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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

'Abandonados' por una promotora en concurso de acreedores

La veintena de vecinos que conforma la subcomunidad del Paseo de los Mártires 100, en el barrio de Lomo Los Frailes de Las Palmas de Gran Canaria, ha pasado de la ilusión al desengaño, la indignación y la impotencia en menos de dos años. Es el tiempo que ha transcurrido desde que adquirieron sus viviendas de la promoción El Balcón de Los Frailes con el compromiso por parte del dueño y promotor, Inymbo SL -actualmente en concurso de acreedores-, de subsanar los desperfectos que presentaba el edificio en el momento de la venta.

La promotora estimó en aquel momento -finales de 2010- un plazo de dos meses para acometer las reparaciones oportunas. Sin embargo, a día de hoy, las deficiencias iniciales no solo no se han solventado, sino que el deterioro del edificio se ha acentuado por la falta de mantenimiento. Un informe pericial encargado por los propietarios concluyó que los daños apreciados en el inmueble afectaban a las condiciones de habitabilidad, calidad e higiene necesarias para su uso.

La arquitecta y el aparejador que redactaron el informe detectaron defectos en el edificio por una elección de materiales inadecuada, trabajos y reparaciones mal rematadas y falta de mantenimiento de la obra acabada y no ocupada por sus compradores hasta tres años después. Tras la venta de la vivienda, la responsabilidad del mantenimiento del edificio era de la promotora, según consta en las escrituras.

“Parece que vivimos en un edificio abandonado”, dice Juan José De León, uno de los vecinos, mientras muestra grietas, humedades, filtraciones de agua, lámparas rotas, vigas oxidadas y a la intemperie o un ascensor sin uso porque el cuadro eléctrico no se adecua a la normativa vigente. Las escaleras del edificio, por donde tienen que transitar obligatoriamente, son metálicas, sin superficie antideslizante y tiene algunas barandillas desprendidas. “Se forman bolsas de agua y son peligrosas. Ya se han caído tres vecinos en esta escalera”, dice Juan José. Rafael, otro de los propietarios, tiene tres vértebras rotas y asegura que le cuesta mucho trabajo bajarlas, al igual que a Yaiza, operada de una hernia discal.

Hasta el pasado mes de marzo, el edificio no contaba ni siquiera con conexión de electricidad definitiva y la recibía de forma provisional a través de un cable que llegaba del muelle de carga del centro comercial Tamarana, que se encuentra justo debajo y con quien comparte comunidad. La intensidad de la corriente eléctrica que llegaba al inmueble era muy inferior a la necesaria para cubrir la demanda de los 20 vecinos, por lo que se producían cortes constantes, “cada dos o tres horas”. La interrupción del suministro eléctrico figura incluso en el acta que un notario elaboró en su visita al edificio.

Concurso de acreedores

Los vecinos se han visto obligados a pagar varias derramas para acometer algunas reformas ante la falta de respuestas y las demoras de la promotora, que el pasado mes de mayo se declaró en concurso de acreedores, ahogando aún más las opciones para que los vecinos vean cumplido el compromiso que Inymbo adquirió con ellos en el momento de la venta.

Los propietarios exigen también responsabilidades a la inmobiliaria Remax Arcoiris, que comercializó la mayoría de las unidades de la promoción y a la que acusan de “no intervenir” ante la promotora para resolver los problemas. Remax, por su parte, alega que su intervención ha sido la de “mero mediador inmobiliario” y que “en ningún caso” ha asumido compromiso alguno con la compradora, “salvo el de dar traslado de las quejas” recibidas por parte de alguno de los vecinos. Además, asegura que la promotora se hará cargo de los arreglos y que, si no lo ha hecho hasta ahora, “ha sido por falta de dinero”.

Aunque la promotora aún no ha contestado a las preguntas formuladas por este periódico a principios de la pasada semana, ha trasladado a la agencia inmobiliaria que la subcomunidad “puede tener razón” en alguno de sus planteamientos, pero que hay arreglos que “son competencia de la compañía aseguradora”. Los vecinos, sin embargo, aseguran que han recibido la negativa del seguro a sus demandas para cubrir determinadas deficiencias.

La subcomunidad no se ha decidido a acudir a los tribunales por los elevados gastos que conllevaría todo el proceso. ''Estamos muy decepcionados. Yo llevo seis meses mirando para irme a otro sitio, pero ¿cómo voy a vender esta casa? Lo mismo que me han hecho a mí se lo harán a otro. Soy joven y todavía me queda ilusión, pero hay gente que compró los pisos con los ahorros de toda la vida“, sentencia Juan José de León.

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