Carta con respuesta es un blog del escritor Rafael Reig. Dejad vuestros comentarios en este blog sobre vuestras preocupaciones políticas, sociales, económicas, teológicas o de cualquier índole, y él os responderá cada martes.
Piadosos despilfarros
Ante la noticia “de impacto” que revela que la televisión gallega “destina 5.500 euros a la retransmisión de cada misa dominical”, hay quien se escandaliza, no sin razón. Por mi parte, ni vivo en Galicia ni tengo tele, así que lo que me escandaliza (muy moderadamente) son este tipo de noticias, que no significan nada, si no se sitúan en un contexto. Por eso mismo no busco información ni en la tele ni en internet: porque los datos aislados, en mi opinión, agrandan la ignorancia y la tentadora propensión al amarillismo.
La noticia, al parecer, no es que la tele retransmita misas. Si así fuera, me uniría a los escandalizados. Lo que insinúa la noticia es que esa retransmisión es muy cara. Ahora bien, francamente, esos 5.500 euros ¿son mucho o poco dinero? Pues ni idea. ¿Cuánto cuesta, por ejemplo, retransmitir un partido de fútbol? ¿O una carrera de motos? ¿O el descenso del Sella, pongamos por caso? Sin alguna información de contexto, la noticia está vacía de significado (al menos para mí).
Al parecer la retransmisión de un solo partido de fútbol puede costar uno o dos millones de euros (si es de los que exigen pago de cuantiosos derechos) o como mínimo unos 30.000 euros, si es un partido cualquiera. La fiesta de las piraguas en el Sella parece que no se retransmitirá este año porque costaría más de 70.000 euros. Diez etapas de una vuelta ciclista por lo visto no salen por menos de 300.000 euros. Al lado de esto, lo de las misas de los píos gallegos ¿no parece calderilla?
Ya sé que no podemos comparar una religión verdadera y mayoritaria como el deporte con una idolatría insólita y excéntrica como el catolicismo, pero aun así quizá sea más escandaloso lo que cuestan las retransmisiones deportivas.
Decía Borges que la teología es una rama de la literatura fantástica y, en ese caso, deberíamos comparar los costes de la retransmisión eucarística con eso que llaman “ficción nacional”.
No, para mi sorpresa, creo que no se refieren a una sesión del Congreso, por mucho que nuestra vida política parezca encajar de molde en esa categoría de “ficción nacional”: llaman así a las series españolas.
Según informaba el año pasado El Economista, una patochada como Cuéntame sale a 12.186 euros por minuto. ¡Por minuto! Con quitar dos minutos a la insufrible familia Alcántara (¡qué alivio, aunque sólo sean dos minutos!), los piadosos gallegos tendrían para seis misas completas (y algo suelto para dejar en el cepillo de la iglesia). Basta decir que una cosa como Aída sale a 400.000 euros por capítulo.
Por otra parte, para los creyentes, durante la misa se produce una transubstanciación real, así que tal vez haya que comparar el precio con el de los reality-shows. Tres meses de Gran Hermano salen por unos 7 u 8 millones de euros, que se dice pronto. Si tenemos en cuenta que no es lo mismo retransmitir cómo se convierte el vino en sangre, y el pan en carne, que retransmitir una soporífera sesión de “edredoning” entre un par de pazguatos, ya no parecen tan caras las misas gallegas.
Admito que estamos en verano, pero ¡ni siquiera es agosto todavía! Los monstruos del Lago Ness son un poco prematuros.
A mí me parece que deberíamos prescindir de la retransmisión de misas, pero también de la retransmisión de liturgias deportivas o de los inútiles misterios que se celebran bajo un edredón. Sin embargo, sin contexto, no estoy seguro de que el problema sea el precio.