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En la jornada de mañana del primer día del debate del estado de la región, a la que acudió Izquierda Unida de Castilla-La Mancha, se presentó una realidad que nosotros, y tememos que nadie más, no terminamos de reconocer. En el turno de la tarde solo se llevó la bronca. Por lo visto, en el turno de la tarde no había espacio para la ciudadanía, solo hubo espacio para los reproches
En todos los debates de este ámbito tan genérico, es posible que falten medidas que sean reconocibles, que sean habituales, que sean cotidianas para la mayoría social. En el debate del estado de la región en Castilla-La Mancha del año 2017 esto también ha pasado.
No habido ningún momento de autocrítica, todo han sido inversiones sostenibles, todo han sido gastos necesarios, todo son cifras millonarias imposibles de manejar en la mesa donde comemos todos los días la mayoría social, una mayoría social que no encuentra todos esos números en su vida cotidiana.
Por lo escuchado, parece que no se ha equivocado en nada el Gobierno Regional. Sin embargo llama la atención que el debate se produzca dos días después de anunciar que Castilla-La Mancha mantiene un índice de vulnerabilidad en materia de pobreza cercano al 40%. Incide ese índice en la pobreza infantil, pone el acento también en la pobreza de la clase trabajadora, que aun manteniendo un empleo es incapaz de mantener un proyecto de vida.
Si todo es autocomplacencia e inversiones millonarias necesarias para la sociedad, no entendemos cómo nos mantenemos en ese nivel de pobreza tan insostenible. Es posible que no todo se haya hecho tan bien, ni todo se haya hecho pensando en la mayoría social.
La sesión de mañana empezó hablando de Catalunya y ha terminado hablando de Catalunya. Habido un nexo que ha unido ambos momentos: abrazarse a una Constitución del año 1978 que ha demostrado estar caducada. Sin embargo, a la vez que el Gobierno regional de Emiliano García- Page se abrazaba a este texto constitucional, olvidaba algunos aspectos esenciales que aparecen en él. Algo que Izquierda Unida de Castilla-La Mancha identifica muy claramente.
La ingente cantidad de millones que se van a destinar a inversiones en la región, deberán salir de los impuestos que pagamos los castellano-manchegos. Sin embargo, sin atender a lo expuesto en la Constitución, no se ha hecho referencia alguna a establecer una fiscalidad con carácter progresivo, que paguen menos quién menos tiene, y sin embargo se ha alabado la labor altruista de algunos hombres de negocios como Amancio Ortega, que va a donar a nuestra sanidad una pequeña porción de su beneficio para que nuestra sociedad disfrute de algo que debería ser gestionado por sus gobernantes, y no por los que des-localizan empresas abrazados a la bandera española.
En cualquier modelo social, la educación ha de ser considerada un pilar fundamental. En el debate hay dos palabras que en este campo de la educación han retumbado por su silencio: “pública y derecho”. La educación no es un servicio que se gestiona, sino un derecho que se pone en manos de la ciudadanía para hacernos iguales, para hacernos personas. Si no lo consideramos así seguiremos manteniendo un sistema educativo que permite a los conciertos segregadores, los conciertos que separan, y los conciertos que dividen a la sociedad.
También nos ha llamado la atención que en ningún caso se haya hecho una defensa encendida o explícita de la educación pública. Quizás porque en los presupuestos que se están manejando se ha aumentado la partida presupuestaria para la educación privada concertada en nuestra región. De forma muy poco significativa, pero manteniendo la tendencia.
En materia sanitaria es cierto que han contado que se van a invertir, o ya se han invertido, cifras multimillonarias. Sin embargo cuando acudimos a los hospitales sigue habiendo falta de médicos, sigue habiendo falta de espacio, sigue habiendo falta de personal que garantice que esa sanidad es un derecho ciudadano que garantiza la igualdad. Del hospital Luz de La Mancha, el CEDT de Torrijos o Quintanar, son inversiones prometidas cuando se acude a los territorios, que en el debate regional se han olvidado.
Olvido de calado también ha sido el de la partida presupuestaria para dotar el texto de la Ley que lleva preparándose demasiado tiempo . Sí las leyes no van acompañadas de memorias económicas, esos textos se quedarán solo en el papel y se convertirán exclusivamente en anuncios propagandísticos.
Uno de los olvidos más crueles es el que tiene que ver con el empleo. Y decimos empleo y no contrataciones. El propio presidente regional ha hecho varias veces mención a la cantidad de miles de trabajadores que se van a contratar. En ningún caso aceptamos que esos contratos sirvan para paliar una situación de necesidad provocada por la legislación laboral de PP y el PSOE. No se ha aludido en ningún momento a la lucha por la precarización laboral desde el Ejecutivo regional que nos permita salir de la espiral de pobreza de la que esta semana hemos tenido constancia, pero que convivimos con ella todos los días.
Por la tarde llegó la bronca, mientras que por la mañana se perdió una oportunidad magnífica para vislumbrar un proyecto de región que no esté vinculado exclusivamente a la construcción de nuevas infraestructuras.