Asun Cámara, experta forestal: “El fuego fue la herramienta ancestral de control del matorral, es cultura ganadera”
Una buena gestión forestal preventiva, la aplicación de medidas fiscales más favorables dirigidas a los propietarios que viven en zonas rurales e incentivar a los jóvenes para que permanezcan en estos territorios y evitar así la despoblación son algunas de las sugerencias que defiende la experta forestal Asun Cámara Obregón para la prevención de los incendios. Sus medidas van encaminadas a mejorar el cuidado de nuestros bosques y mitigar en lo posible los daños que ocasionan los fuegos, especialmente en esta época estival que habitualmente suele ser más propensa a su propagación por los distintos puntos de la geografía española.
Asun Cámara Obregón es profesora de la Universidad de Oviedo y una de las mayores expertas en el sector forestal español. Además, esta ingeniera de Montes es la vicepresidenta de la Sociedad Española de Ciencias Forestales, que la semana pasada celebró en Gijón su noveno congreso forestal español. El congreso reúne cada cuatro años durante una semana a investigadores, personal técnico, propietarios y profesionales de la gestión forestal y de su industria.
Los expertos analizaron cómo los bosques pueden ayudarnos a enfrentar los desafíos actuales como el cambio climático, los incendios y la pérdida de biodiversidad, entre otros.
El origen del fuego
El eterno conflicto que enfrenta muchas veces a la Fiscalía, a los ecologistas, a los ganaderos, a los cuerpos y fuerzas de seguridad y a los distintos expertos en esta materia sobre el origen y las causas de los incendios que se declaran en el monte no es un tema exclusivo del noroeste de España y no lo ha eludido Asun Cámara en la conversación que ha mantenido con elDiario.es Asturias.
“El fuego ha sido una herramienta ancestral para controlar la invasión del matorral y es algo que está en la cultura ganadera. Lamentablemente lo que ocurre es que tenemos una población rural cada vez más envejecida, que es otro de los grandes problemas, ya que hay un abandono rural brutal”, explica.
Antes se quemaba en entornos donde había mucha menos materia, mucha menos biomasa y el riesgo de incendios era muchísimo menor porque “había menos que quemar”, recalca.
“Yo no hablo de si son incendios provocados o no –puntualiza la ingeniera de Montes– me refiero, en general, a que ese tipo de acciones es tremendamente arriesgada y peligrosa y en circunstancias puntuales como, por ejemplo, un viento del sur fuerte y un tiempo muy seco, se va de las manos y se provocan problemas tan graves como los que tuvimos hace dos años”, añade.
Si a estos factores se le suma el abandono y además que hay una progresión del bosque en zonas que antes eran pastizal, así como que la ordenación del territorio se ha convertido en una masa boscosa de manera continua, donde el fuego encuentra mucho combustible para ir progresando, entonces el cóctel es tan enorme que nos encontramos con “un grandísimo problema”, subraya.
Frenar la despoblación
Asun Cámara opina que la mejor forma de evitarlo es, por un lado, a través de una gestión forestal preventiva, y, por otro, en la importancia de localizar a los propietarios e intentar incentivar la actividad forestal en esos territorios donde están completamente abandonados.
“El problema es que aún no hemos encontrado la tecla que hay que tocar para activar estos procesos. Hay que tener en cuenta –dice– que los procesos de la naturaleza son muy lentos y los procesos forestales que la acompañan igual. Entonces nosotros no encajamos en un periodo electoral. No somos una fuente de votos interesante”, lamenta.
Bajo su prisma, se requiere mucha presión social y que la sociedad sea consciente de que “cortar un árbol no es malo si hay planificación y gestión forestal porque se está utilizando un recurso completamente sostenible y esa es la apuesta que hay”.
El cambio climático
La lucha contra el cambio climático es otra de sus prioridades. Asun Cámara cree que todos y cada uno de nosotros podemos hacer mucho en este terreno.
“La lucha contra el cambio climático empieza con la conciencia individual de cada persona en su casa con el reciclaje, la compra de productos certificados, el consumo de productos ecológicos, de origen natural, de cercanía, y otra vía es intentar sustituir elementos plásticos por madera”, sostiene.
Esa conciencia individual es fundamental porque contribuye a mantener la actividad del sector y, a partir de ahí, todo nos viene derivado de las políticas que nos gobiernan y la relevancia de que fomenten ese tipo de consumos.
“En el sector forestal somos muy conscientes de lo que tenemos, pero industrias que están emitiendo un elevado número de toneladas de CO2 a la atmósfera, tendrían que tener la conciencia de que deben contrarrestar ese efecto invirtiendo en proyectos forestales”, ilustra.
