Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
La guerra entre PSOE y PP bloquea el acuerdo entre el Gobierno y las comunidades
Un año en derrocar a Al Asad: el líder del asalto militar sirio detalla la operación
Opinión - Un tercio de los españoles no entienden lo que leen. Por Rosa María Artal
Entrevista
Reinhard Wallmann, director general de Salud Pública de Cantabria

“La decisión de parar AstraZeneca fue hiperprudente y meramente política”

El director general de Salud Pública de Cantabria, Reinhard Wallmann, posa mostrando los datos COVID de Cantabria.

Rubén Alonso

28 de marzo de 2021 21:16 h

0

Reinhard Wallmann aterrizó al frente de la Dirección General de Salud Pública de Cantabria a principios de este mes de enero cuando la tercera ola de la pandemia comenzaba a hacerse notar tras las festividades navideñas. Este especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública proveniente del Servicio Cántabro de Salud sustituyó a Paloma Navas, la que había sido hasta entonces la cara más visible y mediática de la gestión de la crisis sanitaria en la comunidad. El epidemiólogo austriaco se muestra abiertamente preocupado por la situación derivada de la suspensión temporal de la vacunación con AstraZeneca. Defiende que “la vacuna es muy buena” y que la decisión de parar su aplicación fue “hiperprudente y meramente política”.

Se acerca la Semana Santa. ¿Cómo llega Cantabria desde el punto de vista epidemiológico?

Llegamos desde una meseta en el nivel 2, justo en medio, con algunas señales que nos indican que va a empeorar. El área sanitaria de Torrelavega es la que más preocupa, con ciertos brotes que van incrementando la curva, por lo que estamos pendientes de ver cómo evoluciona. Pero tenemos un muy buen sistema de rastreo.

¿Ese buen sistema puede ser uno de los motivos que expliquen que Cantabria haya sido prácticamente durante toda la pandemia una de las comunidades con menor incidencia COVID?

El sistema de rastreo no es un invento cántabro. Históricamente en epidemiología se utiliza un sistema de declaración de enfermedad con su consecutiva, si es infecciosa, búsqueda de contactos. Lo que se ha implementado en Europa es una copia de lo que se hizo con el SARS-1. Sí es cierto que aquí en Cantabria hay una estructura muy potente que trabaja fenomenal. Se trata de una de nuestras herramientas para contener el virus, más la nueva que tenemos ahora que es la vacunación. Y ahora que hemos logrado un nivel bajo de incidencia es cuando esta herramienta de rastreo es más importante y cuando más hay que incentivar y tenerla funcionando. Una vez que se dispara, incluso con el mejor rastreo del mundo, no vas a llegar a todos los contactos, es muy difícil de frenar, es como que se rompe el embalse y entra todo el agua de golpe. Así que nosotros ahora vamos muy al detalle de cada caso y tratamos de buscar hacia atrás la máxima cantidad de contactos. Lo último que hemos aplicado es que a los contactos que tenemos en cuarentena les hacemos dos test para tenerlos más controlados y evitamos así que no salga ninguno siendo positivo.

¿Existe un sistema de rastreo especial cuando se trata de un caso de la variante británica, por ser más agresiva que la convencional?

Ahora ya es todo británica. Estamos al 96% de los casos con esta cepa. No se sabe tanto de la dinámica del periodo de incubación y de transmisibilidad de esta variante con respecto a la otra. ¿Es realmente diferente? ¿Es diferente la carga viral que tienen las personas con británica versus la original? Son preguntas que poco a poco van contestándose con la evidencia científica, pero que de momento no se ve clara la diferencia, de manera que por eso no cambia a grandes rasgos el tiempo de cuarentena. Eso el Ministerio lo está discutiendo y está muy preocupado por ello. Lo que sí que hace Cantabria diferente a otras comunidades es el retrorastreo. Preguntamos más días hacia atrás, cinco concretamente, mientras que el resto solamente dos. Además, cuestionamos sobre si se ha estado en algún evento potencial de supercontagio, como comidas, entrenamientos, fiestas o botellones, aunque haya sido incluso hace siete días. Nuestro sistema de rastreo puede sostener más o menos una incidencia de 500 casos por cada 100.000 habitantes, que son 200 o 300 al día, y ahora con 50 los profesionales están más desahogados y pueden trabajar más al detalle.

Volvemos a la situación epidemiológica, lo que todo el mundo se pregunta ahora es: ¿Estamos abocados a una cuarta ola después de Semana Santa?

