“Nada es posible crear de la nada: escribimos siempre dentro de una tradición”
“Al leer los poemas de Marcos Díez uno tiene la impresión de que están escritos fundamentalmente con el corazón en la mano, desde una honradez sencilla con la que sentimos una rara comunión que podría acercarse mucho a eso que llamamos la verdad humana”. De esta manera, un poeta, Juan Manuel Romero, escribe de otro poeta, Marcos Díez, quien esta semana presentará en Santander un nuevo libro que, bajo el título de Con sol dentro, recoge toda su obra poética, con el añadido de un último libro, Besar la tierra.
Marcos Díez (Santander, 1976) es autor de los libros de poemas Puntos de apoyo (Creática, 2010), Combustión (Visor, 2014), Desguace (Visor, 2018) y Belleza sin nosotros (Visor, 2022). Visor también es quien publica ahora sus poemas escritos entre 1998 y 2023 en un proyecto editorial en colaboración con la Fundación Gerardo Diego.
Premio Internacional de Poesía Generación del 27, Díez revela en esta entrevista sus dudas y certezas, pero también su convencimiento de que la poesía tiene un poder revelador, basado en el lenguaje, la contemplación del mundo y la introspección.
Con sol dentro (Poesía reunida, 1999-2024) se presenta este viernes, 14 de junio, en la Librería Gil, de Santander, en un acto en el que hará las veces de presentadora Noelia Palacio.
¿Considera que la principal tarea del escritor, aparte de vivir, es leer? ¿Qué está leyendo ahora?
Estoy acabando Dignos de ser humanos, un ensayo de Rutger Bregman, y acabo de leer Carcoma, de Layla Martínez. Y últimamente he leído los Diarios de Chirbes y algunas de sus novelas. Leer es mucho más importante que escribir, me parece, porque creo que se aprende más de los otros que de uno mismo.
¿Por qué publicar ahora el conjunto de su obra poética a la actualidad? ¿Es momento de recapitular?
Me hago mayor, o lo soy ya. En septiembre cumpliré 48 años, casi medio siglo. Me ha parecido un buen momento, lo veo como una forma de cerrar una etapa. El resultado es bien modesto: un libro de trescientas páginas y un puñado de poemas. Eso es la poesía: algo austero, sencillo, que ocupa poco, aunque pueda dar mucho.
¿Por qué Con sol dentro? ¿Qué hay detrás de ese título?
El título parte de un verso de Juan Ramón Jiménez, de su poema Espacio: “Tengo abierta la puerta donde vivo, con sol dentro”. Ese sol de Juan Ramón es ambiguo, no queda claro si estaba dentro antes de abrir la puerta o de si entra cuando la puerta se abre. La poesía tiene algo de puerta que, al abrirse, nos muestra una luz que hay dentro de nosotros u otra que viene de fuera y que llega de la mano del poema.
¿Cómo surge la obra y cuál es el papel que juega la Fundación Gerardo Diego?
La obra nace de una conversación con la editorial Visor, en la que he publicado mis tres libros anteriores, y con la Fundación Gerardo Diego, que lleva muchos años apoyando la edición de poetas de Cantabria. La poesía es algo al margen de lo comercial, este tipo de colaboraciones ayudan a que libros así se publiquen. Personalmente, estoy agradecido por la confianza tanto de la editorial como de la Fundación.
La antología reúne sus cuatro libros de poemas más un quinto, Besar la tierra, aún inédito. ¿Puede hablarme de este?
Besar la tierra lo escribí entre 2022 y 2024. El descenso es el gesto clave del libro. Lo explica bien María Zambrano: “Lo difícil no es ascender, sino descender”. Hablo, sobre todo, de bajar de nosotros mismos y de tantas quimeras y espejismos inútiles y conectar con lo esencial, que es sencillo, cercano, que está a ras de tierra. Descender nos eleva, es el más alto vuelo.
¿Es importante la materialidad en su obra poética, el contacto con la tierra, con el entorno...?
Para mí es algo esencial. La contemplación ayuda a estar en contacto con lo que nos rodea, sobre todo con la naturaleza, a la que casi no vemos pese a que formamos parte de ella, pues no dejamos de ser animales, por mucho que pensemos o estemos en el centro de una gran ciudad o dentro de un avión o con un teléfono en la mano o escribiendo un poema. La contemplación ayuda a salir de la mente para estar en el mundo, que es más real que todo lo que podemos llegar a pensar.
¿En estos 25 años de trayectoria qué ha quedado por el camino y a donde se dirige?
