Barbijaputa es el seudónimo de la articulista que encontrarás bajo estas líneas. Si decides seguir leyendo darás con artículos y podcasts sobre el único feminismo sensato que existe: el radical.
Creedme
A lo largo de nuestra vida, hemos visto incontables películas, series o libros que incluyen escenas de hombres violando brutalmente a mujeres. Muchas de estas agresiones son muchas veces escenas que sirven para que el protagonista masculino tenga algo que vengar. Muchas otras, ni para eso.
Tenemos el ojo acostumbrado a violaciones gratuitas, las cuales consumimos en cualquier tipo de contenido. Agresiones brutales, explícitas, perversas. No podemos hacer una lista de ellas porque están por todas partes, incluso en nuestros títulos favoritos de siempre hay violaciones a mujeres. Aunque no lo recordemos. Prueben a hacer una búsqueda en Google de las películas y libros de los que guardan un recuerdo increíble, aunque nada tengan que ver con violencia machista. Encontrarán violaciones.
Con el auge del feminismo, las violaciones empiezan tímidamente a contarse de otra forma. La tercera temporada de Broadchurches un ejemplo de cómo las productoras han comenzado hace unos años a hacer suyo el discurso feminista, y se alejan de la forma tradicional de contar una violación. Broadchurch deja atrás la visión estereotipada de que las víctimas son siempre jóvenes con cuerpos normativos atacadas por un hombre que desde lejos ya se intuye malo malísimo. También rechazan que sea una figura masculina quien investigue lo sucedido y se lleve la ovación del público.
Hay acercamientos como este a la mirada feminista de una violencia que sufren miles de mujeres en el mundo diariamente (en España, se interpone una denuncia por violación cada cinco horas), sin embargo, no he visto hasta el momento nada como Creedme, la serie basada en el reportaje An unbelievable story of a rape, ganador de un Premio Pulitzer en 2016.
Ocho capítulos que te adentran en la vida de su protagonista, Marie Adler, quien fue violada a los 16 años por un hombre que se coló en su habitación. Creedme es capaz de transmitirte la vulnerabilidad que siente Marie y su miedo, sin mostrar casi ninguna imagen de lo ocurrido. El violador tapaba los ojos a sus víctimas, por lo que los recuerdos de Marie (y más tarde de otras mujeres) se muestran a las espectadoras a través de destellos que podían vislumbrar por las rendijas que dejaban las vendas. Este simple detalle se convierte en fundamental a la hora de representar una violación. En ninguno de los ocho capítulos hay más que microescenas en las que no se ve realmente qué sucede pero te demuestran que no hace falta. El resto de narrativa de las escenas más duras corren a cargo de las dos inspectoras que se alían para dar con el agresor. Ellas son quienes detallan algunos de los aspectos más duros, y lo hacen verbalmente. Las dos mujeres tratan a cada una de las víctimas con la cautela, la profesionalidad y la empatía que debería encontrar cada víctima de violencia sexual, pero que lamentablemente no suele ser común.
Creedme también sabe ponerte en la piel de Marie cuando ha de enfrentarse a la policía y a su entorno en el momento de narrar lo que le ha pasado. Preguntas repetidas por parte de diferentes personas, muecas, gestos, repreguntas... no sólo tras la violación, sino los días posteriores. Cada una de estas escenas te oprime el pecho, aunque no por obvias. No hay -de nuevos- malos malísimos, ni personajes hechos desde la simpleza. Simplemente son hombres policías o mujeres, como sus madres adoptivas, que parecen querer creer a Marie pero cuya visión estereotipada de lo que es una violación no cuadra con lo que la víctima demuestra con su comportamiento.
La sutilidad de los personajes que no la creen, creados con sombras pero también con luces, retratan de forma mucho más realista la experiencia que sufrió Marie. La serie contiene mucha más historia, más víctimas, más valor y empatía, pero no es mi intención hacer spoiler. Sólo puedo recomendar que no la dejen pasar, y que la tengan en cuenta para todas esas veces que no creyeron a una mujer, o que no creerán en el futuro.
Tengan presente a su protagonista, porque cerca de cada uno de nosotros vive una Marie Adler, aunque no tenga serie propia, y todos somos responsables como sociedad si, para ellas, acaba siendo más insoportable el después que el durante de una agresión sexual.
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