De la crispación al asco

Mírenla. O mejor: escúchenla. La crispación socialista ha llegado en forma de llamar “imbécil” al aspirante a la presidencia del Gobierno de la Nación en un acto del PSOE en Málaga. Ha crispado tanto que Ángel Acebes salía este mismo jueves a meterle el dedo en el ojo a Felipe González y su “trabajo sucio” para Zapatero. Crispa un huevo y parte del otro, oiga, llamar “imbécil” a Mariano Rajoy. Hay que ser imbécil o no tener vergüenza en estos días en que vale todo por alcanzar el poder a toda costa. Aunque sea a costa de límites intolerables en cualquier sociedad civilizada.

Porque exaltar los instintos más bajos de la población con el fantasma de la inmigración ilegal, del africano delincuente que viene a esta España nuestra a robarnos el pan y la sal, no sólo es pasarse de la raya, sino que ya provoca advertencias de sociólogos y expertos en la materia de que se empieza a andar un camino de difícil retorno, por la senda de dar carta de naturaleza a la xenofobia y el racismo como costumbre española que hay que firmar en el contrato de marras.

Uno puede entender en estos días del todo vale que el PP ataque al PSOE por sentarse a hablar con ETA, como hiciera el PP con el “Movimiento de Liberación Nacional Vasco” en 1998; que el PP ataque al PSOE porque entramos en recesión económica y hay que vender la realidad en clave electoral y en plan los bancos van a cerrar y aquí habrá corralito; o que el PP ataque al PSOE porque no reciba a su socio de CC en La Moncloa. Uno podría entenderlo todo, hasta que Mariano Rajoy tenga un ataque súbito de talante, se haya convertido en “moderado y más razonado” que Zapatero, y que Felipe González sea, realmente, el “imbécil” que dice que es Rajoy.

Lo entiendo, de verdad. Me provocan con tanta basura. Pero lo que no entenderé nunca -sinceramente, conociendo al personaje, me sorprende no entenderlo a la primera- es que Soria pase de la crispación a la mierda más inmunda con eso de que Zapatero obvia que en Canarias “se violan niños”.

¡Hombre, Manolo! Y viejecitas, también. Indefensas viejecitas violadas por las calles de tu ciudad sin que el Comisario Jefe de tus pesadillas haga nada para parar esta bacanal en que se ha convertido nuestra tierra, desde que ETA puso a Zapatero en La Moncloa. Las calles de Canarias están llenas de rastros de ADN de violadores de bebés, niños, adolescentes, adultos y viejecitos que esconden su dolor porque la Ley dejó de imperar por estas tierras. Y no sólo violaciones, Manolo, en Canarias se tortura en las terrazas, se diseccionan cuerpos vivos en las playas, se hace comer excrementos en las oficinas, en los parques infantiles, en todas las esquinas...

Este tío es vomitivo. Lo siento, seré un imbécil. Pero este tío da asco.