Sobre este blog

Empecé a leer cómics a la misma vez que aprendí  a leer y, desde entonces, no he parado de hacerlo. En todas estas décadas he leído cómics buenos, regulares y no tan buenos, pero siempre he creído que el lenguaje secuencial es la mejor -y más idónea- puerta de entrada para leer tanto letras como imágenes. Ahora leo más cómics digitales que físicos, pero el formato me sigue pareciendo igualmente válido y sigo considerando el cómic un arte.

LA BRIGADA LINCOLN. ANTECENDENTES HISTÓRICOS

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La Sociedad de Naciones, dentro del contexto del Derecho Internacional Público, se define de la siguiente forma: El organismo fue instituido por el Tratado de Versalles del año 1919 a través de un pacto formal, originariamente firmado por veintitrés Estados a los cuales se unieron otros tantos, tras la firma del tratado original. Su primera reunión, a la que asistieron delegados de un total de 42 estados, tuvo lugar el 15 de noviembre de 1920 en la ciudad suiza de Ginebra. En cuanto a sus principios fundacionales, su objetivo primordial era el de ofrecer al mundo un instrumento de progreso que al propio tiempo tuviese autoridad para recomendar y/o encontrar la solución de ciertos problemas o dificultades. Además, fue el primer organismo de seguridad colectiva (la acción conjunta de los miembros contra una agresión que apunte contra uno de entre ellos) de alcance mundial y constituyó un intento revolucionario de organización de la gobernanza mundial después de la Primera Guerra Mundial, además de ser garante contra los abusos cometidos entra las diferentes naciones del planeta. 1

League of Nations Anachronous Map (2015). Wikimedia Commons 2019. This file is licensed under the Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0 Unported license.

La creación de la Sociedad de Naciones aparecía enunciada en el último de los famosos Catorce Puntos expuestos por el presidente estadounidense Thomas Woodrow Wilson (1856-1924) ante el Congreso de su país el 8 de enero de 1918. Profesor de ciencias políticas de las universidades de Johns Hopkins y Princeton, entre 1883 y 1909, el presidente Wilson estaba profundamente influenciado por la doctrina kantiana de la paz perpetua y por la idea de que el derecho internacional podría convertirse en una superestructura capaz de garantizar una paz duradera en el mundo. Paladín del derecho a la autodeterminación, Wilson hará de ese principio uno de los elementos fundamentales de la “Liga de Ginebra”, otra denominación que se dio a la Sociedad de Naciones (SDN). 2

El presidente de los Estados Unidos de América, Thomas Woodrow Wilson (1856-1924) Fotografía de Harris & Ewing (1914)

https://www.whitehouse.gov/about-the-white-house/presidents/woodrow-wilson/

La Sociedad de Naciones supuso, según el pionero en los estudios sobre la organización, Francis P. Walters, el primer movimiento eficaz hacia la organización de un orden político y social mundial, en el que los intereses comunes de la humanidad pedían ser observados y servidos por encima de las barreras de la tradición nacional, diferencia racial o distancia geográfica. 3

Sin embargo, los esfuerzos de su principal valedor fueron estériles a la hora de comprometer a su país en aquella nueva experiencia, puesto que el Senado estadounidense se negó a ratificar el Tratado de Versalles, al igual que ocurrió con la URSS.

Tras la celebración de su I Asamblea en 1920, la andadura del nuevo organismo internacional se inició en el delicado contexto de la posguerra. En aquel espinoso escenario, la amplia transformación del mapa de Europa generó múltiples problemas fronterizos en los que la Sociedad de Naciones asumió responsabilidades de muy distinta naturaleza, ya fuera para someterlos a un sistema de administración internacional o bien para promover la solución pacífica de disputas fronterizas.

Los indiscutibles logros de la Sociedad de Naciones no pueden ocultar, sin embargo, su total supeditación a la voluntad de las grandes potencias, de quienes dependió, en última instancia, la eficacia de los mecanismos para promover la solución pacífica de las disputas. No es de extrañar que, una década después de su creación, la Sociedad de Naciones se viera superada por varios frentes, los cuales terminaron con su existencia.

