Un año de historias anónimas
Jesús, Amparo, los vecinos de El Pilón o los trabajadores de Greyco son algunas de las personas anónimas que por unos o por otros motivos se han convertido en protagonistas durante este año 2015 que acabamos de despedir. En muchos casos, tristes personajes de la actualidad. Sus historias, sus vidas, son la cara visible de las secuelas del momento que atraviesa el país y la comunidad autónoma, de la crisis económica y de los juegos de poder. Nadie como ellos mismos para contar en primera persona sus vivencias.
“El banco me llamaba todos los días diez o quince veces; y también a mis padres, a mi exmujer...”
A sus 39 años, Jesús estaba a punto de “volver a vivir”. Durante los últimos 12, fue preso de una hipoteca que no podía pagar y de un banco que lo trataba “como si hubiera cometido un atraco”. “Era un sinvivir. Mi vida se reducía a buscar la fórmula para pagar al banco. Todos los días me llamaban diez o quince veces; a mis padres, a mi exmujer... Me sentía como un delincuente. Es un sistema de acoso brutal. Eso me acabó de hundir”. Después de una etapa 'negra', la entidad bancaria le comunicó que aceptaba su petición para la dación en pago.
Una constructora compra la mitad de un barrio y expropiará al resto de vecinos
El Barrio de El Pilón era hasta hace apenas tres décadas el extrarradio de Santander. Situado en lo que originariamente se conocía como el Paseo del Alta, a unos cientos de metros del centro;de la ciudad, las viviendas unifamiliares estaban rodeadas de prados con ganado y huertas de los vecinos. Ahora, sin embargo, una ubicación con vistas a la bahía y a un paso del casco urbano de la capital de Cantabria se ha convertido en un 'caramelo' para el Grupo Tecniobras, una constructora que pretende edificar dos torres de ocho alturas, con 140 viviendas y 200 garajes, que se levantarán literalmente sobre las casas de los actuales propietarios.
El voto rogado silencia la voz de los expatriados
El barrio de Hard, en el antiguo distrito industrial de Zúrich, presume de una reconversión urbanística que ha convertido la zona en un espacio heterogéneo donde conviven modernos edificios de oficinas, clubes nocturnos, tiendas de moda y viejos almacenes reciclados en restaurantes que recuerdan el pasado obrero del lugar. Lo que hasta hace unas décadas era una enorme extensión de fábricas es hoy una de las zonas de referencia de la ciudad y uno de los muchos puntos de encuentro de Yolanda Candela, Hugo Torres y Manuel Joglar, tres españoles residentes en Suiza que forman parte del reducido grupo de expatriados que ha conseguido rogar el voto para participar en las elecciones generales del 20 de diciembre.
Los días contados de la vaca pinta
La incorporación de España a la antigua Comunidad Económica Europea (CEE) hace tres décadas expulsó de la producción lechera a multitud de pequeños ganaderos de toda la Cornisa Cantábrica. La imposición del tanque de leche en frío y la tecnificación general que acompañaron a la implantación de las cuotas lácteas -que atribuían a cada Estado de la Unión Europea (UE), y de rebote a cada productor, una cifra máxima de litros que suministrar a la industria- hirieron de muerte a aquella tierra de pequeños ganaderos y obreros mixtos.
Curiosamente, la eliminación definitiva de las cuotas el pasado mes de abril también está resultando letal para lo poco que queda del sector, y es que un ganadero ya puede producir y vender toda la leche que quiera, pero la industria láctea también puede ya comprar y recoger toda la leche a los productores que quiera.
Amparo Pérez: “La vida es terrible”
Cuando Amparo tenía 12 años ya contaba con un máster en la vida y en la política. Sabía que la vida era terriblemente injusta y que ella había nacido entre los condenados a esa injusticia. Ahora, con 86 años, tiene la sensación de que la condena era a perpetuidad y que si entonces, en 1940, la posguerra y la pobreza eran su ejecutor, en 2015 es la apisonadora de la Administración y la ceguera de un político.
“Mi madre [Rita], pobre mujer, era tonta, se negó a entregarnos a una institución y luchó para criarnos y, mira usted, luchó para nada”. De Amparo Pérez opina todo el mundo. El alcalde de Santander, Íñigo de la Serna, la perfila como una mujer ambiciosa que no se conforma con el triste precio que la Justicia ha determinado para su casa, destinada a desparecer bajo el asfalto de un vial de dudosa necesidad...
La historia de un 'secuestro' laboral
“Aquí hemos visto de todo. Yo he pasado tres o cuatro veces por esto y siempre es lo mismo: nos engañan continuamente”. José Antonio Terán es uno de los veteranos de la fundición Greyco. A sus 55 años, lleva más de tres décadas como empleado de esta factoría situada en el municipio cántabro de San Felices de Buelna. Desde el pasado 19 de enero, junto al resto de sus compañeros, pasa doce horas diarias en la portilla de la fábrica. Son 45 días consecutivos en la calle que comienzan a hacer mella incluso en los más optimistas. La huelga que iniciaron de forma unánime para exigir el pago de sus salarios avanza en su séptima semana con los trabajadores cada vez más preocupados por su futuro. Son 45 días consecutivos en la calle que comienzan a hacer mella incluso en los más optimistas.
Sociedades cooperativas, todos en el mismo barco
Cada viernes, al finalizar la jornada, Pedro, Edu y Julio mantienen una pequeña reunión. Analizan el trabajo pendiente, los próximos proyectos, los materiales, la maquinaria, posibles proveedores... En definitiva, departen sobre la marcha de la empresa, su empresa. Hace poco más de un año dieron un giro radical a su situación laboral. Los tres se encontraban buscando empleo desde hacía casi dos años, y viendo que no llegaba ninguna oportunidad decidieron tomar las riendas de su futuro asociándose en una cooperativa.
Los niños de la guerra cuentan su historia
Araceli Ruiz, Miguel González, Pilar Herrero, Amparo Sánchez y Pedro Morán fueron niños de la guerra evacuados a la Unión Soviética, Dinamarca y Francia durante la Guerra Civil. Todos ellos rondan los noventa años y comparten con otros miles de inocentes los traumas y las cicatrices que dejó el franquismo en la sociedad española. También tienen un objetivo común: dar a conocer su historia para que no se repita, explicar los horrores por los que tuvieron que pasar y honrar la memoria de todos aquellos que no sobrevivieron para contarlo.
Sus historias parecen olvidadas en viejos libros de historia, en fotografías en blanco y negro o en imágenes que acumulan polvo en las hemerotecas. Lejos de eso, relatan el pasado reciente de una democracia todavía joven, que ve con distancia como miles de personas mueren para alcanzar sus fronteras. “El exilio español fue desgarrador y semejante al que viven refugiados y niños inocentes a los que cerramos el paso a las puertas de Europa”, aseguran.