Alfonso Crujera impartirá un curso de grabado no tóxico en Gran Canaria

El veterano pintor y grabador perteneciente a la Generación de los 70, profesor de grabado en la escuela Luján Pérez desde el curso 1998, asegura que esta modalidad de grabado no tóxico, para el siglo XXI, está aún por depararnos “muchas sorpresas en la medida que sea utilizada por más grabadores que descubran al aplicarlas, novedades interesantes”.

Según Alfonso Crujera “en la última década del siglo pasado algunos grabadores, preocupados por la agresividad tóxica de los productos que estaban utilizando, insalubres, tanto para el medio ambiente como para su salud, comenzaron a investigar con nuevos productos bloqueadores y mordientes. Basándose en olvidadas técnicas antiguas y en desuso, como la electrólisis, y también utilizando materiales y procesos modernos como los fotopolímeros desarrollaron varias técnicas diferenciadas de grabar con los que han logrado grabar y estampar imágenes de gran calidad técnica, y que han venido llamándose genéricamente ”grabado no tóxico“.

Crujera se referirá en su curso a la historia del grabado electrolítico, así como a los fundamentos de esta técnica de grabación que está siendo empleada en multitud de talleres europeos y estadounidenses. Desde el grabado electrolítico semiseco al grabado electrolítico pasivo sin electricidad, pasando por el grabado de planchas de aluminio con mordientes salinos, el curso organizado por el Departamento de Artes Plásticas de la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo grancanario, revisará cada uno de los procesos de esta técnica que Crujera conoció hace unos años a través del artista sueco Rolf Hakansson, y del taller de su compatriota Ole Larsen, en Helsinborg (Suecia). Hace cuatro años que Crujera impartió en este mismo taller de grabado que dirige Ana de la Puente, coincidiendo con su inauguración, una conferencia en la que ya suministraba amplia información sobre la mencionada técnica.

La diferencia entre el grabado electrolítico y el tradicional grabado con ácidos, “es que el primero no desprende gases tóxicos, no genera burbujas o residuos que impidan que el mordiente continúe actuando durante la grabación, y no se agotan los mordientes con el uso”, explica Crujera.

Sin embargo el artista cree que “las aplicaciones modernas de la electrólisis para grabar planchas de cobre y zinc con notable efectividad, libre de gases tóxicos, sin generar residuos, y sin que se agoten las disoluciones, aún no han sido lo suficientemente investigadas. Tan sólo es practicado en unos pocos talleres europeos y estadounidenses, preocupados por las condiciones insalubres en las que se estaba trabajando, con los nocivos y peligrosos ácidos como el nítrico y el clorhídrico. Esta técnica alternativa pretende introducir en los talleres de grabado unas condiciones alternativas de salubridad para los grabadores que hasta ahora no se habían preocupado por su salud y el medio ambiente”, señala el creador.

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