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¿Es creíble el compromiso de Repsol de alcanzar cero emisiones netas en 2050?

Sede Repsol

Sara Acosta

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La petrolera española fue la primera en anunciar, a finales de 2019, su objetivo de alcanzar “cero emisiones netas” en 2050. Después le han seguido otras grandes del sector, generando un nuevo fenómeno.

Ahora bien, ¿puede realmente una empresa de petróleo, cuya actividad es quemar la energía fósil más contaminante, reducir drásticamente sus emisiones?

En primer lugar: ¿Qué quiere decir 'cero emisiones netas'?

Como describe el analista David Doherty, de la organización Bloomberg New Energy Finance, dedicada a la investigación de la transición energética: “Cero neto no significa cero”. Este es un término que se ha extendido en los últimos meses utilizado por empresas y gobiernos, pero sobre el que no existe aún una definición universalmente aceptada.

El analista Andie Stevens, director de la organización Carbon Trust, una consultora especializada en cómo alcanzar economías bajas en carbono, ha trazado el origen del término: “En junio de este año (en referencia a 2019), el Pacto Mundial de la ONU, We Mean Business Coalition y la iniciativa Science Based Targets (SBTi) lanzaron una llamada a la acción para que las empresas privadas alinearan sus objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) con la limitación del aumento de la temperatura mundial a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales, o de establecer una meta pública de llegar a las emisiones netas iguales a cero para el año 2050”.

Desde entonces, la palabra se ha extendido como la pólvora en los medios y entre académicos, pero curiosamente aún no existe una definición precisa ni, sobre todo, científicamente consensuada. Ese es precisamente el ejercicio que lanzó hace unos meses la iniciativa Science Based Targets, publicando un documento para el debate con una propuesta concreta para las empresas: “Alcanzar un estado en el que las actividades desarrolladas dentro de la cadena de valor de una empresa no causen ningún impacto neto en el clima debido a emisiones de gases de efecto invernadero. Este objetivo se logra mediante la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero de la cadena de valor, de acuerdo con las trayectorias de 1,5 °C, y al equilibrar el impacto de las emisiones de gases de efecto invernadero restantes con un número apropiado de compensaciones de carbono”.

Simplificando mucho, podría decirse que cero emisiones netas sería algo así como no emitir más de lo que los bosques son capaces de absorber de forma natural.

¿Qué significa entonces el compromiso de Repsol de alcanzar ‘cero emisiones netas’ en 2050?

Para calcular la huella de una empresa en lo que respecta al cambio climático hay que tener en cuenta tres tipos diferentes de emisiones: las llamadas emisiones de alcance 1 son las directas generadas por la propia compañía (en este caso en pozos de extracción, refinerías, buques, camiones…). Las de alcance 2 se refieren a las causadas por otros para suministrar energía a la empresa (las producidas para generar la electricidad que hace funcionar sus plantas industriales y oficinas). Y luego están las de alcance 3, aquellas generadas de forma indirecta cuando se utilizan los productos que vende la empresa (las que salen del tubo de escape de los coches que usan la gasolina de las petroleras).

Las de alcance 1 y 2 son las más sencillas, pues apenas representan el 15% de las emisiones del sector energético, según la Agencia Internacional de la Energía. Así, y como incide la agencia Bloomberg New Energy Finance: “Centrarse en las emisiones de alcance 1 y 2 significa muy poco para responder al desafío de adaptar las grandes compañías petroleras a un mix de energía fundamentalmente bajo en carbono”.

Repsol sí incluye las emisiones de alcance 3, solo que abarca las emisiones de sus productos, pero no las de aquellos que compra a terceros. Esto es muy importante, pues la compañía no produce todo el petróleo que vende, sino tan solo la mitad.

¿Cómo planea entonces Repsol reducir sus emisiones para ser neutra en carbono en 2050?

La petrolera lo explica así: “Para alcanzar este objetivo, Repsol plantea nuevas metas de reducción de su indicador de intensidad de carbono sobre la base del año 2016: del 10% en 2025, del 20% en 2030 y del 40% en 2040, para avanzar hacia las cero emisiones netas de CO2 en el año 2050. Con los avances tecnológicos hoy previsibles, Repsol asegura que se pueda alcanzar al menos el 70% de reducción de emisiones netas para ese año y la compañía se compromete a aplicar las mejores tecnologías para elevar esta cifra, incluyendo la captura y almacenamiento de CO2. Adicionalmente, en caso de que ello no fuera suficiente, Repsol compensará emisiones mediante reforestación y otras soluciones climáticas naturales para alcanzar cero emisiones netas en 2050”.

¿Qué es el indicador de intensidad de carbono?

Se refiere a las emisiones por unidad de energía, es decir, por barril de crudo, no a las emisiones totales de la petrolera. Como analiza el especialista David Doherty: “Se podría duplicar la producción de petróleo y seguir reduciendo la intensidad de carbono. Pero lo importante es la reducción de las emisiones totales, no cuánto se haya reducido”.

¿Se puede reducir emisiones mediante la reforestación y la captura de CO2?

La conclusión de Bloomberg New Energy Finance: “Es casi imposible descarbonizar la producción y el uso de energías fósiles mediante la captura y secuestro de carbono, su papel es muy limitado”. Esto se debe a que esta tecnología, que consiste en retener el CO2 y evitar que sea lanzado a la atmósfera, es muy cara y tras años de investigación aún no se ha demostrado su viabilidad en ningún país del mundo.

En cuanto a la reforestación, ya no estamos hablando de reducir las emisiones de la producción de petróleo, sino de compensarlas plantando árboles.

¿Es creíble entonces el compromiso de Repsol?

“A ver, todo se puede compensar, la pregunta es si eso es válido, porque no es reducir emisiones, es contabilidad”, concluye Doherty. A este analista, estos compromisos de las petroleras le parecen “confusos y muy difíciles” de alcanzar. En realidad, estas compañías están ganando tiempo para transformar su negocio, pues el petróleo hoy en día es cambio climático. La cuestión es si el plazo hasta 2050 para garantizar la viabilidad empresarial es compatible con lo que los humanos necesitamos ante la crisis climática.

Preguntada por algunos aspectos de su plan, Repsol no ha respondido a las preguntas de Ballena Blanca.

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