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Preparan la declaración de Bien de Interés Cultural para el juego de 'Las Caras' en Calzada de Calatrava

El Juego de las Caras, en Calzada de Calatrava (Ciudad Real)

Culturas de Castilla-La Mancha

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El Gobierno de Castilla-La Mancha ha iniciado los trabajos para declarar Bien de Interés Cultural (BIC), con la categoría de inmaterial, el tradicional juego de ‘Las Caras’ que se celebra en la mañana del Viernes Santo en la localidad de Calzada de Calatrava (Ciudad Real). Se trata de la única fiesta profana que se celebra en este día en la región, y que está incluida en la Ruta de la Pasión Calatrava. Al igual que muchas celebraciones de Semana Santa, es el primer año que se vuelve a vivir esta curiosa tradición, que no se había podido realizar desde 2019.

Según ha apuntado el Ayuntamiento, la tradición señala que Las Caras rememora el sorteo de la túnica de Jesús y en este sorteo, colocados los apostantes en círculo, se va depositando la apuesta en el suelo, donde será igualada por la banca. Se lanzan al aire dos monedas y si sale cara la banca recoge la ganancia. Si sale cara y cruz se repite la tirada. Y si salen cruces, ganan los apostantes.

La viceconsejera de Cultura y Deportes, Ana Muñoz, ha explicado que este BIC inmaterial se uniría al que ya cuenta este municipio, el Castillo de Salvatierra, una fortaleza de origen musulmán que se encuentra ubicado en su término municipal. Muñoz ha recalcado que el Gobierno regional apoya las manifestaciones “íntimamente ligadas” a las raíces de los pueblos y que también sirven como focos de atracción turística.

Origen de 'Las Caras'

Desde el Gobierno regional explican que ‘Las Caras’ parecen tener su origen en el primer Viernes Santo, pues los romanos despojaron a Jesús de sus vestiduras y se las jugaron a los dados. Una segunda hipótesis es que Judas se jugó las treinta monedas con las que entregó a Cristo, mientras que una tercera habla de que los soldados romanos pagaron monedas por la túnica de Jesús que habría sido subastada, por lo que sólo se juega en Semana Santa.

Hay una persona que tiene la banca y alrededor se colocan los apostantes, que reciben el nombre de puntos, no existiendo más límites para las apuestas que el fondo del que disponga la banca que, situada en el medio del círculo, cubre las apuestas depositadas en el suelo. El baratero es quien organiza y cuida que el juego se haga con normalidad.

Se lanzan las dos monedas al aire. Si al caer al suelo y botar salen las dos caras hacia arriba, el baratero grita: ¡Caras!, y la banca recoge todo el dinero de las apuestas hechas. Si, por el contrario, después de caer y botar quedan visibles los escudos, entonces la palabra que pronuncia es: ¡Cruces!, y son los puntos quienes recogen el dinero de sus respectivas apuestas, pues perdió la banca.

Pero puede ocurrir que, al caer las piezas, quede cada una de lado diferente. En este caso, el ‘baratero’ vocea: ¡Cara y Cruz!, con lo que no gana nadie. Se recogen las piezas, las entrega al banquero y vuelve a iniciarse el juego.

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