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Pequeña guía de Meteora: la ciudad monástica griega colgada de los abismos

Monasterio de la Santísima Trinidad, en Meteora.

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De Meteora no tenemos noticia alguna hasta bien entrada la Edad Media. Este lugar de paisaje surrealista está habitado desde hace muchos milenios, pero no hay ninguna referencia a este lugar de perfiles imposibles en la riquísima mitología griega, por ejemplo. Y extraña. Porque esta sierra de peñascos de hasta 500 metros de caída libre que parecen haber sido colocados al capricho de cualquier dios maniático da para mucha de esa movida mitológica griega tan dada al culebrón y al drama. Pero nada. De estos montes que soportan los monasterios ‘suspendidos en el cielo’ (Metéora Monastíria) se tiene noticia por escrito desde finales del siglo XI cuando algunos monjes ascetas subieron hasta las cuevas y las grietas de las grandes rocas para meditar y llevar esa vida contemplativa que es el origen de las principales órdenes monásticas a lo largo y ancho del mundo. Aquí también. Aquellas sencillas cuevas y chozas colgadas del abismo se fueron convirtiendo en grandes y pequeños monasterios literalmente agarrados a las paredes verticales de las grandes rocas. Llegar hasta aquí no fue cosa de capricho: había que ponerse a buen recaudo del avance de los turcos por la región tras el colapso del Imperio Bizantino (siglos XIV y XV).

En las alturas de Meteora se construyeron hasta 24 grandes monasterios. Hoy apenas siguen en uso seis; muchos de los antiguos edificios hoy están en ruinas. Y del asunto no tienen la culpa los turcos, sino los alemanes que atacaron los cenobios donde se refugiaba la resistencia griega a la invasión nazi. Hoy los monasterios suspendidos del cielo son una de las principales atracciones culturales de la Grecia continental. Llegar hasta aquí es una verdadera pasada. El entorno es de una belleza sublime y lo excepcional de los monasterios (literalmente encajados en las enormes piedras) hacen que este lugar sea uno de los parajes históricos más singulares de toda Europa (son parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO). Pese a las multitudes mejor llegar en fin de semana. Los sábados y los domingos son los únicos días en los que todos los monasterios están abiertos al público. Eso sí, es el momento de mayor afluencia de viajeros y en algunas ocasiones puede haber aglomeraciones importantes. El Monasterio de San Esteban cierra los lunes; Mégalo Méteoro (Gran Meteoro) los martes; Santa Bárbara Roussanou echa el cierre los miércoles; Agia Triada (Santísima Trinidad) los jueves y los cenobios de Varlaám (Todos los Santos) y San Nicolás no admiten visitas los viernes.

¿Ver Meteora en un día? Es posible si te limitas a los monasterios más importantes. Para nosotros los cuatro imprescindibles son Santa Bárbara, que es de los más antiguos y cuenta con importantes obras de arte de la época bizantina incluidos unos frescos alucinantes; el Monasterio de la Santísima Trinidad, que es de los más espectaculares por su emplazamiento y su acceso; Varlaam, con los mejores frescos bizantinos de todo el conjunto (según nuestra opinión, claro está) y el de Mégalo Méteoro que es el más importante de todos los cenobios de la zona. Otro imprescindible de cualquier visita al lugar es hacer la ruta de 10 kilómetros en coche que va desde San Esteban hasta Gran Meteoro. Esta ruta no sólo va comunicando los diferentes monasterios sino que ofrece algunos miradores geniales en los que vas a flipar. Si vas sólo una jornada y tienes coche de alquiler no dudes en hacer el recorrido de ida y vuelta un par de veces y en diferentes momentos del día. Si te quedas dos o más días en Kalambaka no es mala idea hacer algún tramo a pie, recorrer alguno de los senderos antiguos que servían para ir de un cenobio a otro y ver atardecer desde alguno de los miradores. El acceso al Monasterio de la Santísima Trinidad desde Kalambaka es uno de los senderos más bonitos que hicimos jamás aunque hay un par de tramos muy cuesta arriba.

Otras cosas que ver en Kalambaka.- Aquí la gente viene a ver los monasterios, pero el pueblecito de Kalambaka también es digno para un par de horas de paseo. La gran joya patrimonial del lugar es la Iglesia de la Dormición de la Virgen (Mitropoleos), un templo que remonta sus orígenes al siglo XI, justo el momento en el que llegaron los primeros monjes que se recluyeron en las cuevas y grietas de las grandes piedras que dominan el lugar. El edificio es precioso y es uno de los mejores ejemplos de arquitectura bizantina medieval de la región. Y por dentro es brutal. Tiene unos frescos que van desde el siglo XI al XVIII. Otro punto de interés muy bonito de ver está en el sendero que comunica el pueblo con la vecina población de Kastraki. La Iglesia de Agios Nikolaos of Badovas es una sencilla construcción que se encuentra en un entorno de gran belleza. Aquí dos grandes rocas casi se encuentran dejando un pasillo de bosques donde podemos ver esta iglesia y un antiguo monasterio muy chiquito literalmente empotrado en la pared de piedra.

Llegar a Meteora en transporte público.- La localidad de referencia para visitar los monasterios de Meteora es Kalambaka que se encuentra a 350 kilómetros de Atenas. La forma más cómoda de llegar desde la capital griega es a través del tren. La empresa de Trenes Helénicos une las estaciones de Larissis (Atenas) y Kalambaka. El trayecto demora unas cuatro horas y media y el precio del billete es entre los 15 y los 20 euros por trayecto. Hay una sola combinación diaria. El convoy sale desde Atenas a las 8.28 horas y hace el trayecto de vuelta a las 16.45 (horario verano 2023). La otra opción es el autobús. Esta ruta está cubierta por la empresa KTEL Trikala que opera desde la Estación de Liosion (Liosion, 260). Desde Salónica la mejor opción es el bus, ya que el tren te obliga a hacer transbordo en el nudo ferroviario de Palaeofarsalos y pegarte hasta 10 horas de escala en el peor de los casos. El bus de Ammon Express desde Salónica cuesta unos 40 euros y el trayecto dura unas tres horas y media.

Fotos con Licencia CC: Jon Worth; Danel Solabarrieta; Ed; Brad Hostetler; Elisa Triolo

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