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¿Por qué todos hablan de quinta cuando Cantabria vive su sexta ola COVID?

Ambiente en una calle de bares de Santander

Rubén Alonso

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El estallido de contagios que está viviendo España este verano, principalmente entre la población joven todavía no vacunada, supone una nueva ola de la pandemia del coronavirus. Pero tras año y medio de altibajos, y de endurecimiento y relajación de restricciones continuo, es fácil perder la cuenta de las que hemos padecido. ¿Cuántas olas del virus llevamos? A nivel nacional esta es la quinta, pero en el caso de Cantabria, la sexta.

Y es que mientras que en el conjunto del país han sido cinco los momentos más álgidos de la crisis sanitaria, Cantabria cuenta con la particularidad de haber vivido uno más, al haberse dividido la segunda ola en dos picos de contagios claramente diferenciados.

Así, tras la primera ola de marzo de 2020 que desencadenó el primer estado de alarma y el confinamiento estricto de toda la ciudadanía, llegó la segunda pasado el verano, aunque en el caso de Cantabria no fue exactamente así. Y es que mientras que en el resto del país los contagios se dispararon, esta comunidad experimentó en septiembre un leve repunte que enseguida fue capaz de contener. Se trató, por tanto, de una segunda ola de poca magnitud teniendo en cuenta la situación de otras regiones en ese momento.

No obstante, en noviembre, Cantabria volvió a padecer un incremento notable de casos, con cifras similares a las del resto de España, con lo que finalmente no se libró de la explosión de contagios que azotó tanto a este país como al resto de Europa y otros continentes tras la época estival. De esta forma, el gráfico con la evolución de la incidencia del virus en la comunidad -publicado por el Servicio Cántabro de Salud- señala con claridad dos curvas con picos entre los meses de septiembre y noviembre, la primera bastante menos pronunciada que la segunda.

Y como consecuencia de ello, cuando tras las festividades navideñas llegó la tercera ola de la pandemia a España, en el caso de Cantabria supuso la cuarta. Entre abril y mayo se produjo la quinta, como consecuencia de la mayor interacción social durante la Semana Santa, y actualmente está inmersa en la sexta, fruto de la desescalada y vinculada especialmente al ocio nocturno y a los contagios entre jóvenes. Pese a esta circunstancia, la Consejería de Sanidad habla de quinta ola para referirse a esta última.

“En el conjunto nacional y en la mayoría de las comunidades son cinco porque tuvieron una segunda, no una segunda y una tercera casi solapadas, y por eso hablamos de cinco, para homogeneizar con el resto”, argumentan desde el departamento que dirige Miguel Rodríguez (PSOE).

Pese a contar con una ola más que el resto, la realidad es que en la mayor parte de la crisis sanitaria, Cantabria ha estado entre las comunidades con incidencia más baja de la COVID-19. Tan solo a principios de esta última ola se ha puesto en cabeza, tras la relajación de las restricciones en hostelería y ocio nocturno, que propició contagios masivos entre jóvenes en fiestas y celebraciones de fin de curso.

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