Es la pregunta del millón. Ahora mismo los modelos predictivos no nos sirven. Estamos en un rango de incertidumbre. Lo que observamos es que hay siete comunidades que tienen una tendencia creciente, nosotros también. Tenemos por delante una ventana de más interacción social, que es la Semana Santa, porque por mucho que pongamos medidas vendrán estudiantes de vuelta y habrá más encuentros familiares. Así que por ahí es muy esperable que entren más casos, porque la incidencia sigue siendo alta.

Y teniendo en cuenta esos factores y que se trata de la variante británica, ¿las dimensiones de esa posible cuarta ola serán mayores o menores que las de la tercera?

También es la pregunta del millón, aunque tenemos algún factor a nuestro favor. Por un lado, la población ha aprendido ya mucho, y la mayoría de las personas cumplen bien con las medidas. Sabemos la receta que vamos a aplicar, a la mínima que los indicadores superen el umbral, nosotros no vamos a perder tiempo e implementaremos medidas en una nueva resolución. Vamos a ser proactivos intentando anticiparnos. Eso más o menos funciona y con la británica también algo ha funcionado, porque aunque se nos ha solapado la ola de la variante habitual con la británica, con el despliegue y la concienciación que ha habido han descendido ambas. Es más lista y más rápida la británica, entonces nosotros, con nuestras medidas, tenemos que ser más espabilados.

Hablemos de esas medidas. Cantabria abrió el interior de los bares hace un mes y ha retrasado el toque de queda a las 23.00 horas. Aunque se reduzcan las reuniones sociales de cara a esta Semana Santa, tal y como estipula el acuerdo alcanzado entre el Ministerio y el resto de comunidades ¿son restricciones suficientes para frenar la cuarta ola y evitar que ocurra lo mismo que pasó después de Navidad?

A pesar de esas medidas creo que va a haber un incremento de incidencia del virus. Es una hipótesis mía.

¿No se podría tomar alguna medida más restrictiva para evitarlo ahora que estamos a tiempo? La ministra de Sanidad reconoció la semana pasada que tras la tercera ola se dieron cuenta de que "salvar la Navidad fue un error"

Estamos bailando con el lobo, siempre digo lo mismo, tratamos de encontrar el equilibrio entre daños colaterales y daño COVID. Las medidas ministeriales han sido aprobadas por la Comisión de Salud Pública y las vamos a llevar a cabo. Son muy importantes porque si no tendríamos unas comunidades abiertas y otras cerradas, y así garantizamos una medida basal de contención. De todas formas, los datos son los que son y nos tenemos que basar en lo que observamos. Ahora están mantenidos, nos hubiera gustado bajar más, pero al menos no hemos subido.

¿Cree que Cantabria debería hacer algún tipo de autocrítica como hizo la ministra respecto a las medidas establecidas en Navidad?

Bueno, después todos sabemos lo que habría que haber hecho y todos somos más listos. Pero nos ha costado muchísimo abrir el interior de la hostelería. Aquí defendemos a la población infectada que acaba ingresada y cuyo ingreso hace que se sature el hospital y, a su vez, otras personas con patologías no puedan estar adecuadamente atendidas. Somos el actor que defiende a estas personas, pero luego hay muchos otros actores en esta sociedad que obviamente también tienen que comer y sobrevivir. Hay que encontrar un equilibrio como te decía antes.

"Un año de confinamientos y sufrimientos ha hecho que la gran mayoría de la gente esté a favor de vacunarse

Ha hablado del cierre de interiores, Cantabria ha sido una de las regiones que más tiempo los ha mantenido cerrados, pero sin llegar a clausurar los negocios del todo. El sector ha sido muy crítico con ello. Ahora, el Ministerio ha acordado con las comunidades recomendar hacerlo en las zonas en las que la incidencia supere los 150 casos, muy por debajo del nivel de cuando lo aplicaba Cantabria. ¿Es una muestra de que esta comunidad hizo lo correcto?

Eso se va a consolidar cada vez más. De hecho, las nuevas propuestas que se están trabajando para el segundo documento de actuación coordinada del Consejo Interterritorial van en esa línea. Prevén el cierre de interiores a partir del nivel 3 y es algo que se ha hecho en Cantabria antes. Hay que ser conscientes de que la hostelería, junto con los casinos, es el único sitio público de encuentro de personas en interior donde se quitan la mascarilla. Tienen ese plus de riesgo. Y de ahí la preocupación, es un potencial contagiador, no por la hostelería en sí, sino por las condiciones que se dan ahí. En la resolución de Sanidad hemos puesto que tiene que estar abierta una ventana o al menos la puerta porque hay que hacer mucho énfasis en la ventilación. También es importante, y no se cumple tanto, que el aforo permitido tiene que estar indicado en la entrada del bar. Y, por supuesto, cumplir esos aforos y distancias entre mesas. Hemos hecho la semana pasada una especie de inspección en Santander, Torrelavega y Castro Urdiales, desplegando un dispositivo por unos 85 negocios y hemos observado que en términos generales lo hacen bien. Un 80% respetan muy bien los aforos y distancias, pero el otro 20% en interior no. Aparentemente puede parecer que es un buen dato, pero no podemos permitir que un 20% de la hostelería estropee el esfuerzo del otro 80%. Ese 20% suponen suficientes eventos de supercontagio para que puedan surgir brotes y se nos vayan de las manos.

