'ARQUITECTURA para respirar', alude a la inevitabilidad de la arquitectura, porque como el hecho de respirar es algo que está siempre presente, incluso cuando no somos conscientes. Y, a su vez, nos recuerda la definición de Lao-Tse, según la cual “cuatro paredes y un techo no son arquitectura, sino el aire que queda dentro”. Porque la arquitectura no es una disciplina meramente constructiva, sino que tiene mucho que ver con lo intangible del alma.
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Villa Leander, la casa en la naturaleza
Bernt Nyberg : abstracción, materialidad, relación, atemporalidad y privacidad
Bernt Vilhelm Nyberg nació en 1927 en Ockelbo y estudió arquitectura en el Royal Institute of Technology de Estocolmo. Durante su etapa estudiantil, coincidió con numerosos profesores cercanos a la corriente modernista, influyéndole en su manera de hacer y entender la arquitectura.
Cuando comenzó a trabajar en la oficina con Karl Koistinen en 1958, aprendió la búsqueda de Klas Anshlem por la simplicidad geométrica, teniendo a Le Corbusier como un modelo importante para él. Posteriormente se separó con la intención de hacer su propia arquitectura, llevando a cabo un cuerpo de trabajo pequeño pero completo, todo de una gran calidad exigente que ponía de manifiesto una destreza técnica y estética única. Nyberg también tuvo una estrecha relación con Sigurd Lewerentz.
La mayoría de los edificios de Nyberg se han deteriorado mucho. Dado que su arquitectura no es relativamente conocida, se expone a que esta se desvanezca de nuestras memorias a la vez que desaparece de la tierra. Nyberg estaba en su mejor momento cuando falleció, en Lund, en 1978, dejando en su camino una cantidad de trabajo pequeño, pero asombroso, conceptualmente sólido en cada uno de sus detalles. Una arquitectura en relación con lo ruinoso, lo arcaico y lo atemporal.
Junto a Sigurd Lewerentz, Klas Anshlem y Bengt Edman, Nyberg ha sido una de las inspiraciones para construir en un estilo neo-brutalista en Suecia.
Villa Leander fue un trabajo constante en progreso con múltiples adiciones durante más de una década. El trabajo de Nyberg, aquí ilustra una clara evolución de un enfoque para la creación de formas desde el marco de filigrana tectónica del garaje y la marquesina de entrada, hasta la adición final monolítica similar a un búnker. Los clientes, Lars y Annik, eran vecinos de Bernt y con el paso de los años se hicieron cercanos. En 1963 le encargaron a Nyberg que diseñara la casa, a lo que él respondió rápidamente que sí.
Villa Leander Fuente: endangered.berntnyberg.org
Cuando se visitó por primera vez el sitio hubo un debate sobre si demoler lo existente o hacer una adición. Bernt supo de inmediato que podía hacer algo a partir de la estructura dada, transformándola en una composición cúbica abstracta que contenía una variedad de espacios para incluir una habitación “oscura” para que los niños jugaran dentro.
La vivienda se enmarca en la corriente modernista. Separada de la tradición y rudimentos del pasado, decantándose por un lenguaje abstracto de muros opacos y lisos, donde el funcionalismo asume un papel importante, ya que se muestra un rechazo casi completo a la ornamentación. Es un edificio contenedor, un prisma, entendido como algo funcional que atendía a necesidades domésticas.
Le Corbusier decía que, a pesar de su aparente sencillez exterior, es muy difícil otorgarle complejidad.
El volumen predominante es un prisma perfecto, universal, donde se produce un rechazo al mundo de las ideas, utilizando el hormigón como material expresivo, marcando las yagas y juntas de los encofrados. Esta manera de construir nos muestra, por parte de Nyberg, un interés y un entendimiento honesto del material, en donde a través de la construcción se consiguen aspectos que conforman una buena arquitectura.
Por otro lado, la casa cúbica austera contrasta con el garaje y la marquesina de entrada, enmarcados con columnas cruciformes en ángulo de acero, dentro de las cuales se apilaron tiras de madera para encerrar los espacios.
