienda y medios de transporte para llegar a estos macromataderos.

Los dos situados en la localidad oscense, Litera Meat y Fribín, superan los 1.500 trabajadores. Habitan estos en las comarcas circundantes y también en la vecina provincia de Lleida, lo que hizo saltar las alarmas ya cuando se detectó el primer brote en el mes de abril. El caso germano, con cientos de casos de COVID-19 en mataderos industriales, sirve de espejo a la situación en España. Los síntomas son comunes. En el país centroeuropeo el uso de subcontratas está muy extendido para esquivar la legislación de la UE y la pandemia ha levantado la alfombra de estas contradicciones.

“Estamos emitiendo directrices, hacemos un llamamiento a los estados miembros para que desarrollen y refuercen los controles porque lo que ocurre allí no está en conformidad ni con la legislación social europea ni con las leyes laborales sociales nacionales. Y sabes que cuando no hay control, hay cierta libertad para tratar a la gente de una manera que no es decente”, declaró a Euro News el comisario de Trabajo y Asuntos Sociales de la UE, Nicolas Schmit. El fin de estas subcontratas reside en sumar beneficios y reducir costes de mano de obra. Con sueldos tan reducidos que llevan a los trabajadores a requerir viviendas comunales, pequeñas y, a menudo, con malas condiciones de salubridad.

En estos centros de trabajo, de Alemania a Francia y de Estados Unidos a Australia, se focalizan pautas comunes. Al margen de los vínculos entre los salarios bajos y el problema de la vivienda, se trata de mano de obra procedente del norte de África y de países del Este con contratos temporales; o lo que es lo mismo, que necesitan trabajar muchas horas en un corto periodo de tiempo antes de regresar a sus países de origen. Ese elevado número de trabajadores ejerciendo su labor al tiempo en un mismo espacio, además en un sector en el que prima la actividad manual con bajas temperaturas y humedad que provocan que el coronavirus permanezca más tiempo flotando en el ambiente.

Un equipo de investigadores canadienses y británicos que cita el diario alemán Der Spiegel apunta en esta misma dirección. La temperatura a la que se enfría la carne, inferior a doce grados, el sudor de los trabajadores o incluso el hecho de que tengan que gritarse a causa del ruido ambiental son algunos de los factores que se enumeran. Y un solo contagio puede desencadenar muchos más.

El pasado mes de mayo Litera Meat, junto con el Gobierno de Aragón, efectuó 931 test rápidos serológicos con un balance de 171 positivos. Tras estos resultados la empresa realizó nuevas analíticas que redujeron estos resultados a solo 13. En Fribín se concluyó que 25 de sus trabajadores se habían contagiado de coronavirus.

Más de 80 asociaciones de Aragón y Catalunya han exigido “soluciones ciertas, urgentes y eficaces para las comarcas de La Litera y el Bajo y Medio Cinca y sus gentes. Es imprescindible investigar las causas de contagio y su alcance, depurar responsabilidades y que quienes resulten responsables reparen todo el daño causado a las víctimas, sus familias y al conjunto de la población”.

También piden el “cierre temporal inmediato de los mataderos de Binéfar, convertidos en el principal foco de COVID-19 de la zona. Mantenerlos abiertos es poner en peligro al conjunto de la población de todos los municipios de la comarca”. Este cierre “deberá hacerse garantizando ayudas públicas a las personas que trabajan en ellos y a las explotaciones ganaderas, con la readmisión de todas las personas que han sido despedidas durante el estado de alarma en el matadero Litera Meat”.

En Alemania, el Gobierno ha prohibido el uso de contratos temporales en el sector a partir de enero de 2021. Los mataderos deberán instalar detectores de huella digital para asegurar de que se cumplen estrictamente los horarios legales de trabajo. La Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España (Anice) ha destacado en cambio el “estricto cumplimiento” de las medidas de seguridad e higiene de la industria durante la crisis sanitaria. La patronal ha querido poner en valor que “las empresas desde el inicio de la pandemia han trabajado para garantizar el abastecimiento de la población y se ha cuidado la integridad y seguridad de los trabajadores”.

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