Vamos con el tema estrella, el horizonte de esperanza para todos que es la vacunación. Sanidad lleva tiempo señalando al mes de abril como un punto de inflexión en la llegada masiva de vacunas. ¿Está garantizado que sea así?

Nos fiamos de Pfizer, de los demás no, porque de momento no han demostrado compromiso. Moderna y AstraZeneca fluctúan mucho. Sabemos que Pfizer va a doblar la próxima semana, llegando 17.500 dosis por semana, y AstraZeneca en principio también tiene un importante incremento previsto a partir de abril. Ojalá sea así. La gestión es muy difícil porque las previsiones no son fiables y hay que reaccionar con lo que llega. Si van llegando esas dosis que nos prometen podemos hablar de que en julio alcanzaremos un porcentaje alto de vacunados, incluso de inmunizados en Cantabria.

¿Un porcentaje aproximado?

Yo calculo que al 50% de vacunados en julio deberíamos llegar, para inmunizar hay que esperar a la segunda dosis. Así todo, es un buen dato que con una dosis ya se ha visto, tanto con Pfizer como con AstraZeneca, que es muy efectiva para evitar una enfermedad grave. Eso es lo que importa, disminuir gravedad y letalidad.

La principal polémica la ha suscitado AstraZeneca, tras la suspensión preventiva de su aplicación. ¿Qué le transmite a la gente que tiene miedo o reticencias a ponérsela, pese a que la Agencia Europea del Medicamento (EMA) la ha avalado y ha negado relación con casos de trombos?

Es una tecnología de vacuna probada y sus números son muy buenos, desde el principio lo eran, cuando solamente se decía que tenía el 60% de protección. Yo ya me daba con un canto en los dientes, pero es que ahora, con el nuevo ensayo clínico, ese número de eficacia ha incrementado. Sí que hay que decir una cosa, que no tiene perdón, y es que AstraZeneca, aunque es una vacuna buena, siempre ha metido la pata en la comunicación, en la metodología para demostrar que funciona. Hay que tener en cuenta que surge en un ámbito universitario, en Oxford, de muchos grupos de investigadores que trabajan en ella, por lo que actúan de una manera más anárquica en eso, mientras que el resto, como Pfizer, son empresas privadas con una jerarquía y una metodología claras.

Hablando de comunicación, yo hecho en falta campañas más agresivas por parte de las diferentes administraciones para concienciar y que cale en la gente la importancia de vacunarse y de que son seguras. ¿Por qué no se hacen?

Ahora mismo estamos alcanzando una aceptación de alrededor del 90%. La campaña se hace sola. Un año de confinamientos y sufrimientos ha hecho que la gran mayoría esté a favor. Así todo estoy muy preocupado porque ese problema con AstraZeneca no ayuda, todo lo contrario. Cuando los hechos no acompañan a lo que tú comunicas eso no es favorable. La decisión que se tomó de parar AstraZeneca fue hiperprudente. Fue una decisión meramente política, tanto de Alemania, como de España y el resto de países, porque el mensaje de la EMA fue exactamente el mismo antes y después. Vamos a ver cómo acaba esto, estamos intentando medir bien la aceptación en los docentes y ver cuántos rechazan.

¿Y si realmente constatan un amplio rechazo respecto a los que se iban a vacunar antes del parón?

Si eso ocurre me consta que desde el Gobierno central se hará una campaña de comunicación.

Lleva en el cargo desde principios de enero, cuando relevó a su antecesora, Paloma Navas. El consejero habló entonces de que iba a “capitanear un nuevo ciclo, una nueva etapa esperanzadora”, tres meses después, ¿qué ha cambiado y qué valoración hace de ello?

Esto es como un buque, un barco enorme, y tiene su rumbo. Por cambiar una cabeza no puedes esperar que de repente esto se convierta en un avión. Cuando yo llegué arrancó la última ola y pude aplicar las medidas epidemiológicas lo más rápido posible y en comparación con otras comunidades nos ha ido bien. No ha sido una ola muy impactante. 

Etiquetas
stats