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Comunidades de aprendizaje: educación participativa y de inclusión social

Los familiares participan en las actividades de los alumnos en el CEIP La Paz de Albacete

Alicia Avilés Pozo

No es la solución a todos los males, ni una fórmula mágica. Tampoco se está implantando de forma mayoritaria en Castilla-La Macha, pero sí se está convirtiendo en un modelo que funciona, que incluye, que promueve la participación y que estimula a los alumnos en la decena de colegios de Infantil y Primaria donde ha podido desarrollarse. Se trata de las denominadas ‘Comunidades de Aprenizaje’ a las que, según la última publicación del Diario Oficial de Castilla-La Mancha (DOCM) han comenzado a sumarse algunos centros con el objetivo de superar el fracaso escolar y mejorar la convivencia en este ámbito.  El proyecto consiste, entre otras cosas, en abrir las clases a entidades sociales y padres de alumnos. Por ahora, solo se ha implantado en colegios y no en institutos de Secundaria.

La Consejería de Educación quiere con ello facilitar a los centros educativos que ejerzan su autonomía pedagógica, organizativa y de gestión para desarrollar proyectos compartidos por toda la comunidad educativa. La iniciativa se entiende como “un proyecto común” para transformar el centro y su entorno en un lugar donde el proceso de enseñanza-aprendizaje “no recaiga sólo en el profesorado sino que, a través de la participación de las familias, las asociaciones, el vecindario y, en general, de toda la sociedad se realice un esfuerzo común”.

Actualmente están consolidados como Comunidad de Aprendizaje dos centros que ya estaban reconocidos como tales: el CEIP La Paz de Albacete y el CEIP Entre Culturas de Hellín. Por otra parte, se ha procedido a al reconocimiento de otros centros que posteriormente optarán a la consolidación y que son: el CEIP Miguel Hernández de La Roda (Albacete), CEIP San Juan de Ávila de Castellar de Santiago (Ciudad Real), el CEIP Pío XII y el Cristóbal Colón de Ciudad Real, el CEIP Cervantes y el Doctor Limón de Puertollano (Ciudad Real), el CEIP San Antonio de Tomelloso (Ciudad Real) y el CEIP San Lucas de Toledo.

El CEIP La Paz, ya consolidado como Comunidad de Aprendizaje desde hace diez años, no es solo un ejemplo para otros muchos sino un caso único en la región. El antiguo Colegio San Juan se encuentra en el barrio La Milagrosa de Albacete -también conocido como ‘Las 600 Viviendas’-, una zona problemática con muchas familias en situación de pobreza y exclusión social, donde durante el curso escolar 2005/2006 los profesores llegaron a ir a las clases escoltados por la policía debido al conflicto de “intolerancia e incomunicación” surgido con los padres de alumnos.

Así lo relata la actual directora del Centro, Rosa Martínez, quien explica que la Administración decidió entonces tomar cartas en el asunto y barajar los proyectos que podían encajar para no tener que cerrar el colegio. Cambió de nombre, llegó nuevo profesorado especializado en comunidades de aprendizaje, y todos (padres, maestros, entidades, ONG y vecinos) lo convirtieron al año siguiente en un ejemplo de interacción y participación educativa.

Se instó a todas las entidades que trabajan en el barrio, a la Junta y a los Servicios Sociales del Ayuntamiento, a “apostar por el cambio”. “Todos estuvimos de acuerdo en que el principal objetivo era conseguir una educación de calidad para que todos los niños tengan posibilidades de vivir en la sociedad actual de la información, tener un currículum y conseguir su inclusión social”, explica.

Para esta misión no vale cualquiera. La directora explica que La Paz cuenta con un profesorado que tiene “una sensibilidad diferente, con mucha paciencia”. Todos están en comisión de servicios y son evaluados anualmente. “Este proyecto nada tiene que ver con esa educación velada de otros centros entre padres y profesores Aquí hay una comunicación directa entre todos”, recalca. Muchas tutorías se realizan yendo los profesores a las casas de los alumnos, buscando a las familias y resaltando no solo lo que hacen mal sino también lo que hacen de manera correcta.

Otro ejemplo: si los padres no muestran interés, los profesores y asociaciones hacen asambleas en el barrio, “siempre para buscar soluciones, no para quejarnos”. Su lema: “Pasamos de la cultura de la queja a la cultura de la transformación”. “Todos tenemos nuestros teléfonos móviles para estar constantemente en contacto porque cuando se establece un vínculo de comunicación y confianza, las familias creen en ti”, relata la directora de La Paz.

Y al margen de ello, algunas actividades como inglés, apoyo escolar y deportes se realizan, bien en el CEIP, bien en el barrio, monitorizadas desde las asociaciones sociales y de vecinos. Todos ellos están además incluidos en las comisiones de trabajo que se reúnen de forma periódica para abordar problemas y soluciones.

Uno de los rasgos más característicos de esta comunidad de aprendizaje es la entrada de los familiares en las aulas. Se convierten así en “voluntarios de la estrategia de éxito escolar”, un método pedagógico avalado por la comunidad científica que, según Rosa Martínez, no solo es aplicable en contextos educativos problemáticos, sino que también ha demostrado buenos resultados en otras situaciones. Dentro de esta estrategia se incluyen los grupos interactivos y las tertulias dialógicas donde “las relaciones deben ser igualitarias y no de poder”. 

El modelo del barrio albaceteño de La Milagrosa ha servido de ejemplo al CEIP San Lucas de Toledo, uno de los que se encuentran en fase experimental. Este colegio está en el casco histórico de la ciudad y no presenta el mismo contexto problemático pero aún así su objetivo es consolidarse como Comunidad de Aprendizaje. La vicepresidenta del AMPA, Rocío Sánchez, explica todo ese largo proceso de conformación. El equipo directivo y los padres comenzaron hace tres años a reflexionar sobre esta posibilidad. En poner todas las ideas en común, reunir las aportaciones de asociaciones vecinales y entidades, y establecer soluciones tardaron un año y medio.

Tras acudir a conocer ‘in situ’ la experiencia en La Paz, todos se unieron al proyecto. Padres y profesores realizaron por separado un curso de sensibilización tras el que “nos dimos cuenta de que la mejor manera  de que todo el mundo crea que existe esa necesidad es que fuera un proyecto participativo”. Ahora el CEIP San Lucas se encuentra en la primera fase, la denominada Fase del Sueño. Padres, profesores, agentes sociales, asociaciones y ONG están “soñando” el colegio que quieren: “vamos a empezar a instalar buzones para que todos puedan meter en ellos sus sueños, donde cabe y vale de todo”, afirma Sánchez. Después, habrá una comisión que valore cuáles de esos sueños se harán efectivos.

Este proceso se realiza durante todo el curso, y al mismo tiempo ya han comenzado a trabajar comisiones como la gestora mientras que la pedagógica se creará en breve para implantar las “metodologías educativas de éxito”. La vicepresidenta de esta AMPA coincide con la directora de La Paz al cien por cien: está demostrado que esta estrategia mejora. “Solo hay que ponerse de acuerdo, llamar a la participación, tener paciencia y ponerlo en marcha”, concluye.

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