Primera Página es la sección de opinión de eldiario.es Cantabria. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
¿Dónde están las mujeres?
Hola, hoy me llamo Carmen y tengo 14 años. Voy a un colegio mixto (los únicos que deberían existir para que chicos y chicas dejemos de vernos diferentes y antagónicos) y, aparte de estudiar, me dedico a jugar al baloncesto y a tocar el violín.
Para aprovechar bien el día, me he levantado pronto y he ido a correr. Ahora mismo estoy desayunando mientras leo el periódico. Reviso las noticias de las páginas de Deportes y encuentro no menos de tres páginas dedicadas a los vómitos de un jugador de fútbol y al nuevo peinado de otro. ¿Acaso tiene que interesarme?
Lo que más me duele (aunque no sea consciente de ello) es que no hallo ni una línea sobre las chicas del baloncesto, las del balonmano, Mireia Belmonte, Ruth Beitia o Carolina Marín. Nada. Perdón, hay dos frases junto a los escasos (en espacio dedicado) resultados del ciclismo.
Una vez más sin mujeres; una vez más sin referentes para mí; nada que realmente me impulse a seguir practicando deporte. Los pocos modelos que encuentro tienen que ver con las desaforadas urracas que protagonizan la sección de Sociedad o con las anoréxicas chicas que empobrecen las páginas de Moda. A ellas me han dicho que me debo parecer para gustarles a los chicos; algo que, para algunos, es la única razón de mi existencia.
El panorama es desolador. Para culminar este imperio Faláctico, leo que el director de Hervé Léger en el Reino Unido, Patrick Couderc, ha afirmado que ni las mujeres voluptuosas ni las lesbianas deberían vestir los vestidos de su firma.
- Ya estoy viendo la publicidad: palos heterosexuales del mundo, éste es vuestro vestido. ¡Qué despropósito!
Chocante
Continuamente oigo lo importantes que son los modelos familiares, educativos y sociales para l@s jóvenes y me he doy cuenta de que los míos están perpetuando un status quo esclavizante y caduco. Y es que, más allá de las insultantes desigualdades salariales, de la falta de respeto legal hacia las embarazadas y de la carente sensibilidad histórica hacia la mitad de la población de este planeta, existe una carencia (mediática) de modelos reales femeninos que ayuden a construir una sociedad igualitaria, sana y moderna.
Lo que yo quiero ser
No sé lo que quiero ser. Quizá deportista, ingeniera, doctora, abogada o cajera en un centro comercial. Aún no lo he decidido; sin embargo, lo que tengo claro es que no me gustaría ser un objeto en manos de nadie. A falta de saber si voy a tener familia o no, lo único que pido es poder ser yo; no tener miedo de ser yo.
Lo que otros quieren que sea
Y, claro, esto se convierte en el germen de uno de los problemas que las mujeres tenemos hoy en día. Hombres (y hembras) que no comprenden que ya no somos un objeto adquirido de por vida. Ser mujer no es lo mismo que ser la visión que ellos tienen de una mujer. Ser mujer es SER, no que te SEAN.
No podremos romper con las cadenas del pasado mientras no haya mujeres empujándonos desde los medios al deporte (las del vóley-playa no cuentan) o a tocar el violín o a mil lugares más; no lo conseguiremos mientras nos sigan preguntando en las entrevistas por si tenemos novio en lugar de cuántas son nuestras horas de entrenamiento. Apenas hay heroínas en el cine (exceptuando el trasero de Lara Croft) y en la literatura. Sólo en contadas ocasiones nos dejan acabar con el malo (o la mala) salvo que seamos la compañera patosa de algún galán de espaldas cuadradas.
Educación
Es difícil cambiar la visión que tenemos todos los que hemos nacido en el reino del “Deberser”: los roles interiorizados, las inercias tradicionales, el miedo al rechazo impreso en la piel… pero no deberíamos rendirnos antes de empezar.
Para esta lucha, se hace fundamental una herramienta que no deberíamos menospreciar, quizá, la más importante: la Educación. Deberíamos trabajar pensando en el futuro y no sólo en poner parches de oportunismo político. Tenemos que introducir en la escuela la igualdad de género (y otros temas) como algo más que una materia transversal. Un sistema educativo que deje de estar enfocado a las próximas elecciones y que carezca de reloj y de prisa.
Porque si no, con nuestra formación, con la sociedad y los medios que tenemos, lo único con lo que podrá soñar mi alter ego Carmen es con ser la mujer de alguien, salir en la tele, hacer edredoning en “Gran Hermano”, ser anoréxica intentando imitar a alguna modelo entrada en huesos o a permanecer maltratada de por vida (tantas veces de por muerte) junto a algún monstruo que también aprendió que ella era una cosa fabricada para él.
PD: Ni soy Carmen ni tengo 14 años ni me hace falta serlo para darme cuenta de que muchas de las cosas que están sucediendo tienen su origen en el menosprecio a las políticas serias de Igualdad. Necesitamos cambiar muchas cosas y estamos tardando demasiado en hacerlo; hay muchas vidas en juego.
Sobre este blog
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