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Los cinco monumentos naturales de Aragón

Nacimiento del río Pitarque. Foto: Turismo Maestrazgo

ElDiarioAragón / ElDiarioAragón

Zaragoza —

Sierras, ríos, glaciares, bosques, humedales… Aragón es una comunidad con una gran diversidad paisajística, en la que espacios tan conocidos como el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, conviven con pequeñas joyas que suelen pasar desapercibidas, por ejemplo, los monumentos naturales.

Cuatro de los cinco monumentos naturales que hay en Aragón se encuentran en la comarca más despoblada de la comunidad, el Maestrazgo turolense, con una densidad de población de poco más de tres habitantes por kilómetro cuadrado.

Uno de los monumentos son las Grutas de Cristal de Molinos, que fueron descubiertas en 1961. Están formadas por varias salas y galerías subterráneas, que se han creado a lo largo de los siglos a través de la disolución de la roca caliza. Además, acogen en sus rincones a una gran variedad de murciélagos, algunos de ellos en peligro de extinción, como los murciélagos grandes de herradura.

En algo más de media hora en coche desde las Grutas de Molinos se llega a Castellote, en cuyo término municipal se encuentra el monumento natural del Puente de Fonseca. Para llegar hasta esta pasarela natural, que ha creado el río Guadalope, hay que recorrer un sendero sencillo y de una hora y media de duración.

Una de las curiosidades del puente es que en su entorno hay un pequeño microclima, que facilita la presencia de especies como el culantrillo de pozo, un helecho que normalmente solo se encuentra en zonas de sombra y pozos; o el cangrejo de río.

Sigue el viaje por el Maestrazgo para hacer una parada en Villarluengo, donde se encuentran los Órganos de Montoro. Un monumento natural que se extiende por 188 hectáreas, y que también ocupa parte del término municipal de Ejulve, en la Comarca de Andorra-Sierra de Arcos. Esta formación caliza data de la Edad Cretácica. Es decir, que tiene entre 145 y 66 millones de años.

La última parada tiene lugar en Pitarque, donde nace el río homónimo. En este caso, también hay que hacer una ruta para llegar hasta al monumento natural. Un sendero de baja dificultad, pero algo más largo (dos horas y media) que el del Puente de Fonseca.

El nacimiento del río y sus primeros kilómetros de recorrido están plagados de pozas y saltos de agua. Elementos que han creado un cañón en el que se pueden ver especies como buitres, águilas o halcones.

Glaciares 

Una vez finalizado el recorrido por el Maestrazgo, es el momento de trasladarse hasta la provincia de Huesca para llegar a los Pirineos. A lo largo de 90 kilómetros, las cumbres pirenaicas todavía esconden placas de hielo que son restos de la era glaciar. Una era en la que se formaron circos y valles.

Llegar hasta los glaciares es muy complicado, por lo que estas formaciones no se han visto modificadas por el hombre. De ahí la importancia de este monumento natural para científicos y expertos que buscan respuestas en estas zonas sobre la evolución del clima.

Algunos de los últimos glaciares de la Península Ibérica se encuentran en macizos como el de Balaitus, el de Infierno, el de Posets, el de Monte Perdido o el de Maladeta.

De camino al sexto

Los Mallos de Riglos, Agüero y Peña Rueba están en trámites para formar parte del listado de monumentos naturales de Aragón. Estas formaciones se encuentran en los términos municipales de Peñas de Riglos y Agüero, en la provincia de Huesca, y de Murillo de Gállego, en la de Zaragoza.

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