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La amarga resignación de los plataneros con cultivos entre la lava y el mar: “Reclamamos precios justos”

Alexis muestra las cenizas expulsadas por el volcán de La Palma en una finca de plataneras.

Iván Alejandro Hernández

Llanos de Aridane (La Palma) —

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Hace dos años y medio, junto a su hermano, Alexis pidió un préstamo al banco de 150.000 euros para comprar una finca de plataneras cerca de la costa de Tazacorte. No ha podido acudir a regar desde el viernes 17 de septiembre, dos días antes de la erupción, ni ha podido ver su estado. Es una de las numerosas plantaciones al aire libre o en invernaderos que conforman el paisaje por el que la lava del volcán de La Palma alcanzaría el mar. La colada discurre desde el cráter por los caminos abiertos por las anteriores y el dron de la Unidad Militar Especial del Gobierno de España muestra este martes su avance por la montaña de Todoque, llevándose por delante edificaciones y cultivos. 

A pesar del volcán, sigue comenzando su jornada las 7 de la mañana en otras fincas y acaba “hasta que el cuerpo aguante”, dice Alexis. Así, durante seis días a la semana en las que corta los hijos de las plataneras con una pesada barreta, riega y carga con hasta 100 kilos al hombro. A eso se ha sumado en la última semana limpiar la ceniza que inunda las plantaciones. Para ello, primero cortar las hojas, después se sopla para apartarla y que no caiga en la mata y luego se embolsa rápidamente y se lleva en hombro para que tenga la menor afección posible, pero es inevitable que sufra daños.

Con poco más de 50 años, Alexis se dedica a este cultivo desde pequeño. “Los palmeros le tenemos mucho cariño a las plataneras”. En la Isla, el 50% del Producto Interior Bruto (PIB) proviene del sector primario, casi en su totalidad de la plataneras e impregna el paisaje isleño. Su padre ya tenía una finca en Tazacorte en la que sigue trabajando. Entre las plataneras, Alberto (87 años) recuerda que su hijo Alexis tenía algo más de dos años cuando comenzó la erupción del Teneguía y ahora, su nieto tiene la misma edad. El fenómeno sucedió cuando estaba trabajando repartiendo agua. “El de ahora se parece más al de San Juan”, afirma. En 1949, vivió con 15 años el suceso, cuando trabajaba en las obras de un charco. 

Con detalle, rememora los temblores previos a la erupción, que hubo evacuados por el avance de la colada, que desembocó en la costa oeste de Puerto Naos y que arrasó a su paso las casas y los cultivos. “La lava fue por Las Manchas, pero había muchos menos construcciones que ahora”. Alberto cree que si la lava llega al mar, sucedería algo similar a lo ocurrido hace 75 años.

“Con esa finca estamos jodidos”, pero “no podemos hacer nada contra el volcán”, dice con resignación Alexis sobre la posible afección de la lava a sus cultivos en la costa de Tazacorte. La Asociación de Organizaciones de Productores de Plátanos de Canarias aclaró que los daños causados por un volcán son “un riesgo extraordinario” y “no están cubiertos por la póliza de seguros colectivos del plátano”. 

Tan solo le queda esperar a las ayudas anunciadas por el Gobierno de España, que este martes ha declarado a La Palma como zona catastrófica y ha anunciado fondos para paliar los daños en explotaciones y producciones agrícolas; y el Ejecutivo regional, que destinará de forma urgente 7 millones para las empresas afectadas, especialmente las del sector primario. 

Precios justos

Sin embargo, Alexis considera que los cosecheros “sí podríamos reclamar precios justos”, añade. En estas fechas, las cosechas de las medianías ya se cortaron y en invierno es la época de las plataneras que están en la costa. El agricultor cobra entre 0.30 y 0.45 euros por kilo, algo que según dice no le llega a cubrir sus costes de producción, pues esta cifra se situaría por encima de los 0.50 céntimos. “Cobro entre 800 y 1.300 euros al mes”. A esto se suma que muchas de las piñas que ya tiene marcadas para cortar, si están en mal estado por las cenizas, no las comprará una de las seis organizaciones de productores de plátano que adquieren toda la fruta en las Islas

Será mucho trabajo en balde que Alexis sigue realizando en las dos fincas a las que puede seguir acudiendo para llegar “al histórico”, es decir, alcanzar una determinada cantidad de kilos para poder seguir cobrando ayudas del Programa Comunitario de Apoyo a las Producción Agrícolas (Posei). Esta línea de financiación para el sector primario de las islas, que compensa su lejanía o insularidad, contempla 141 millones de la UE solo para el plátano. Se reparten en función de la cantidad producida y el 6% de los productores recibe más del 50% del dinero; el resto se reparte entre los que no alcanzan más de 200.000 kilos de producción.

Juan Carlos Rodríguez, de la plataforma un Precio Justo Auténtico para el Plátano, recuerda que la Ley de Cadena Alimentaria, que aún está por aprobarse definitivamente, fija que los productores en el sector primario no cobren por debajo del coste de producción, una medida que reivindica desde hace años.

Desde al inicio de los debates respecto a la normativa, Asprocan reclama que se exceptúe a la fruta de esta medida, porque considera que establecer un precio mínimo condenaría la supervivencia del subsector. A juicio de la patronal, la Ley de Cadena Alimentaria no garantiza que el productor pueda cobrar su fruta por encima del coste de producción, ni impide que la banana, competir de la fruta isleña en el mercado peninsular,  continúen aplicando prácticas desleales.

Por contra, Asprocan, con el respaldo del Parlamento de Canarias y el Gobierno regional, reclama que se aprueben las enmiendas presentadas por Nueva Canarias y Coalición Canaria en el Congreso para que el plátano pueda establecer como precio mínimo de venta el precio medio de todas las ventas a todos los clientes de una organización de productores.

La patronal estima que esto permitirá que, en determinadas épocas del año, cuando la oferta del plátano sea muy elevada, se pueda vender extraordinariamente por debajo del coste general de producción, lo que supone mantener las ventas del plátano canario en esa época y que la banana no ocupe ese mercado.

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