El Tenerife pierde la chispa, pero gana un empate en Ibiza

Germán detiene un balón al que no llegan Pomares y José León

José Miguel Galarza

Santa Cruz de Tenerife —
5 de noviembre de 2021 00:31 h

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El Tenerife jugó en jueves un partido típico de miércoles. Con medio equipo titular ausente, lo hizo sin la intensidad que le distingue y le salió una faena facilona que solo da para el aprobado porque no perdió y el Ibiza no tuvo para más que un libre directo al larguero de Bogusz (m.10). Se mantienen los blanquiazules en los puestos por el ascenso, pero dejan un poso agriado con este 0-0 insípido.

Con la baja prevista de Carlos Ruiz por acumulación de tarjetas, Ramis dejó en el banco a otros cinco de los que firmaron de salida la goleada al Burgos. Suplió al central con Sipcic —de menos a más tras complicarse en par de salidas en el primer tercio, luego inspirado para cortar cuando le encararon­—, cambió a los laterales (Moore y Pomares adentro) y a los medios centros (Larrea y Míchel Herrero) y optó por Shashoua como falso nueve para dar descanso a Elady.

La consecuencia fue un partido a ratos indigesto, casi siempre sin ritmo y siempre con un punto destensado, una muestra de que el Tenerife ha elevado la calidad media de su plantilla, pero sigue teniendo clases entre sus pares. Así, la dupla de medios de hoy da para no perder el aseo, Moore ha bajado un punto las prestaciones del curso pasado, Pomares no iguala al Álex Muñoz más normal y Shashoua no tiene entre sus virtudes las de delantero centro: el inglés jugó a lo que mejor sabe —lo intentó, sería más preciso— y perdió cualquier referencia el grupo de Ramis para fijar a los centrales locales.

Tanta facilidad sorprendió al Ibiza, un equipo que no pasa de aplicado y se fía de lo que puedan darle Javi Lara o Bogusz. El primero puede armártela con un pase filtrado definitivo o una falta letal, pero ante su antiguo equipo no pasó del repertorio de aliño, un ramito de taconazos tan bonitos como estériles. Más miedo pudo meter Bogusz con el tiro libre que devolvió el larguero, al cabo la única acción que pudo resolver el empate.

El equilibrio de la plantilla del Tenerife dio para lo visto: aguantar el resultado de arranque contra un rival que no es de su liga. Pedir más sería ocioso porque enseñar los dientes, realmente, no los enseñó. Cuando quiso, subiendo la presión al bloque alto y quitando el balón al Ibiza, le iba y le venía la luz. Tres pases cortos buenos y una pelota al espacio sin sentido o una llegada de las que ahora llaman prometedoras para un centro al área sin destinatario.

Fue tan indolente el Tenerife y tan romo el grupo de Juan Carlos Carcedo que llegó el primer remate blanquiazul tan tarde como el minuto 40, un tiro de Moore enfrentado a Germán que no cogió puerta y se fue a la red por fuera. Moore pudo amortizar con el tiro todo lo malo que hizo —un pase de salida pifiado, un balón a su banda que dejó pasar pensando que salía mientras Lara lo aprovechaba y él perdía el sitio, un mal regate en tres cuartos que habilita la vuelta del contrario…—, pero Moore es mejor no fallando que definiendo como un atacante más. Si falla lo que mejor sabe hacer, decepciona. Si lo sazona con punto de suficiencia, desquicia.

El entreacto no cambió la disposición isleña. Los cambios llegaron en la fase habitual de Ramis, un cuarto de hora después de que terminara de comprobar que a esta segunda unidad le iba un punto grande el libreto de la temporada. Puso el entrenador la dinamita que le quedaba, en lo que sentaba a Shashoua, y anunció un cambio de registro para buscar la tercera victoria seguida por primera vez en el curso. Pero cuando pudo, ya dentro Enric Gallego y Elady —porque la contribución de Álex Corredera fue tóxica, empeñado en sacarla jugada sobrado o en errar el pase de seguridad, salvado por Sipcic—, la cosa no pasó del quiero y no puedo. Con Gallego anclado entre los centrales, abriendo espacios a la caza de una asistencia o un remate, pudo jugar distinto —y puede que sea la mejor noticia, aunque esperada, de la noche—, pero la única caída clara en el área fue una de Bermejo (m.80) tras salvar la línea con un gran pase de Rubén Díez.

Para entonces, el partido andaba definitivamente descoyuntado, de campo a campo, entre centros a nadie, tiros a la grada y una peligrosa querencia del Tenerife para ser endeble en la salida jugada y contemplativo en las pugnas. Jugando con un fuego que otros años le quemaba y esta vez, gracias a un portero seguro por arriba y un Ibiza sin otra pegada que esos tiros al machango de Nono, solo le provocó un calorcito irritante.

(0) UD IBIZA: Germán; Fran Grima, Goldar, Juan Ibiza, Morillas; Manu Molina, Appin (Javi Pérez, m.75); Bogusz (Nono, m.65), Ekain (Guerrero, m.65), Javi Lara (Cifu, m.87); y Sergio Castel (Christian Herrera, m.75).

(0) CD TENERIFE: Soriano; Moore, Sipcic, José León, Pomares; Rubén Díez, Larrea, Míchel Herrero (Álex Corredera, m.58), Bermejo (Mellot, m.85); Mollejo (Enric Gallego, m.58) y Shashoua (Elady, m.58).

ÁRBITRO: Jon Ander González Esteban (Comité vasco). Amonestó a Morillas (m.12), Appin (m.52) y al entrenador local, Juan Carlos Carcedo (m.73).

INCIDENCIAS: Partido de la 14ª jornada de LaLiga SmartBank 21-22, jugado en el estadio de Can Misses. 3.501 espectadores.

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