La adición final fue masa de hormigón puro. Al igual que el otro trabajo en el que Bernt estuvo involucrado, como el Flower Kiosk en Malmö, existía el deseo de crear un muro que fuera el mismo tanto por dentro como por fuera. Con juntas verticales y la reutilización del encofrado para construcciones interiores, materializándose de nuevo la idea de una arquitectura nacida de la construcción, de lo material, de la honestidad y del trabajo.
La fachada exterior de Villa Leander, puede ser vista como un cuadro cuidadosamente compuesto. El único marco es el sugerido por la propia composición. Las ventanas son deliberadamente situadas, las proporciones, permitiendo siempre una buena iluminación interior pero nunca perdiendo de vista el carácter introvertido de la vivienda. Huecos como aberturas anómalas dentro de la envolvente exterior.
Nyberg llevo a cabo varios proyectos dentro de la misma línea, como puede ser Villa Palm, donde las primeras imágenes de la obra la retratan desnuda; al aire libre ocupando aparentemente un paisaje estéril. Actualmente, la naturaleza ha formado capas a su alrededor, enfatizando aún más su disposición espacial introvertida. Estas son situaciones que también ocurren en Villa Leander.
Villa Palm, de Bernt Nyberg Bengt Oberger, CC BY-SA 4.0, vía Wikimedia Commons
Frente a toda esta voluntad de privacidad, su composición abstracta, cúbica, también permite mantener relación con el entorno urbano donde se inserta, tejiendo con el mismo.
Su disposición hacia la calle no es directa, la vivienda se gira, extendiendo la marquesina de acceso como elemento de conexión, de umbral, teniendo la capacidad de captar a los transeúntes que por allí circulan. Esa marquesina además de generar contraste sigue manteniendo relación con la vivienda, no es un elemento tan exento como en primer lugar podríamos entender, su composición y su construcción es sincera, se lee como funciona, como se ha hecho, volviendo a plasmar un entendimiento por el material. La construcción vuelve a hacer arquitectura.
Por otro lado, la casa tiene la lectura como juego de opuestos. La pesadez y la potencia del hormigón choca con la ligereza de las marquesinas, el exterior falto de ornamentación, de vida, frente a la calidez de elementos que componen el interior… En estos fríos muros de hormigón podemos imaginar la calidez del material como si en realidad se hubiera usado madera.
En cuanto a la distribución interior, se basa en una compartimentación por estancias claramente diferenciadas, con quizás, poca versatilidad, donde la flexibilidad funcional no se encuentra casi por ningún lado. Otra cuestión que observar, es la no presencia de espacios servidores, y por consecuente, no hay espacios servidos, por lo que cada una de las estancias beben unas de las otras, desplazándose hacia una esquina la escalera como elemento principal de comunicaciones, restándole importancia a la misma. Por otro lado, en la planta baja, toma importancia un gran mueble central que podría ser el elemento que organiza el resto de espacio.
Frente a esa pérdida de importancia de la escalera en términos de elemento de distribución, se realza por otro lado a través de una enorme cristalera que recorre la casa de arriba abajo, inundándola de luz, convirtiéndola casi en otra estancia en la que estar, en la que leer, charlar, mirar.
En definitiva, el proyecto de Nyberg, atiende a lecciones propias de privacidad, buscando un refugio para el hombre, como un bunker, con materiales pesados, aparentemente poco trabajados, otorgando a la vivienda un cierto carácter de hito.
Sin embargo, no dejar de lado la relación con lo que allí hay y con los transeúntes, extendiendo elementos de conexión que provocan un umbral de acceso rico, una prolongación de la casa, como si de piernas o brazos se tratasen, y que sumerge a los que allí se dirijan a un mundo recogido, discreto, destinado al disfrute familiar.
El material asume mucho protagonismo, la manera en la que se construye es la encargada de otorgarle interés y carácter a la vivienda. Es un manifiesto de utilización de materia prima como material, trabajada y con apariencia arcaica y atemporal, que prevalezca siempre y que siga cumpliendo la función de hogar.