Por el camino han quedado muchos poemas que fueron descartados y que ya no sé dónde están. Todo lo que no publico lo acabo perdiendo, soy muy desordenado y guardo pocas cosas. Quedaron también en el camino proyectos que no supe acabar. Pero todo, incluso lo que se descarta, nos acaba dejando algo. Escribir es una forma de conocimiento, al escribir aprendemos del mundo, de los otros y de nosotros mismos.
¿Escribir desde la sencillez es un arte difícil de alcanzar?
Creo que sí. Escribir poemas tiene algo que ver con traducir intuiciones que no sabemos nombrar, sacar a la luz cosas que andan ocultas. En mi caso, intento hacerlo con sencillez, aunque eso me parece lo más complejo. Contar con sencillez algo que tiene profundidad y que no es obvio, ese es el gran reto. Nietzsche criticaba a quienes enturbiaban el agua para que pareciese profunda.
¿Hay alguna diferencia entre el Marcos Díez narrador y el Marcos Díez poeta?
Son lenguajes distintos. Los dos, cada uno a su manera, difíciles. En la narrativa, quizás, eres más dueño de lo que haces. Una vez que tienes un proyecto, te pones a ello y trabajas, con días mejores y peores. Con la poesía no pasa eso, te puedes sentar las veces que quieras y no conseguir nada. El poema llega cuando no lo esperas.
¿Qué espera del lector? ¿Piensa en él cuando escribe?
Supongo que es inevitable saber que habrá un lector. Creo que no pienso en ello cuando escribo, aunque inconscientemente igual me condiciona. De todas formas, basta ponerse a escribir para que aparezca un personaje literario que se parece a nosotros pero que no es exactamente la persona que escribe.
Juan Manuel Romero escribe de su poesía que está caracterizada por una 'honradez sencilla' que aspira a una 'rara comunión' con el lector en torno a una 'verdad humana' ¿Cuál es esa verdad?
No lo tengo claro, quizás mi verdad pasa por caer en mi insignificancia, en mi fragilidad, y desde ahí conectarme con lo que tiene valor, empezando por los afectos, y deslumbrarme a diario con este extraño milagro de estar vivo y sentir por ello gozo y plenitud y abrazar también el dolor y el sufrimiento y tenerlo presente porque es parte de la vida.
¿Cómo alcanzar al lector y tocarlo?
Las poesía es una fuente de conocimiento pero, también, de comunicación. Supongo que a un lector lo alcanzas si logras comunicarte con él, y lo tocas si logras que tu experiencia personal se convierta en universal y pueda aprender algo de ella.
¿Se le puede encuadrar en una poesía de la experiencia?
Estoy fuera de los círculos literarios, en parte por mi forma de ser y en parte por vivir en Cantabria. No sé dónde me encuadro, la verdad. Creo que hago una poesía clara y sencilla. Pienso también que todo poema, hasta los más herméticos, nacen de una experiencia.
¿Qué sentido tiene la poesía en un mundo en donde los bulos y las mentiras campan a sus anchas?
La poesía nos ayuda a reapropiarnos del lenguaje y a poner freno a las palabras vacías. Es algo muy valioso hoy.
¿Cuáles son sus referencias?
Me marcaron mucho Pessoa, Hierro, Zambrano, Kafka, Kundera o Dickinson. En los últimos años, Lousie Glück, Ana Blandiana, Szymborska, Ramón Andrés, Josep María Esquirol, Chirbes… Pero reducir todo a un puñado de autores es injusto porque cada libro que leo me deja cosas. Escribimos siempre dentro de una tradición, nada de la nada es posible crear.
Ha ejercido el periodismo y ha sido y es gestor cultural en dos fundaciones, Santander Creativa y Torre de Don Borja. ¿Ese conocimiento de las tripas de la cultura le ha servido de algo en su trayectoria como escritor?
Quizás lo más interesante es poder conocer a personas que son inspiradoras. La Torre de Don Borja, además, me deja tiempo para leer y escribir porque, por suerte, es un trabajo en el que me tratan con mucho respeto y me cuidan. Me siento afortunado por ello.
¿Qué está preparando ahora?
Estoy con un proyecto de narrativa, una novela de ficción. Estoy comprometido con este proyecto y voy a trabajar en él hasta que lo termine. Pero ando con muchas inseguridades y no tengo claro que pueda escribir algo decente. De momento, trabajar. Ya veremos. Mejor no vender la piel del oso antes de cazarlo.
0