Arsenio Escolar es periodista y escritor. Con sus 'Crónicas lingüísticas del poder' –información, análisis y opinión de primera mano–, entrará semanalmente en elDiario.es en los detalles del poder político, económico, social... y de sus protagonistas. Con especial atención al lenguaje y al léxico de la política.
Ayuda material y emocional para La Palma
“Ya no tengo ni casa ni trabajo...”, balbuceaba días atrás, al borde del llanto y ante las cámaras de televisión, una mujer de mediana edad, víctima del volcán de La Palma. Y después, ya sin poder sujetar las lágrimas: “Ni casa ni trabajo... ni una sola foto de mis hijos cuando eran pequeños”.
Con su erupción del pasado 19 de septiembre y sus interminables ríos de lava posteriores, el Cumbre Vieja ha causado unos enormes daños materiales –ya lleva cerca de 600 edificios destruidos y sepultados, la mayor parte de ellos casas habitadas; más de 200 hectáreas calcinadas; cultivos de plataneras o de vides arrasadas...– y ha causado también unos daños emocionales inmensos, estos irreparables.
A los capitales tradicionales de que dispone cada persona (el capital económico –en dinero o en bienes de todo tipo–, el capital cultural –la formación y la experiencia acumulada– y el capital social –las relaciones, los contactos, la agenda–, habría que añadirle también el capital emocional, tan importante como aquellos y probablemente el más difícil de medir y reparar y al mismo tiempo el insustituible, el más personal, el más humano. Se tardará más o menos tiempo, pero, gracias a las ayudas públicas y a la solidaridad que su desgracia ha desencadenado en toda España, las víctimas del volcán volverán a tener una casa y un empleo. Lo que es más difícil que recuperen son los recuerdos, las emociones, las vivencias personales vinculadas directamente a la casa que también se ha llevado la lava. No solo las fotos familiares, también muchas otras imágenes grabadas solo en la memoria y relacionadas con una pared, un techo, una lámpara, una mesa, un jardín, una cama...
La unidad, sintonía y coordinación de las administraciones públicas es una de las pocas cosas positivas que ha dejado el volcán. Y mira que era difícil, porque en los distintos niveles de las administraciones públicas que han intervenido participan multitud de siglas partidarias, entre ellas algunas que en otros territorios y circunstancias se muestran incompatibles. El Paso, uno de los municipios más afectados, tiene alcalde de Coalición Canaria. Los Llanos de Aridane, alcaldesa del PP. Tazacorte, de Nueva Canarias. La presidencia del Cabildo Insular de La Palma está en manos del PP, que la logró con el apoyo del PSOE. El Gobierno autonómico canario lo dirige el PSOE en coalición con otras formaciones a su izquierda: Sí Podemos, Nueva Canarias y la Agrupación Socialista Gomera. En el Gobierno de España, como es sabido, hay dos socios: uno mayoritario, el PSOE, y otro minoritario, Unidas Podemos.
La evacuación de la población, el control de las coladas, las distintas operaciones logísticas y de asistencia se han llevado a cabo con celeridad y orden ejemplares. No ha habido que lamentar daños personales. También gracias a la ciencia, que desde antes de la erupción venía advirtiendo de lo que podía ocurrir, asimismo con un alto grado de acierto. Las ayudas, los equipamientos, el apoyo a los damnificados deberían ser también rápidos y eficaces, y no deberían atascarse en enredos burocráticos cuando los focos de los medios y la atención pública general se alejen de La Palma. Y deberían incluir apoyos psicológicos para esos miles de palmeros que han perdido también buena parte del capital emocional de toda su vida.
Sobre este blog
Arsenio Escolar es periodista y escritor. Con sus 'Crónicas lingüísticas del poder' –información, análisis y opinión de primera mano–, entrará semanalmente en elDiario.es en los detalles del poder político, económico, social... y de sus protagonistas. Con especial atención al lenguaje y al léxico de la política.
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