Por un lado, estuvo la alteración del equilibrio de fuerzas en el Extremo Oriente, sobre todo por el expansionismo japonés. Mientras tanto, en Europa, dos grandes potencias, Alemania e Italia, radicalizaron sus políticas revisionistas hasta el extremo de agotar el crédito de la Sociedad de Naciones. Alemania abandonó la Sociedad de Naciones en octubre de 1933 y, dos años después, Italia invadió Etiopía, hecho que terminó por certificar el rotundo fracaso de la Sociedad de Naciones ante su incapacidad por articular una respuesta ante la agresión del régimen fascista de Benito Mussolini contra una nación soberana e independiente. Una vez se desataron las hostilidades en nuestro país, en 1936, el crédito político y la capacidad de maniobra de la Sociedad de Naciones se había consumido casi por completo. 1

Es, precisamente, en este escenario tan polarizado en el que se fraguó la disposición, por parte del líder de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, Joseph Stalin, de ayudar a la República española, tras el alzamiento militar del mes de julio del año 1936. Según Walter Krivitsky, militar de inteligencia rusa “residente” en La Haya, Stalin tomó la decisión de ayudar a la República Española en la reunión del Politburó del 31 de agosto, celebrada en Moscú. La URSS no había intentado una aventura de tal calibre antes. No tenía una flota en el Mediterráneo. Las rutas de abastecimiento debían, por lo tanto, mantenerse en secreto. Dada la problemática geográfica y los problemas internos a los que se tenía que enfrentar Stalin, el plan de ayudar a la República española conllevaba muchos riesgos. 4

Otras fuentes indican que no fue hasta el 18 de septiembre de ese mismo año, cuando el Kremlin dictó una resolución en cuyo séptimo punto se podía leer se procede al reclutamiento de voluntarios con experiencia militar, de todos los trabajadores de todos los países, para enviarlos a España. 5

Una vez que el líder soviético aceptó todos los riesgos anteriormente comentado, el organigrama del Comité Central del partido comunista soviético empezó a desarrollar diferentes estrategias, tanto en lo concerniente al envió de suministros y material bélico como en el envío de tropas que pudieran enfrentarse con el ejército rebelde que estaba atacando al gobierno republicano. En este contexto fue cuando surgió el germen de la idea de lo que luego se conocería como Las Brigadas Internacionales, aunque también se les llegó a denominar First International Legion of the Red Army, The International Red Army y the First Revolutionary International Detachment. 4

Hay que señalar que la idea de mandar tropas extranjeras hasta suelo nacional no gustó a los responsables máximos del gobierno republicano -Manuel Azaña, Francisco Largo Caballero y Diego Martínez Barrio- pero, tras la visita de varios miembros del partido comunista europeo, (6) los políticos republicanos entendieron que la formación de dicho cuerpo y la proyección internacional que Las Brigadas Internacionales tendrían fuera de las fronteras de nuestra país podrían ayudarles en su empeño por defender los valores del gobierno que presidían y enfrentarse a la amenaza de la tropas sublevadas.

A partir de ese momento, el resto de los Comités Centrales de los principales partidos comunistas europeos y de otras partes del mundo, incluyendo los Estados Unidos de América, comenzaron una labor de difusión de la causa republicana, así como un periodo de reclutamiento, cuya principal oficina estaba en la calle Lafayette de París. Entre los responsables de aquel frenético periodo anterior del primer desembarco de tropas sobre suelo español se encontraba Josip Broz, luego conocido como el mariscal Tito, líder del estado Yugoslavo hasta su muerte en el año 1980. Su papel en aquellos instantes fue el de organizar una red secreta de transporte, conocida como Tito´s secret railway, para reclutar y ayudar a los voluntarios llegados desde la Europa del Este, sobre todo polaco, húngaros, rumanos y rusos “blancos”, estos últimos deseosos de que sus servicios en las Brigadas Internacionales les ayudaran a regresar a su país. 4

Josip Broz Tito, 1954. Fotografía de Yousuf Karsh © 2019 Karsh digital archives.

Junto a la labor de Josip Broz, habría que destacar los incansables esfuerzos del partido comunista francés y sus principales responsables, volcados, éstos, con la causa republicana -sobre todo André Marty, líder del partido- y de sus homónimos en Italia, Luigi Longo -Gallo- y Giuseppe di Vittorio.