“No es la cabaña del tío Tom”
Otra vía es recurrir con más frecuencia a la construcción en madera porque este material retiene CO₂: “Ahora hay un nivel increíble de construcciones en madera. No es la típica 'cabaña del tío Tom'. Ahora te montan una casa con paneles laminados, que ni percibes que está hecha de madera siquiera”, expone.
Para esta ingeniera de Montes, es importante que las propias administraciones sean las que den ejemplo para que luego se imite con iniciativas empresariales y pueda llegar incluso al individuo, a la sociedad, para imitar esas acciones.
Necesidad de inversiones
No obstante, reconoce que este es un camino largo, si bien está convencida de que se ha avanzado mucho en los últimos años y ahora la gente ya percibe más el bosque como “una fuente de beneficios” y lo identifica como “un elemento clave” en la lucha contra el cambio climático.
“Eso se consigue gracias a la gestión forestal y para que haya gestión, se necesita inversión. Puede venir de fondos públicos o privados de estas industrias contaminantes que también pueden sumarse al carro disminuyendo su huella de carbono y apoyando al sector de manera indirecta, entre otras mil cosas”, afirma.
El caso de la Dana de Valencia
Otro ejemplo del cambio climático se refleja en Valencia, donde la falta de previsión del Gobierno de Carlos Mazón y la tardanza en alertar a la población de la llegada de la dana del 29 de octubre pasado dejó un balance de más de 228 muertos y cuantiosos daños materiales.
Asun Cámara avisa de antemano que ella en el tema político y en las controversias que surgen entre los distintos partidos políticos sobre las posibles responsabilidades no entra, ni opina, ni valora.
Una declaración de intenciones que no es óbice para que comente que en España, hace mucho tiempo, había una política de restauración hidrológica forestal “muy potente” en la que han trabajado ingenieros forestales y de Montes durante más de un siglo y que paulatinamente ha ido teniendo menor impacto en las distintas comunidades autónomas.
La razón, a su juicio, es que el sector forestal y las administraciones forestales dentro de los gobiernos regionales y nacional, con todas las derivadas normativas que hay, al final “tienen poca relevancia”.
Un menor impacto de la desgracia
“Hoy el presupuesto suele ser insignificante en comparación con el que pueden tener otras consejerías y al final los recursos son muy pocos o muy escasos y tienes que distribuirlos. Lo que verdaderamente es prioritario es en el año en curso. Y no estás pensando muchas veces en lo que te puede venir”, advierte.
“Muchas veces en las administraciones se van casi apagando fuegos porque es lo que te está pidiendo el día a día. Y luego es indudable que es algo excepcional. Si hubiera habido una correcta restauración hidrológica de las cuencas vertientes de estos ríos en el debate probablemente el impacto hubiera sido menor, pero hubiera habido una desgracia igual. Esto es indudable, aunque nosotros no entramos en las peleas políticas”, certifica.
Asun Cámara se remite a un informe del Colegio de Ingenieros de Montes que remarcaba la necesidad de intervenir en estas restauraciones hidrológico forestal con más conciencia y precisamente para intentar minimizar este tipo de catástrofes, dando por hecho que esas restauraciones no se están haciendo. “En algunos sitios puede que sí, pero de manera general se pone de manifiesto que la política hidrológica forestal ha ido decreciendo de una manera alarmante en los últimos 25 años”, asevera la experta forestal.
La labor de 'Juntos por los Bosques'
Entre sus numerosas actividades profesionales, Asun Cámara coordina la Plataforma “Juntos por los Bosques” que aglutina a asociaciones, federaciones, confederaciones de entidades, consultoras, empresas de obra, organizaciones certificadoras que son las que garantizan toda la trazabilidad de la gestión forestal como gestión sostenible, incluso de la trazabilidad de la fabricación de los productos que proceden del bosque, y también forma parte de ella la Sociedad Española de Ciencias Forestales, de la que es vicepresidenta.
“Somos un interlocutor que lo que intenta es dar conciencia y trasladar a las administraciones el peso que tiene. No hablo exclusivamente del tema económico puro y duro –manifiesta– ya que hay otro tipo de economías que van asociadas al bienestar de los bosques, como es el cambio climático o la salud. Es decir, ahí hay una serie de servicios indirectos que son esenciales como el tema de los incendios, las plagas o la fauna, por ejemplo”.
El escaso compromiso de los políticos
Su plataforma ha presentado a los distintos partidos políticos una alianza con Greenpeace y con WWF sobre la fiscalidad de la propiedad forestal, donde forestales y ecologistas, después de un montón de años de trabajo que parecían estar condenados a no entenderse, han llegado finalmente a un acuerdo en el que reconocen que es imprescindible implementar esas medidas para la propiedad.
