“Apostar por el conocimiento nos hace más libres”
Guillermo Dorronsoro(Sestao, 1965) lleva ligado al sistema de ciencia y tecnología vasco desde hace décadas. Estudió y se doctoró en la Escuela de Ingenieros de Bilbao y ha trabajado en varias empresas e instituciones como Iberdrola, Labein o Innovasque. Actualmente es el decano de la Deusto Business School, la facultad de empresariales de la universidad bilbaína, y pertenece a las juntas directivas de IK4 Research Alliance y GAIA (Cluster TICs Euskadi), y al consejo de administración de Orkestra (Instituto Vasco de Competitividad). Desde hace un tiempo, también se dedica a la divulgación a través de charlas, debates y su blog. Su mensaje es muy claro: hay que apostar por la ciencia y la tecnología para hacer frente a una crisis que ha venido para quedarse.
Pregunta: ¿Cuál es la diferencia entre esta crisis y las anteriores?
Respuesta: La principal diferencia es que está afectando a todos los países desarrollados, tanto a Estados Unidos, como Japón, como Europa. Seguimos siendo países muy ricos si miramos la Renta Per Cápita, pero en el contexto global nos cuesta mucho seguir creciendo.
P: ¿A qué se debe este estancamiento?
R: Según van creciendo, las sociedades se relajan, se acostumbran a vivir bien y pierden el espíritu emprendedor. También influye que todas las actividades intensivas en puestos de trabajo las hemos desplazado a los países con mano de obra barata y ahora a los países desarrollados nos está costando alcanzar un crecimiento que genere empleo.
P: Pero tarde o temprano saldremos de la crisis, ¿no?
R: Hay que tener en cuenta que esta situación no es coyuntural del 2013. Todo indica que la dinámica que durante años nos ha permitido alcanzar unos niveles de prosperidad muy altos ahora se ha acabado.
P: ¿Y qué podemos hacer para salir a flote?
R: Pues no lo sabemos. Se están ensayando varias fórmulas, pero ninguna ha funcionado espectacularmente bien. En Europa los expertos han dicho que hay que acostumbrarse a vivir con menos. Pero la austeridad que se ha aplicado ha sido muy asimétrica, ha ido dirigida especialmente contra las clases de menor capacidad adquisitiva y ha creado una ruptura social muy fuerte. Ahora estamos viendo que no ha funcionado. Japón durante muchos años siguió la misma receta y ahora está apostando por una política de gran estímulo económico y tampoco parece que vaya bien.
P: ¿No hay ningún ejemplo que esté funcionando?
R: Aquellas regiones que habían apostado por la industria, por la economía real, y por un buen sistema de ciencia y tecnología están aguantando con niveles de desempleo bajos y están capeando relativamente mejor que otros la crisis. No crecen mucho, pero están manteniendo el empleo y el estado de bienestar sin grandes ajustes. De cara al futuro, probablemente haga falta un cambio más profundo del conjunto de nuestras estructuras políticas y sociales.
P: ¿No le parece precipitado?
R: Los países que hemos puesto en marcha la globalización vamos a ser sus mayores perjudicados durante los próximos 20 o 30 años, esto indica que algo hemos hecho mal. Además, hay características del sistema como la cultura del individualismo, esta tendencia de endeudar a los países o que todo el motor económico se base en la especulación que probablemente requieran un cambio de ciclo más profundo. Hay que tener en cuenta que los gobiernos no están siendo capaces de resolver todos estos problemas y ni siquiera han conseguido transmitir a la sociedad un discurso coherente y razonable. Ahora es cuando más les necesitamos pero no vemos más que corrupción y una casta política que se reproduce indefinidamente. Y no es algo que pase únicamente en España, en Estados Unidos, por ejemplo, también lo tienen y lo llaman Governance gap.
P: ¿Y qué es lo que propone?