En total, se calcula que durante todo la Guerra Civil Española, no menos de 35.000 personas se alistaron en las Brigadas Internacionales, provenientes de un total de 54 países distintos. (7) Se describió en sus papeles que todos eran “anti-fascistas”. 9 y

Los últimos en incorporarse al conflicto fueron los voluntarios estadounidenses, dos meses después de que el primer contingente de setenta y siete voluntarios llegara a los barracones asignados en la provincia de Albacete, lugar designado para su instrucción, vía Perpignan y Barcelona, en el conocido como el tren 77, “el de los voluntarios”. 4

De todos los países, incluyendo el Reino Unido, se calcula que el 80 % de los voluntarios de las Brigadas pertenecían a la clase trabajadora. Mucho eran jóvenes, aunque algunos de los alemanes e italianos, refugiados de los regímenes fascistas de sus países de origen, eran veteranos de la Primera Guerra Mundial. Muchos, sobre todo los franceses, eran gente desempleada que tenía experiencia luchando contra “el fascista” en las calles de Berlín, Paris, y Londres.4

Puede que hubiera muchos voluntarios que fueron a España en busca de aventura, pero lo que no se puede poner en duda es el altruismo y la abnegación de éstos. La imagen que tenían del fascismo era la de una amenaza internacional, y las Brigadas se presentaban como una de las mejores formas de combatirla. España, por lo tanto, era el campo de batalla que decidiría el futuro. 5

Otra cosa bien distinta fue la realidad que se encontraron al llegar a los barracones situados en la Calle de la Libertad, ocupado por la Guardia Civil antes del comienzo de las hostilidades, que aún estaban manchados con la sangre de las víctimas del instituto armado que fueron desalojadas por las tropas republicanas. No fue hasta la llegada de los miembros del partido comunista alemán, quienes colocaron en el lugar una pancarta con el eslogan “Wir ehren Disziplin” (5) que las instalaciones se asemejaron más a un acuartelamiento militar, y no al lamentable potrero con el que se encontraron los voluntarios de las Brigadas Internacionales.

Las brigadas internacionales en el valle del Jarama (febrero del año 1937)

© Lugares con Historia, 2019

Equipar a los voluntarios con unos uniformes acordes con las necesidades del escenario bélico al que se iban a enfrentar fue otro problema. En la mayoría de los casos, tuvieron que conformarse con excedentes de la Primera Guerra Mundial. Si no, con prendas de segunda mano, recopiladas, de prisa y corriendo, totalmente inadecuadas para las necesidades de un combatiente. En el caso de los voluntarios norteamericanos, era muy raro encontrar algo que les quedara bien. 5 y 8

Sin embargo, el mayor problema llegó desde dos frentes bien diferenciados. Por un lado, ni el entrenamiento, ni el material del que disponían podía hacer frente al de las tropas sublevadas. Muchos de los voluntarios estaban en baja forma física, además de que ignoraban las técnicas militares básicas. Es más, muchos ni siquiera habían tenido en sus manos un rifle hasta que no se vieron camino al frente. Los veteranos de la Primera Guerra Mundial tuvieron que enseñarles cómo cargar sus anticuadas armas, y entre cajas de munición variada, los inexpertos soldados debían encontrar las balas adecuadas para sus rifles. 5

El otro frente fue el adoctrinamiento que debieron sufrir por parte de los miembros del partido comunista, dado el tremendo y asfixiante poso ideológico que impregnó la Guerra Civil española y otras tantas contiendas declaradas en aquellos momentos. Una vez en España, el idealismo se vio sometido a una severa prueba, dado que se controló a los voluntarios con comunistas sin sentido del humor, más interesados en exturbar a los disidentes políticos que en proporcionar comodidades a los hombres. Los que eran proclamados líderes eran, a menudo, incompetentes, hipócritas y revanchistas. 9

Imagen de Madrid en el año 1936. Fuente: anónima.

Sea como fuere, y con todos estos elementos en contra, la primera unidad de las Brigadas Internacionales machó por la Gran Vía madrileña para defender la capital del acoso sufrido por las tropas rebeldes. Los primeros en llegar fue el batallón de alemanes “Edgar André” con una sección de ametralladoras manejadas por voluntarios británicos, entre ellos el poeta John Cornford. (10) La segunda, el batallón “Commune de Paris”, compuesto de franceses y belgas, tenía como líder al coronel Jules Dumont. El jefe del tercer batallón, “Dombrowski”, era el polaco Boleslav Ulanovski. La undécima Brigada Internacional -conocida así, dado que ya había otras diez brigadas “mixtas” formadas por el ejército republicano- marchaba tras las órdenes del húngaro “Kléber” y, el 8 de noviembre, por la tarde, ya estaba en posición. 4

Dos años después de su llegada al territorio bélico, las Brigadas Internacionales habían perdido un tercio de sus efectivos y su aportación, si nos ceñimos sólo al terreno bélico, fue limitada, aunque, no por ello, menos decisiva en algunos de los instantes previos de una contienda que cercenó la vida de más de medio millón de personas.

