Los obispos vuelven a erigirse como oposición al Gobierno dos décadas después
“Por si no éramos pocos, parieron los obispos”. Un destacado dirigente socialista apuntaba esta semana su malestar ante el creciente protagonismo de algunos responsables de la Conferencia Episcopal, azuzando la crispación y lanzando mensajes contra el Gobierno, que rompen la tradicional neutralidad que se presumía a la Iglesia católica desde la Transición.
Y es que, tal y como confiesan en privado miembros del Gobierno, “parece que la Iglesia ha vuelto a recuperar las pancartas contra el PSOE que ya blandieron hace veinte años”, en referencia a las manifestaciones que tuvieron lugar durante la primera legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero, con una veintena de prelados en primera fila, protestando contra Educación para la Ciudadanía, el matrimonio igualitario o promoviendo las tristemente famosas 'misas en Colón' el último fin de semana de diciembre, que se convirtieron en auténticos mítines comandados por los obispos contra el Gobierno y que, desde la jubilación del cardenal Rouco Varela, no se han repetido. Al menos, organizadas por la diócesis de Madrid.
Los Rosarios de Ferraz, las concentraciones 'para rezar' frente a las clínicas que practican abortos, las campañas de publicidad de Hazte Oír o las presiones judiciales contra Pedro Sánchez desde Abogados Cristianos son solo una muestra de que, al menos en algunas sacristías, el 'Quien pueda hacer, que haga' de José María Aznar, se está cumpliendo punto por punto.
Porque lo cierto es que, desde la calle Añastro, sede de la Conferencia Episcopal Española (CEE), se observa una creciente radicalización del discurso, que hunde sus raíces en la dialéctica de su presidente, Luis Argüello. La pasada semana, en plena campaña electoral en Extremadura, el arzobispo de Valladolid volvía a descolgarse (fue la segunda ocasión en unos meses) con unas declaraciones a La Vanguardia en las que reclamaba “cuestión de confianza, moción de censura o dar la palabra a los ciudadanos. Es decir, lo que prevé la Constitución” frente a la actual crisis institucional. Unas palabras que fueron contestadas por el propio Pedro Sánchez, quien animó a Argüello a presentarse a las elecciones con Abogados Cristianos, y recordándole que el tiempo en que los obispos influían en las decisiones políticas terminó con la muerte del dictador.
Las reflexiones de Argüello –que según sus próximos “tiene el pecado del intelectual, quiere hacerse entender en todos sus matices, y eso, hoy, es imposible”– se suman a una dinámica de la confrontación que, desde hace tiempo, capitanean obispos como Ignacio Munilla o Jesús Sanz. Un combate contra el Gobierno en el que estos obispos del sector más radical cuentan con el apoyo de Hazte Oír y sus satélites, organizaciones que distintas investigaciones vinculan directamente con asociaciones secretas como El Yunque, y con la estrategia de la ultraderecha a nivel mundial para cambiar el orden político internacional (MAGA, Milei, Bolsonaro, Orban o Le Pen) en la que colaboran miembros 'católicos' de Vox e instituciones como la Asociación Católica de Propagandistas o el ISSEP.
El arzobispo de Oviedo ha criticado la "decadencia moral" del Gobierno de "saunas y prostíbulos". El de Valencia ha invitado a Sánchez a reflexionar porque "la política tiene como finalidad no solo mantenerse en el poder
Porque Argüello no es el único. Así, el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, aprovechaba las críticas al presidente de la Conferencia Episcopal para lanzar una dura diatriba contra la “decadencia moral” del Gobierno de “saunas y prostíbulos”. “Están acabados. Dice bien Luis Argüello: pasar página, ya”, perpetraba el prelado ovetense, que desde hace años 'cede' la basílica de Covadonga para la simbólica apertura de campaña electoral de Santiago Abascal y su obsesión por la 'Reconquista para Dios' de España. La víspera de Nochebuena, el arzobispo de Valencia, Enrique Benavent, en declaraciones a À Punt, afirmaba que “cuando se introduce un elemento de inestabilidad en la vida política en los que tienen la responsabilidad del gobierno, hay que pensar que el bien común que la actividad política tiene como finalidad no solo mantenerse en el poder, sino el progreso de la sociedad”, invitando a Pedro Sánchez a “reflexionar” sobre su futuro.
Las voces discrepantes
No todos los obispos están en esa línea. Es más, por primera vez en bastante tiempo, la 'contestación' en el interior de la CEE a las palabras ha ido creciendo, con llamamientos a la “prudencia” y al papel de la Iglesia como moderadora del diálogo social, y no como actor político. Así hay que leer las recientes declaraciones del cardenal de Madrid y vicepresidente de la Conferencia Episcopal, José Cobo, quien en los micrófonos de la COPE señaló que “la Iglesia tiene que ser prudente en este momento difícil”, añadiendo que “hay católicos en todos los partidos y tendencias”.
Cobo, quien ejerció de mediador e interlocutor en el histórico acuerdo entre el Gobierno y la Santa Sede por la resignificación de Cuelgamuros (motivo por el que ha sufrido insultos y ataques personales, llegando a vivir un 'escrache' a las puertas de la sede de los obispos), incidió en que la misión de la Iglesia es la de “acompañar para recuperar la ética, el consenso, sin detenernos en el cómo hacer las cosas, que ese es el juego político”, frente a grupos que “viven de lo católico, sin ser católicos”, en una clara referencia a los grupos de ultraderecha eclesial, vinculada directamente con Vox y sus movimientos afines.
Del mismo modo, el arzobispo de Tarragona, Joan Planellas, reclamó “prudencia” a Argüello, advirtiendo de “la ideologización del cristianismo” en políticas como la del odio al migrante o la intromisión en la política partidista. El cardenal de Barcelona, Juan José Omella, reclamaba “menos confrontación, más fraternidad y más justicia”.
Por su parte, el nuevo obispo de Málaga, José Antonio Satué, pedía “humildad y moderación” frente al “lodazal” de la política actual. “Los obispos somos pastores de todos, de los de izquierda, de los de derecha, de los de centro”, advertía. El obispo de Ciudad Real, Abilio Martínez Varea, aunque defendiendo la libertad del presidente de la CEE para dar su opinión en la esfera pública, sí pidió “entendimiento y consenso” frente a la confrontación política. Desde Roma, extraoficialmente, también se ha solicitado bajar el diapasón de la polémica, especialmente cuando, como adelantó en primicia elDiario.es, León XIV ultima el que será su primer viaje a España.
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