Una lengua para unirnos a todos

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Costa de Marfil, Benín, Senegal, Camerún y Gabón se encuentran entre los quince países de este planeta que cuentan con mayor número de estudiantes de español. La Unión Africana ha admitido el español como lengua de trabajo, a petición de Guinea Ecuatorial, antigua colonia española en la que nuestra lengua es también la lengua oficial y el Día de la Hispanidad es la fecha escogida como fiesta nacional del día de la independencia.  

En Malabo, capital de esa Guinea a la que deberíamos prestar mayor atención, se sitúa la sede de la Academia Ecuatoguineana de la Lengua Española (AEGLE), que se fundó en 2013. También uno de los dos Centros Culturales españoles en el continente africano, radicándose el otro en Bata, ciudad igualmente enclavada en Guinea Ecuatorial. En ese país, el 80 por ciento de la población habla español. Sus escritores y escritoras son legión y se expresan en nuestra lengua, mayormente desconocidos entre nosotros, a pesar de su enorme contribución a la pujanza del español. 

El próximo 12 de diciembre, la reina inaugurará la sede del primer Instituto Cervantes de África subsahariana, que se asienta en Dakar, Senegal, y un aula Cervantes acaba de abrir sus puertas en Abiyán, Costa de Marfil. Las asociaciones de hispanistas y profesorado de español avanzan con pocos recursos y mucho empeño en el continente, donde también los estudiantes se federan en clubes y diferentes iniciativas para promocionar el español. La motivación y el amor por el hispanismo son enormes en África (y especialmente, en África occidental), donde muchos países cuentan con el idioma español como parte de los programas educativos oficiales en secundaria y la enseñanza superior, tanto reglada como no reglada. 

Sin embargo y a pesar de todos estos datos positivos, el español que florece y saca pecho en África negra se empantana por falta de recursos y apoyo. Aunque es cierto que, entre 2006 y 2014, África subsahariana pasó de menos de medio millón a casi un millón y medio de estudiantes de español y ya hoy se estima que la cifra supera los dos millones.  

Por todos estos motivos, el Instituto Cervantes y Casa África, acompañados por el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo (AECID) y la Fundación Mujeres por África, nos embarcamos en la segunda edición del Encuentro de Hispanistas África-España, que se celebró esta semana en la sede del Cervantes en Madrid. Una preciosa iniciativa que dio lugar a proyectos, esperanzas, intercambios y unos debates llenos de interés y pasión por la lengua que compartimos que están dando ya sus frutos. 

De todas las cosas que aprendimos esta semana y de las que creo que es importante dar cuenta, me gustaría resaltar algunas peticiones de los hispanistas africanos, como la africanización de los manuales de español y su multiculturalidad, para incluir la riqueza del hispanismo del siglo XXI, y la actualización de los programas de estudio y el material para adaptarlos a este siglo que vivimos.  

El profesorado de español en África subsahariana se queja de que, en ocasiones, no hay más que pizarra, libros anticuados y motivación para enfrentarse a su tarea. Sueñan con recursos multimedia, aulas especializadas y una formación que transforme a profesores analógicos en digitales y los ponga a la altura de sus alumnos, conectados al mundo vía móvil. Otra queja recurrente a la que debemos poner remedio es el hecho de que los libros que se utilizan en África para aprender español se editan en Francia, no en España o un país hispanohablante. Ni reflejan la realidad moderna ni la pluralidad del hispanismo de nuestros días, ni tienen en cuenta la africanidad ni el afrohispanismo.  

En ese sentido, nuestros socios hispanistas y profesores nos exigieron que nuestro gobierno, junto con los africanos, se preparen para adoptar manuales nuevos que consideren los valores africanos y den un paso hacia la interculturalidad. Este movimiento pasa, necesariamente, por embarcarse en la promoción de la literatura africana a través del español y de todas las literaturas en español que nacen de manos africanas, con especial énfasis en la ecuatoguineana.  