Dicho esto, la imagen que se tiene de las Brigadas Internacionales y de los voluntarios que las surtieron está, irremisiblemente, ligada a las palabras -y luego las imágenes cinematográficas- de la novela de Ernest Hemingway, Por quién doblan las campanas. El escritor documentó como periodista, junto a su amante, la también redactora Martha Gellhorn, los principales sucesos de la contienda. El personaje principal de la historia, el norteamericano Robert Jordan, un profesor de español llegado desde el estado de Montana es descrito de la siguiente manera: El joven era alto y esbelto, con mechones de pelo rubio, descoloridos por el sol, y una cara curtida por la intemperie, llevaba, además de la camisa de lana descolorida, pantalones de pana y alpargatas. El joven, cuyo nombre era Robert Jordan, se sentía extremadamente hambriento e inquieto. Tenía hambre con frecuencia, pero, a menudo no se notaba preocupado, porque no le daba importancia a lo que pudiera ocurrirle a él mismo y conocía por experiencia lo fácil que era moverse detrás de las líneas del enemigo en toda aquella región. 12

La corresponsal de Guerra Martha Gellhorn.

© 2019 Hurry Up Sister Productions.All Rights Reserved.

Según contó posteriormente Martha Gellhorn, corresponsal para la revista Collier’s, Ernest Hemingway se basó en la personalidad del comandante Robert Hale Merriman (1908-1938), el primer comandante de la Brigada americana Abraham Lincoln, para desarrollar al personaje de Robert Jordan. 16

Merriman, hijo de un leñador, estudió economía en la Universidad de Nevada al mismo tiempo que participaba en el Cuerpo de Entrenamiento de Oficiales de Reserva. Después de completar sus estudios comenzó a enseñar en la Universidad de California. Llegó a Europa con una beca para estudiar los problemas de la agricultura en el continente y, en enero de 1937, logró unirse a las Brigadas Internacionales. Gracias a su formación pudo entrenar a otros voluntarios, en especial a quienes acababan de llegar de los Estados Unidos de América y, dadas sus cualidades como líder, fue ascendido al rango de jefe de Estado Mayor de la XV Brigada Internacional.

Robert Hale Merriman representa esa mezcla de emoción e idealismo proletario, cuando se pensaba, aún, que la URSS era la utopía a la que debían aspirar todos los estados -que nada tenía que ver con la alienante autosuficiencia y conformismo intelectual que abundaba en su país de origen. Esto no quiere decir que el líder militar no fuera consciente de los peligros que una aventura como aquélla suponía para las tropas a su cargo, pero, en su caso, como para otros tantos voluntarios, aquella lucha significaba la oportunidad de cambiar un mundo que, tras la Gran Guerra y la crisis económica del año 1929 empezaba a mostrar claros signos de agotamiento y desesperación entre las clases menos favorecidas.

De izqda. a Dcha: Dave Doran (comisario político de la décimo quinta brigada Internacional); Marion Merriman y su marido Robert Hale Merriman. © 2019 The 15th International Brigade Photographic Unit Photograph Collection; ALBA Photo 11.

Quizás este elemento, además del nada disimulado racismo que, hasta hoy en día parece no querer dar su brazo a torcer, fue el que definió la afluencia de afroamericanos entre las filas de voluntarios, llegados de manera clandestina desde los Estados Unidos de América, a pesar de ser una raza condicionada más por el color de su piel que por su valía como seres humanos. Se calcula que, entre el sesenta y el ochenta de aquellos voluntarios eran de ascendencia africana -algunas cifras llegan hasta el centenar (13)- y, por primera vez, norteamericanos blancos y negros combatieron juntos en un escenario bélico, aun cuando en su país de origen la segregación racial en el ejército no fue eliminada hasta 1950. (14)

Entre los diez primeros afroamericanos que pasaron a engrosar las filas del batallón Lincoln, se encontraba Oliver Law, un afroamericano nacido en Texas, en octubre del año 1900. Siendo un adolescente, se alistó en el ejército y pasó a formar parte de la vigésimo cuarta división de infantería, entre 1919 y 1925. Tras abandonar el ejército y pasar por varios trabajos, decide unirse al International Labor Defense y, en 1932, al partido comunista de los Estados Unidos de América. Fruto de su combativo activismo, Oliver Law fue golpeado y detenido, en varias ocasiones, por la policía de la ciudad de Chicago, sobre todo en la marcha que se convocó como motivo de la invasión de Etiopía cometida por el régimen de Benito Mussolini. El siete de enero del año 1937 obtiene su pasaporte para poder viajar y, diez días después, comenzaba su singladura hasta el territorio nacional español. 15