“Nos hemos reunido con representantes de partidos políticos porque queremos presentarlo en el Congreso de los Diputados, pero nadie nos acaba de llamar y esto desespera”, ratifica. Unos contactos, tanto con partidos de izquierda, como de derecha y nacionalistas que, aparte de escucharles, no se han comprometido formalmente a ninguna acción.
“Estamos desamparados”
“Te dicen 'sí, sí, claro, está muy bien'. Todo el mundo le ve interés, pero luego intentamos tramitar esa presentación en el Congreso de los Diputados y no nos responden a nuestras cartas ni a nuestras peticiones y es un poco desesperante porque al final no somos nada para ellos”, se queja.
“Todo el mundo se llena la boca del medio ambiente, de la necesidad de combatir el cambio climático, la salud de los bosques. Pero es que, al final, estamos completamente desamparados. Es una carrera de fondo –relata–. No somos un sector que tengamos un impacto enorme en el Producto Interior Bruto (PIB). Si fuéramos a lo mejor otro sector, como por ejemplo el eléctrico, no tendríamos estos problemas. Y la realidad es que te escuchan mucho menos porque nuestra capacidad de presión es muy pequeña”.
Las alianzas
Este año, el congreso llevaba como lema “La inteligencia forestal, impulsora de alianzas en los territorios”. Un eslogan que se ajusta perfectamente a los planteamientos de Asun Cámara, quien se muestra partidaria de las alianzas porque considera que es necesario juntar a los propietarios y darles fórmulas en las que se sientan seguros.
“Si no tienes una gobernanza adecuada de la propiedad es imposible que el sector y la sociedad progresen, porque al final estás pidiendo recursos sostenibles renovables. Estamos apostando por la bioeconomía. Todo el mundo entiende ya que los bosques tienen un papel fundamental en la mitigación del cambio climático. Y, sin embargo, el 75 por ciento de la propiedad que es privada está en unas condiciones normativas muy mejorables”, incide.
Una nueva fiscalidad
Aunque deja claro que ella no es fiscalista, sí estima que los propietarios forestales deben obtener mayores incentivos fiscales ante la situación “sangrante” a la que se enfrentan actualmente.
“Esto se entiende mejor con un ejemplo. Un propietario forestal lleva invirtiendo dinero para gestionar su bosque 30 años, pero no tiene unos ingresos económicos hasta el mismo año que corta y vende la madera; por lo que la retención de impuestos que tiene se hace calculando como si esos ingresos se hubieran generado en ese único año cuando ha habido una inversión detrás de 30 años”, ilustra para que se entienda mejor.
En el Congreso, cuando se trabajó con el tema del lema, se hablaba de alianzas en el sector forestal, en toda la cadena de valor, desde la propiedad hasta la industria y la puesta en el mercado de los productos.
Pero también se hablaba de otro tipo de alianzas más transversales como el entendimiento de la conservación y la gestión, es decir, romper un poco con ese paradigma de que conservar es no tocar la naturaleza.
La compleja normativa europea
Aunque la gestión forestal está transferida a las comunidades autónomas, Asun Cámara indica que dependen de la normativa nacional, que es la que adapta la normativa europea. Y ésta es compleja y tiene el hándicap de que se aplica una normativa igual a países muy diferentes.
“No podemos comparar lo que ocurre en los países nórdicos con lo que ocurre en España y eso muchas veces chirría y genera problemas importantes”, apunta.
La tecnología
Otro de los temas clave que se abordaron en el congreso fue la utilización de la tecnología: “Antes nos basamos en conocer, por ejemplo, cuánta madera tenemos, cuánto carbono tenemos acumulado, qué especies tenemos, cómo es la estructura de ese bosque y hacer una predicción de lo que tenemos en el terreno para poder luego planificar y en función de lo que tenemos y de los objetivos que perseguimos”, señala la ingeniera de Montes.
Comenta que todo eso se hacía en inventarios que eran costosísimos y precisaban mucho personal para realizarlo porque llevaba muchísimo tiempo.
Herramientas digitales
“Ahora eso lo estamos supliendo con la utilización de herramientas digitales como pueden ser los satélites, como puede ser los drones o por ejemplo los vuelos Lidar que es otro tipo de sensor remoto menos conocido, pero que suele ir en aviones y te dan una fotografía también de lo que hay en el territorio”, corrobora.
Con todas esas herramientas que se manejan en el sector forestal son capaces de hacer un diagnóstico que le vale luego al gestor para hacer su proyecto de gestión específico de un monte o de un conjunto de montes o hacer un diagnóstico del riesgo de incendios, de inundación, o de la capacidad de absorción de CO₂ que tiene ese monte en ese momento; unas herramientas que, según Asun Cámara, son “elementales ahora mismo”.
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