Me enorgulleció durante este evento y en respuesta a estas reclamaciones que Juan Jaime, el responsable de Cultura de Casa África, desgranara la labor de promoción de los autores africanos y los temas africanos que realizamos desde nuestro nacimiento en nuestras diferentes líneas editoriales. Anunció la próxima publicación, antes de que termine este año, de varios clásicos del pensamiento de ese continente, como Achille Mbembe, Boris Diop y Aminata Traoré, y de novelas de Tierno Monenembo y Marc Alexandre Oho Bambe. También invitó a los africanos que escriben, sobre todo en español, a participar en nuestros premios de ensayo y microrrelato y les presentó nuestra unidad didáctica “Enseñar África”, creada con profesionales africanos y españoles a través de la cooperación interuniversitaria y que sirve para introducir contenidos africanos en las aulas españolas y también, si se quiere, para aprender español en las aulas africanas.  

En este sentido, los profesores de español africanos nos preguntaron en qué medida el Cervantes puede dar a conocer lo africano, una cuestión legítima a la que debemos dar una respuesta adecuada. En mi opinión, esa respuesta pasa por apoyar a los profesionales africanos para que creen sus propios manuales de enseñanza del español, incluyendo los textos de sus autores, la realidad que les rodea y la amplísima variedad de registros del hispanismo, que pasa por América Latina y también, de nuevo, por Guinea Ecuatorial y los autores africanos que se expresan en español. 

El apoyo a la movilidad universitaria, científica y formativa y el intercambio de conocimiento a través de becas, proyectos conjuntos y lectorados y la importancia de la promoción del español en la política exterior española hacia África aparecieron también en este encuentro, que se cerró con algunos anuncios de interés, como la próxima celebración del segundo encuentro de mujeres hispanistas africanas, obra de la Fundación Mujeres por África.  

El director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, cerró el encuentro de esta semana apelando a la autoestima y rechazando la autocomplacencia. Como él, quiero felicitarnos por la pujanza de nuestro idioma en el continente africano, comprometerme a apoyarlo desde la institución que dirijo y reconocer públicamente la labor callada y casi heroica de los hispanistas, el profesorado y el alumnado africanos. También hacer una mención especial a Donato Ndongo, uno de los escritores más insignes de las letras hispanas a mi juicio, y a todos aquellos que escriben en español en las tierras vecinas, especialmente en Guinea Ecuatorial, a los que debemos exigirnos tratar, ayudar y promocionar como es debido.

Coincido con García Montero en que el idioma trasciende el vocabulario para encarnarse en ideas como la democracia y en que debemos potenciar el bilingüismo y las identidades abiertas en los contextos africanos. Y, finalmente, me felicito por las palabras de nuestro ministro de Exteriores, José Manuel Albares, que pone a la lengua y la cultura compartida a través de ella como un pilar fundamental de la nueva asociación con África que queremos construir desde la democracia, el respeto y la cooperación, apoyándonos en el III Plan África y Foco África 2023. Por fin, en nuestra política exterior se le está dando importancia a la lengua española como herramienta de oportunidades, algo que queda patente con la nueva Secretaría de Estado para Iberoamérica, el Caribe y para la Difusión del Español en el mundo, cuyo responsable, Juan Fernández Trigo, nos acompañó durante la jornada de cierre y tendió la mano a los hispanistas para seguir avanzando.     

A Casa África solo le queda ponerse al servicio de esta vocación de conocimiento, entendimiento y acercamiento con la palabra por medio. Y ofrecer nuestros recursos, nuestra experiencia y nuestro saber a la causa de un español moderno, rico, mestizo y empapado en valores positivos, que sirva para poner en contacto y tender puentes desde la concordia y para mejorar el mundo y abrir vías de comunicación y solidaridad entre África y España. No he podido dejar de rememorar estos días la gran labor que hicimos desde el Cabildo insular de Tenerife publicando en el año 1982 la edición crítica de las cinco Gramáticas de Andrés Bello en defensa del español en Iberoamérica. Trabajo que elaboró el insigne catedrático de la Universidad de la Laguna Don Ramón Trujillo Carreño.

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