El capitán Oliver Law enseñando a un voluntario el uso de una ametralladora en el frente, en el año 1937. © 2019 Abraham Lincoln Brigade Archives

Junto Oliver Law viajaban un grupo de militantes o simpatizantes comunistas que residían, mayoritariamente, en la ciudad de Nueva York y que, en muchos casos, habían obtenido, también, sus pasaportes en los días previos al viaje. Todos ellos hicieron declaraciones falsas sobre los objetivos y los países que pensaban visitar, ya que en su país la ley prohibía viajar a España y estaban advertidos de que, si entraban, perderían la protección de su gobierno.

En el caso particular del activista afroamericano, su figura es de vital importancia en la historia militar norteamericana. Fue nombrado capitán del batallón Lincoln en abril del año 1937, un hecho que lo sitúa como el primer soldado afroamericano que fue responsable de comandar una tropa mixta, compuesta por caucásicos y afroamericanos, en un frente de batalla. El 10 de julio del año 1937, Oliver Law resultó herido durante el asalto al cerro del Mosquito, en medio de la sangrienta batalla de Brunete. Murió en una camilla mientras era evacuado a un hospital. Cincuenta años después de su muerte, Harold Washington, el entonces alcalde de la ciudad de Chicago, declaró el día 27 de noviembre como la fecha para conmemorar el legado de Oliver Law y la Brigada Lincoln.

Oliver Law no fue el único afroamericano que destacó en la contienda. Su amiga y activista Harry Heywood sirvió como asistente de George Aitken, comisario político escocés de la décimo quinta brigada, que incluía los batallones Lincoln y Washington. Tampoco quiero dejar pasar la oportunidad de citar a Salaria Kea (17), enfermera afroamericana originaria de Akron, Ohio, quien sirvió con distinción y valentía en los batallones americanos que combatieron en España, junto a Evelyn Hutchins, la reivindicativa conductora que logró vencer las severas reticencias de sus superiores y demostró la valía del considerado “sexo débil” en un escenario bélico. 18

Oliver Law, Harry Heywood, Robert Hale Merriman, Ernest Hemingway, Martha Gellhorn, Salaria Kea, Evelyn Hutchins y una guerra brutal, descarnada y sangrienta son los elementos sobre los que pivota la obra gráfica La Brigada Lincoln, obra de Pablo Durá, Carles Esquembre y Ester Salguero. ¿Y las ideologías? Están, porque en aquellos años, todo, absolutamente todo, estaba empapado y teñido de eslóganes, símbolos, banderas e intereses de todo tipo y condición. No obstante, son las personas y NO las ideologías las que sufren y mueren en un campo de batalla. Después están las bromas de muy “mal gusto”, como aquélla que llegó a tachar a los supervivientes de las Brigadas Internacionales de nacionalidad estadounidense de “antifacistas prematuros” por parte del ejército norteamericano durante la Segunda Guerra Mundial y, luego, la inclusión de la asociación de veteranos de la Brigada Abraham Lincoln (VAlB por sus siglas, en inglés) en la lista de organizaciones subversivas. Más tarde, con la histeria anticomunista desatada durante una década en los Estados Unidos de América, sus miembros fueron detenidos, interrogados, despedidos de sus puestos de trabajo e, incluso, encarcelados.

La Brigada Lincoln (2019). Durá, Esquembre/ Salguero. © 2019 Panini España, S.A.

Portada basada en el cartel “The Internationals—United with the Spaniards We Fight the Invader,” obra de Parrilla e impreso por las Brigadas Internacionales entre 1936 y 1937.

El tiempo, fiel y estricto juez de cualquier acontecimiento del pasado, devolvió a todos aquellos combatientes al lugar de la historia que se merecían. Tal y como recuerda Marina Garde, directora ejecutiva de los Archivos de la Brigada Abraham Lincoln (ALBA), al final del tomo publicado por Panini Comics, a través del sello Evolution Comics, Sus integrantes entendieron mejor que nadie que el mundo había cambiado, fueron los Cascos Azules de la época y supieron mantenerse en el lado correcto de la historia. España les marcó toda su vida.