R: Tenemos que crear un sistema donde recuperemos la visión a medio y largo plazo y donde la ciudadanía participe en la solución de los problemas. Hay gente que dice que este cambio que necesitamos va a venir por el decrecimiento. Empezar a pensar que para vivir mejor no tenemos por qué crecer. Ahora tenemos un Producto Interior Bruto mucho mayor que el de nuestros abuelos, pero ¿estamos seguros de que vivimos mejor? ¿Somos más felices? Otras personas hablan de la economía del bien común, que trata de dejar de medir a las empresas por su cuenta de resultados y empezar a mirar cuánta riqueza retornan a la sociedad.
P: No parece haber una ruta clara para dejar atrás el sistema actual…
R: Si queremos darle la vuelta al capitalismo global probablemente será por uno de estos procedimientos. Lo que pasa es que el darle la vuelta a esa situación nos va a costar. –Coge papel y bolígrafo y dibuja una parábola descendente que simboliza al capitalismo y otra parábola ascendente que sigue la trayectoria inversa y simboliza el nuevo modelo económico- Ahora mismo todo el empleo está en el capitalismo y el resto son buenas ideas, pero realmente generan muy poca actividad.
P: ¿Cuánto tiempo tardará en producirse este cambio?
R: A lo largo de la historia puedes ver que son procesos de varias décadas de duración. Movimientos como el 15M son una señal de que este sistema está empezando a agotarse, pero no podemos esperar que al día siguiente esto caiga y establezcamos el sistema económico del 15M. Primero tenemos que tener más síntomas del hartazgo de la Sociedad y nuevas ideas mejor vertebradas y desarrolladas. Para saber cuál es el ‘ismo’ que nos va a solucionar estos problemas habrá que esperar por lo menos 100 años.
P: En sus charlas suele hablar de un nuevo Renacimiento…
R: Eso es. Tenemos que construirnos ese mapa mental de que esto va a durar 100 o 200 años y de que según esté ocurriendo nadie se va a dar cuenta de lo que pasa. En el futuro, los historiadores hablarán de un segundo renacimiento y hablarán de lo bien que lo hizo tal o cual región por haber creado el entorno apropiado para la transformación, porque hacer esto a nivel europeo es dificilísimo.
P: ¿Ósea que desde su punto de vista este cambio se debe producir desde lo local?
R: Efectivamente, se debe producir de abajo a arriba porque a la inversa las estructuras se resisten mucho a cambiar. Pero como va a ser largo, mientras tanto lo que funciona es la ciencia y la tecnología.
P: Con tanto recorte presupuestario en este área, la perspectiva ahora mismo es bastante desalentadora, ¿no?
R: Yo estoy preocupado y estoy elevando cada vez más la voz por eso. El problema es que a los que están hoy en la cumbre del sistema, en el fondo, no les interesa que la Sociedad esté más formada y más abierta al cambio.
P: Pues son los que toman las decisiones…
R: Es posible que la Sociedad vaya más despacio pero tiene una mayor capacidad que los políticos. Sería más fácil ir donde Urkullu y que él se de cuenta. Y yo lo sigo intentando, con él y con Rajoy y con todos. Sin embargo, cuando voy donde Patxi López o Urkullu y me doy contra la pared. Está claro que ahí hay un problema que no es ni del PNV, ni del PSE, que es del sistema. Una vez que se meten ahí dentro, la respuesta siempre es la misma: ‘sabes qué pasa, que esto de la ciencia y la tecnología es de medio y largo plazo y no me permite ganar las siguientes elecciones’.
P: ¿La alternativa es la divulgación?
R: Es lo que yo estoy haciendo, voy a todas las charlas donde me llaman, intento participar siempre que puedo en los medios de comunicación y en todas partes lanzo el mismo mensaje. Apostar por el conocimiento nos hace más libres y más conscientes de lo que sucede a nuestro alrededor. Elevar el nivel cultural y educativo de la Sociedad es una garantía para afrontar mejor los cambios que están por venir. Esta apuesta en su aplicación más práctica se basa en la ciencia y la tecnología. Llegará un momento en el que, o por la fuerza o por la estadística de los grandes números, los políticos se den cuenta de que lo que les pide la gente es precisamente eso.
P: ¿Ve algún resultado positivo?
R: Un dato alentador es que cada vez me llaman más. Yo lo interpreto como una señal de que este mensaje cada vez está calando mejor en la Sociedad.