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En la 'zona cero' de los incendios de Asturias: “Son terroristas ambientales que nos están quemando”

Vivienda arrasada por las llamas en el suroccidente asturiano

Pilar Campo

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“Esta gentuza es terrorista medioambiental que nos está quemando Asturias”, asegura David Suárez Fuente, un vecino de la localidad de Trevías, en el concejo asturiano de Valdés, uno de los municipios más afectados por los incendios que asuelan desde este jueves el Principado de Asturias. La comunidad autónoma, conocida como “el Paraíso Natural”, está arrasada por los fuegos intencionados que ayer obligaron a cientos de vecinos de la zona occidental asturiana a abandonar corriendo sus casas huyendo de las llamas. “Nunca se vio algo igual. Era un horror”, comenta Manolo Rodríguez que se resigna al ver que, al menos, pudieron volver a sus casas en la aldea de Balsera.

Los vecinos han pasado en vilo una noche “infernal” y al amanecer han comprobado angustiados cómo los pirómanos han dejado tras de sí un rastro de daños medioambientales y cuantiosas pérdidas materiales, entre ellas varias casas quemadas.

Es la imagen de una Asturias en llamas que ya ha traspasado el Pajares. La escena no puede ser más desalentadora. Pueblos evacuados, vecinos desalojados de sus viviendas y refugiados en polideportivos y albergues, hospitales de campaña levantados y cientos de alumnos sin clases. Entre tanto, numerosos efectivos de los servicios de emergencias, con el refuerzo de helicópteros y unidades militares, trabajan sin descanso y a contrarreloj en una labor que cuenta con la colaboración de los vecinos y los mensajes de ánimo de miles de asturianos.

“Los incendios arrasan Valdés. Yo viví cómo el fuego entraba en Trevías. Anoche, la situación era aún peor porque varios vecinos perdieron sus casas. Se evacuaron varios pueblos mientras el fuego avanzaba desde Aristébano y Caborno hacia el Valle de Paredes”, relata David Suárez.

Del símbolo vaqueiro a la mirada al cielo

La cubierta de la Capilla de la Divina Pastora, en Aristébano, situada en la colina donde limitan los concejos de Valdés y Tineo, lugar de celebración de la Fiesta y boda de la Vaqueirada, también sufrió daños por el fuego. Las tallas se salvaron de las llamas, pero parte de la estructura resultó dañada. Esta capilla es uno de los principales símbolos de la cultura vaqueira y, salvo durante la etapa de la pandemia, se ha celebrado en ella una de sus principales tradiciones: la boda vaqueira.

Los vecinos miran al cielo. Quieren que llueva para que la situación vaya mejorando poco a poco, pero estos días en Asturias no cae ni una gota. Y el viento además no favorece la extinción, aunque lo prioritario en estos momentos para los equipos de emergencia es salvar vidas y después los bienes.

“Esto es una tragedia ambiental y personal para muchos de nosotros. ¿Qué paisaje nos va a quedar después de todo esto? Y lo peor de todo es que los incendios son intencionados”, lamenta este vecino de Trevías. David Suárez reclama el reconocimiento como zona catastrófica de los municipios asturianos de la zona occidental como Valdés, Tineo, Allande y Villayón, porque el fuego rodeó las casas y los vecinos que “pasaron mucho miedo”, ratifica, necesitan ayudas para reconstruir de nuevo sus vidas.

Los incendios también llegaron hasta Cadavéu, una parroquia del concejo valdesano situada a unos 18 kilómetros de su capital, L.luarca, que está dentro del Paisaje Protegido de la costa occidental asturiana y fue reconocido como “Pueblo Ejemplar de Asturias 2022”, enmarcado en los Premios Princesa de Asturias.

“Nunca se vio algo igual. Era un horror”

Los ganaderos son otro de los sectores más perjudicados y muchos de ellos lo primero que hicieron fue ir a salvar a sus animales. “Anoche había una señora que fue a soltar el ganado y las vacas tenían miedo a bajar porque estaban rodeados de llamas”, explica David Suárez.

En la aldea de Balsera, en la parroquia valdesana de Trevías, residen habitualmente “entre 7 y 8 vecinos”, señala Manolo Rodríguez Méndez. Todos ellos fueron desalojados de sus viviendas anoche. Él, su mujer y su hija se encuentran bien. Tuvieron que salir rápido de su casa a las ocho de la noche y pudieron regresar de nuevo en torno a las dos de la madrugada.

“Todos los vecinos nos juntamos para ayudar a los ganaderos que traían las cubas para refrescar con agua. Pasamos mucho miedo”, recuerda al rememorar las horas de incertidumbre hasta ver que todo había ya pasado. Las viviendas apenas sufrieron daños y tan sólo se vieron afectadas unas paneras.

“Las llamas se acercaban a una velocidad impresionante”

Azucena Rivas, gerente de la Casa Rural Mariluz, ubicada en la aldea de Mouruso, en la parroquia de Canero, fue desalojada junto a los clientes de este establecimiento de turismo rural. Este jueves fue para ellos “una noche larga y muy dura”.

En Canero también eran los ganaderos quienes realizaban las labores de refrigerio con cubas de agua mientras las llamas “se acercaban a una velocidad impresionante, porque los Bomberos estaban sofocando los incendios declarados en Luarca”, señala.

Siete de las nueve casas que hay en la aldea están habitadas y algunos de los vecinos se resistieron inicialmente a abandonarlas. Ella dedicó parte de la noche a responder a las numerosas llamadas telefónicas de clientes habituales procedentes de toda España y a aquellos que estos días tenían reservada su estancia para Semana Santa. A Azucena Rivas sólo le faltaban ayer, en el recuento, unos patos que confiaba que “pudieran haber salido volando”.

Un caso singular se daba en este pequeño pueblo valdesano. Esta mañana llegaba un nuevo vecino a la aldea. Y venía con un camión cargado con los muebles para instalarse. El paisaje ya no es el mismo. El monte está quemado. Unos “terroristas medioambientales” han cambiado su fisonomía. Esta vez la imagen traspasa el Pajares. 

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