© Eduardo Serradilla Sanchis, Helsinki, 2019

La Brigada Lincoln © Panini España, S.A., 2019

La Brigada Lincoln © Pablo Durá – Carles Esquembre, 2019

Para más información sobre los archivos de la Brigada Lincoln (ALBA); por favor consulte el siguiente link: http://www.alba-valb.org/

Para más información sobre la obra gráfica La Brigada Lincoln, por favor consulte el siguiente link: www.leprechaun.es/

Notas:

1- Sociedad de Naciones. (2019, April 26). Retrieved from https://leyderecho.org/sociedad-de-naciones/

2- SOCIEDAD DE LAS NACIONES. (n.d.). Retrieved from http://poder-mundial.net/termino/sociedad-de-las-naciones/

3- Walters, F. P. (1952). A history of the League of Nations: Published under the auspices of the Royal Institute of International Affairs. London: Oxford Univ. Press.

4- Thomas, H. (2001). The Spanish Civil War (3rd ed., European World History). Harmondsworth, Middlesex: Penguin books. Edition revised and enlarged.

5- Beevor, A. (2006). The Battle for Spain (2nd ed.). London: Phoenix Paperback.

6- Los tres miembros del partido comunista que visitaron Madrid el 22 de octubre del año 1936 fueron Luigi Longo (Italia); Stephan Wisniewski (Polonia); y Pierre Rebière (Francia).

7- Si se quieren consultar las cifras totales de voluntarios que formaron parte de las Brigadas Internacionales, país por país, les recomiendo que consulten las notas del capítulo número dieciséis del libro de Antony Beevor: The Battle for Spain. The Spanish Civil War 1936-1939.

8- Hanlon, M. E. (n.d.). Retrieved from http://www.worldwar1.com/dbc/ghq1arm.htm

9- Carr, R. (1977). The Spanish tragedy: The Civil War in perspective (1st ed.). London: Weidenfeld and Nicolson.

10- https://www.bbc.co.uk/programmes/b00m17y6

11- En realidad, el gobierno republicano nunca acabó por tolerar la independencia militar y económica de las Brigadas Internacionales. Por ello, el ministro de Defensa Nacional, Indalecio Prieto, decidió ponerlas bajo su control en septiembre del año 1937.

12- Hemingway, E., & Aguado, L. (1986). ¿Por quién doblan las campanas? (1st ed.). Barcelona: Seix Barral.

13- Bergman, P. M., & Bergman, M. N. (1970). The chronological history of the Negro in America (1st ed.). New York: Harper & Row.

14- Los primeros de la ‘Lincoln’ parten hacia España. (2016, December 26). La Vanguardia.

15- Oliver Law. (n.d.). Retrieved from http://www.alba-valb.org/volunteers/oliver-law/?searchterm=Oliver Law

16- La Brigada Abraham Lincoln no fue una brigada sino un batallón y, en febrero del año 1937, constaba de tres compañías que correspondían con la sección cubano-puertorriqueña, la irlandesa y la americana. Tras la batalla del Jarama, y la llegada de nuevos voluntarios, se repusieron las numerosas bajas del Lincoln y se formaron dos nuevos batallones: el Washington (marzo de 1937) y el Mackenzie-Papineu (junio de 1937). Además, había voluntarios norteamericanos luchando en una pequeña unidad antitanques llamada John Brown, en destacamentos de transporte y en servicios médicos. Tras la batalla de Brunete, del 5 al 25 de julio, los supervivientes de ambos batallones, el Lincoln y el Washington fueron reorganizados en una sola unidad que paso a llamarse oficialmente Lincoln-Washington, pero pronto fue conocido como el Lincoln.

17- Salaria Kea: A Negro Nurse in Republican Spain. (n.d.). Retrieved from http://www.alba-valb.org/resources/robeson-primary-resources/salaria-kea-a-negro-nurse-in-republican-spain

18- Evelyn Hutchins. (n.d.). Retrieved from http://www.alba-valb.org/volunteers/evelyn-rahman-hutchins.

19- Otras fuentes indican que el número superó los 50.000 combatientes, tal y como documentó el historiador Andreu Castells Peis en su obra Las brigadas internacionales de la guerra de España (Editorial Ariel, Barcelona, 1973)

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Empecé a leer cómics a la misma vez que aprendí  a leer y, desde entonces, no he parado de hacerlo. En todas estas décadas he leído cómics buenos, regulares y no tan buenos, pero siempre he creído que el lenguaje secuencial es la mejor -y más idónea- puerta de entrada para leer tanto letras como imágenes. Ahora leo más cómics digitales que físicos, pero el formato me sigue pareciendo igualmente válido y sigo considerando el cómic un arte.

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