Las urgencias de dos hospitales canarios, sin camillas ante el colapso de pacientes

Hacinamiento en Urgencias del Hospital Insular el pasado lunes.

Iván Suárez

Las Palmas de Gran Canaria —

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Un año más, la imagen se repite por las mismas fechas en los servicios de urgencias de los principales hospitales públicos de Canarias. Los pacientes se acumulan en camillas enfiladas en los pasillos mientras esperan por una cama de hospitalización en planta, por una derivación hacia una clínica concertada o por el alta médica. Con la gripe en fase epidémica desde hace tres semanas en las Islas, donde se contabilizan ya trece muertes por esta causa, la calima de la pasada semana ha agravado la situación y los centros se han vuelto a ver desbordados.

El colapso ha afectado en especial al Hospital Insular de Gran Canaria y al Hospital Universitario de Canarias (HUC), en Tenerife. Según fuentes del sindicato de enfermería Satse, ambos complejos se han llegado a quedar sin camillas para atender la carga asistencial en determinados momentos de estos dos últimos días ante la saturación de pacientes y algunos enfermos han tenido que esperar en las ambulancias hasta que se liberaran. A pesar de ello, la consejera de Sanidad, Teresa Cruz, ha negado este martes en el Parlamento este colapso y ha preferido hablar de “presión asistencial”. 

Después de un fin de semana complicado, Urgencias del Hospital Insular contabilizaba a las 08.00 horas de este lunes más de 90 usuarios pendientes de ingreso en planta. Es decir, prácticamente el 100% de la capacidad de un servicio en el que se acumulaban, además, otros 60 pacientes aproximadamente. “La fila (de camillas) llegaba hasta el ascensor. Nunca lo había visto. Nos quedamos sin camillas, no había ni siquiera en el Materno”, explica una profesional del centro. No solo los boxes estaban repletos. Dentro de su plan de contingencia ante este tipo de situaciones, la gerencia del centro abrió tres áreas que se llenaron esa misma mañana: la de transición, que dispone de 21 camas; el denominado módulo P, reservado para pacientes de psiquiatría y con capacidad para siete, y, de forma excepcional, un espacio para usuarios de rayos que también puede albergar, según las fuentes consultadas, “seis o siete camas”.

Este martes la situación era ligeramente mejor en el complejo hospitalario de referencia para los habitantes de la zona sur de Gran Canaria. A las 08.00 horas eran más de 70 los pacientes que esperaban por una cama en planta. A las 12.30 se concentraban 170 usuarios en el servicio, afirman los trabajadores, que recuerdan que, si bien el problema no es nuevo, sí que se está acentuando de forma progresiva ante el envejecimiento de la población y la falta de soluciones.

Hace apenas ocho meses, 23 de los 26 médicos de Urgencias del Insular llevaron a la Fiscalía Provincial de Las Palmas los “inaguantables colapsos” en el servicio y la “desidia institucional” para solventarlo. El Ministerio Público acabó dando carpetazo a las diligencias abiertas a raíz de esa denuncia al no apreciar ningún tipo de responsabilidad penal en la actuación de los sucesivos gestores sanitarios, una decisión que generó malestar entre los facultativos por haberse adoptado sin citar a ninguno de ellos a prestar declaración y sin solicitar información adicional para contrarrestar los argumentos esgrimidos por la Consejería de Sanidad, entonces en manos de Coalición Canaria (CC), con José Manuel Baltar al frente.  

En opinión de uno de los firmantes de esa denuncia, el panorama sigue siendo igual de desalentador meses después. Este facultativo de Urgencias señala que en las últimas semanas la media de ingresos diarios en el servicio es de 170 y el número de personas pendientes de traslado a planta, de entre 60 y 70. La propia consejera, Teresa Cruz, pudo comprobarlo de primera mano el pasado jueves 30 de enero, cuando acudió a esta área, en compañía de la gerente, sin que los profesionales estuvieran avisados de antemano (la jefatura de servicio lo supo diez minutos antes). “La vi angustiada”, señala este médico, que celebra que esta falta de programación le permitiera comprobar la “imagen real” de un servicio sumido “en el caos”.

“No se ha hecho nada”, asegura la misma fuente al ser cuestionada por los cambios en este periodo. Lamenta que la habilitación de espacios de tránsito no haya venido acompañada de una mayor dotación de médicos (“Se han ido 27 o 28 en cuatro años”, dice). Tampoco se han producido avances significativos en la solución planteada por el anterior equipo directivo -y asumida por el actual- para tratar de aliviar la saturación: el aumento de las instalaciones a través de la cesión, por parte del Cabildo de Gran Canaria, del antiguo Colegio Universitario de Las Palmas (CULP).

Teresa Cruz ya advirtió en octubre, en un pleno en el Parlamento de Canarias, que de cara a este pico asistencial solo se podrían adoptar medidas de contingencia. La socialista ha expuesto en más de una ocasión como una de sus grandes apuestas la elaboración de un decreto para delimitar los servicios de atención sociosanitaria que debe prestar el Servicio Canario de Salud (SCS) y diferenciarlos de los que pertenecen al Sistema de Dependencia.  Para la consejera, la “nula planificación” y la falta de plazas sociosanitarias es una de las causas de los colapsos en las urgencias, ya que no se le puede dar salida a los pacientes con este perfil, que ocupan camas de agudos y lastran así la rotación dentro de los complejos hospitalarios.

Sin camillas en el HUC

Lo ocurrido el lunes en el Hospital Insular se ha reproducido este martes en el Hospital Universitario de Canarias (HUC). Con más de 90 pacientes en Urgencias pendientes de hospitalización, el centro también se ha quedado sin camillas en algunos momentos y ha habido pacientes que no han podido bajar de la ambulancia hasta que los profesionales no han podido desocupar otras. Este centro también ha tenido que abrir dos áreas de tránsito con capacidad para una treintena de camas para tratar de descongestionar el servicio.

Según el sindicato Satse, la situación en los otros dos hospitales, La Candelaria, en Tenerife, y el Doctor Negrín, en Gran Canaria, ha estado más controlada. En el primero, el número de pacientes en espera de cama para pasar a planta se sitúa alrededor de 50 personas. En el Hospital Doctor Negrín también se llenó el área de transición, de unas 30 camas, y una planta habilitada para momentos de saturación, la 2B izquierda, con capacidad para otros 15 usuarios.

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