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Verónica Carmona, madre soltera por elección: “Un niño no necesita de un modelo de familia estándar para ser feliz”

Verónica y su hijo Gonzalo

Naiare Rodríguez Pérez

24 de diciembre de 2021 22:56 h

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La ruptura con los cánones de familia estándar es todavía un tema tabú en la sociedad. En cambio, ser madre soltera por elección es una opción que contemplan más de medio centenar de mujeres en Aragón cada año de manera voluntaria. Muchas de ellas, si llegado el momento en el que sienten que quieren tener hijos no tienen pareja, acuden a centros de reproducción asistida para comenzar con el proceso, que no siempre sale positivo a la primera.

Verónica Carmona Vera, una zaragozana de 33 años que ejerce de técnico en Cuidados de Enfermería, llevó a cabo este tratamiento a principios de 2019. Aun así, su deseo de ser madre, que no se veía influenciado por tener pareja o no, empezó cuando ella tenía 23 años y es que, según explica, decidió que, en el momento en el que lo desease y pudiera permitírselo económicamente, “sería madre en solitario”.

“Hace diez años decidí que, si quería ser madre, lo sería. Pero en 2016 mi vida dio un giro de 180 grados positivamente, ya que, aunque desde pequeña he tenido problemas de salud, me repetí que la enfermedad que padecía no podría conmigo y debía tomar las riendas de mi vida”, asegura Carmona sobre el Síndrome Ehlers Danlos, que es un trastorno hereditario en el que los vasos sanguíneos se dañan fácilmente.

Hasta la llegada de Gonzalo, que es su hijo de año y medio, hubo un sinfín de búsquedas de la clínica y de pruebas. En mayo de 2019, tuvo la primera inseminación artificial (IA), la cual fue negativa. Tras dejar un mes de reposo, en julio se realizó la segunda, que la llevó a vivir un embarazo “inmejorable” y en el que su familia y amigos no la dejaron sola lejos de aquellos que sí “se aventuraron a juzgar”. 

En este período de pruebas, Verónica tuvo que pasar por analíticas completas, pruebas de permeabilidad de las trompas y ecografías que determinarían el tipo de tratamiento adaptado a su caso. Una vez elegida la IA, tuvo que acudir diariamente a la clínica desde el segundo día de su período para pincharse hormonas que confirmaran el crecimiento de los folículos. Cuando consideran que existe uno maduro, las mujeres que inician este proceso deben pincharse otro tratamiento para hacer descender el óvulo por las trompas 36 horas antes de la inseminación, que no lleva más allá de diez minutos.

Las leyes españolas impiden hacer una elección “a la carta” del donante, pero sí se tienen en cuenta similitudes físicas con la madre. Normalmente, los profesionales recomiendan la inseminación artificial a partir de los 38 años, pero no se rechaza en otros casos porque hay que conocer la fertilidad de esa mujer antes de recurrir a la fecundación in vitro, en donde se unen el espermatozoide y el óvulo previamente en laboratorio.

Una vez terminado todo el proceso, nacido su hijo y habiéndose adaptado a su nueva realidad en medio de la crisis sanitaria de la Covid-19, Verónica Carmona tuvo que priorizar el cuidado, mientras sí existían personas que la molestaban por el hecho de haber sido madre soltera y de no comprender este tipo de familias, que “son alternativas e igual de válidas”.

“Me preguntaban si echaba en falta a un hombre y me decían que era egoísta por haberle privado de un padre a Gonzalo. También me cuestionaron su educación ya que, según ven, al no haber un hombre en nuestra familia, él va a ser un niño con problemas en el futuro”, asiente Carmona, quien despeja todas sus dudas cuando mira la sonrisa de su hijo y se reitera “que un niño no necesita de un modelo de familia estándar para ser feliz o tener una estabilidad emocional”.

Otras de las cuestiones que surgen y que ella recalca es la explicación del tipo de familia que tienen ambos, a lo que ella asegura que “si se trata con naturalidad desde que nacen no hace falta una mayor explicación” a pesar de haberle escrito un libro a su hijo con la historia y haberle hecho un álbum de fotografías y textos explicativos. Todo ello se suma a los múltiples cuentos que tienen en su casa y que hablan sobre el proceso de una IA, de niños que solo tienen un progenitor y de distintos tipos de familias, como es el caso del libro ‘El abecedario de las familias’, que leen “muy a menudo”.

Para ella, la familia es “ese lugar en el mundo donde te debes sentir protegido, respetado, lleno de amor y donde debes encontrar la paz independientemente de los integrantes”, algo que no va acorde a los modelos tradicionales y a lo que ella señala que “existen tantos tipos de familia como personas en el mundo” a pesar de que existan personas que las rechacen o no las contemplen todavía. “Todos son igual de válidos, mientras la base de esa familia sea el amor y el respeto”.

“Mi familia es la más bonita del mundo vista desde mis ojos. Mi hijo y yo hacemos un tándem perfecto. Somos las dos piezas de un puzle que encajan a la perfección, pero además de nosotros también se completa mi familia con mis padres con los que vivimos y mi hermana, que está casada y tiene un niño y una niña”, comparte.

Reconocimiento de derechos y libertades como estructura familiar alternativa

En el ámbito de reconocimientos, derechos y garantías, Verónica Carmona afirma que “queda mucho por hacer”. Aun así, existen asociaciones como AMASOL (Asociación de Madres Solas), la cual es la única entidad en Aragón especializada en el trabajo integral con familias monomarentales y monoparentales que suman los más de 2.500 socios inscritos y cuyo objetivo, según su página web, es “apoyar y empoderar a familias de este tipo en todo aquello que concierne a su desarrollo integral promoviendo la defensa de sus derechos y libertades como estructura familia”.

Asimismo, en el mes de noviembre y en otro ámbito, una jueza reconoció en Zaragoza el derecho a disfrutar de 10 semanas más de maternidad en el caso de ser una madre sola. El fallo, aunque puede ser recurrido ante el Tribunal Superior de Justicia de Aragón, se suma a otras dos sentencias de la comunidad respecto a este permiso.

Además, en esta comunidad, existe un carné monoparental que han solicitado más de 500 familias hasta ahora, a pesar de que, según afirma rotundamente Carmona, “sirve para muy pocas cosas todavía”. Al final, desde el Gobierno de Aragón, se entiende como familia monoparental la formada por una única persona progenitora y los hijos o hijas a su cargo, siempre que sea la única sustentadora de la familia y no conviva con su cónyuge, ni con otra persona con la que mantenga una relación análoga a la conyugal.

La persona que encabeza la unidad familiar debe estar empadronada en la comunidad con un período mínimo de doce meses ininterrumpidos e inmediatamente anteriores a la fecha de presentación de la solicitud para el reconocimiento de familia monoparental, que se dividen en categoría general cuando solo hay un único hijo y especial cuando son dos o más o en función de los ingresos o posibles discapacidades.

Todavía queda un largo camino por recorrer en el reconocimiento de estas estructuras familiares que se alejan a los estándares tradicionales. Mientras, para Verónica Carmona, en nombre de muchas otras mujeres que han decidido ser madres solteras por elección, su hijo “ha sido un regalo que esperaba con muchas ganas” y que “le da sentido a la vida” desde el primer momento en el que supo que elegiría esta posibilidad y aprovecharía esta oportunidad a pesar de alejarse de aquello “que todavía está marcado y estipulado” en la sociedad.

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