La contaminación cae hasta un 50% en Valladolid durante el primer mes de confinamiento

Las mediciones de las sustancias contaminantes, relacionadas directamente con el tráfico -dióxido de nitrógeno y partículas en suspensión PM2,5 y PM10-, en el aire de la ciudad de Valladolid se ha reducido aproximadamente en un 50% desde el inicio del confinamiento, hace ya un mes.

Así lo ha destacado la concejala de Medio Ambiente y Sostenibilidad del Ayuntamiento de Valladolid, María Sánchez, que ha destacado que estas partículas contaminantes se han reducido “drásticamente”, algo que ha considerado “lógico” ya que ya va por un mes de estado de alarma, la ciudadanía por términos generales no puede salir de su casa y ha caído el tráfico rodado por las ciudades.

En las cinco estaciones de medición de las que dispone la Red de Control de la Contaminación Atmosférica de Valladolid (RCCAVA) --Arco de Ladrillo, La Rubia, Vega Sicilia, Puente de Poniente y Valladolid Sur-- se puede ver cómo en el último mes se ha registrado una bajada de entorno al 50 por ciento en los contaminantes relacionados “directamente” con el tráfico rodado, como son el Dióxido de Nitrógeno (NO2), y las partículas en suspensión (PM2,5 y PM10).

Eso sí, en comparación con los datos del año anterior, el descenso se aprecia también en el NO2 y las partículas PM2,5, pero las de mayor tamaño mantienen niveles muy similares a los de 2019.

En el caso de las PM2,5, mientras en los días previos a la aplicación del decreto de alarma del pasado 15 de marzo la media diaria entre las estaciones medidoras llegó a ser de 17 microgramos por metro cúbico (ug/m3) de aire, en la actualidad --con datos hasta el 13 de abril-- no supera los 10 ug/m3 desde el pasado 30 de marzo.

Con la salvedad, como ha apuntado la edil vallisoletana, de varios días en la primera semana de confinamiento -entre el 17 y el 20 de marzo- en los que hubo una “intrusión de aire africano” que hizo subir los registros de los dos tipos de partículas en suspensión, “como suele suceder en estos episodios que no tienen nada que ver con la actividad humana en la ciudad”.

En comparación con el año 2019, el pico de medición fue de 25 ug/m3 mientras este año, si se exceptúan los días del episodio de aire africano, no ha superado los 17 en este periodo.

En el caso de las PM10, antes del 15 de marzo se midieron picos de en torno a 30 ug/m3 (el día 12) y, si se excluyen los días del episodio de aire africano en el que los registros subieron de 40 ug/m3, durante la alarma apenas han superado los 20 ug/m3. En este caso, la diferencia de registros en la comparación con 2019 no es muy relevante.

El NO2 es el contaminante en el que más se nota la diferencia de la situación, pues mientras antes del 15 de marzo tuvo un pico de 58 ug/m3 (el 10 de marzo), desde el día 15 no ha superado los 30 ug/m3, y desde el día 19 apenas ha pasado de 20 ug/m3. En comparación de 2019 los registros han sido más bajos todos los días y el pico en este periodo de un mes fue el doble (40 ug/m3) que este año.

Además, María Sánchez ha añadido que en otros contaminantes en los que el tráfico ejerce como fuente “secundaria”, como es el ozono, los valores también son “muy bajos”. Además, ha recordado que esta sustancia comienza a aumentar especialmente a partir del mes de abril.

La edil ha recordado que el análisis de esta situación lleva a refrendar que “siguen siendo necesarias medidas estructurales” para reducir la contaminación atmosférica a largo plazo. Así, ha puesto el ejemplo del tabaco, pues “si una persona lleva fumando 40 años y deja de hacerlo dos meses, eso se nota poco en su salud”.

Así, ha abogado por las medidas que establece la Ley de Cambio Climático estatal, y por ello ha recordado que tanto Valladolid como otras ciudades trabajan ya en la posibilidad de establecer una zona de bajas emisiones como la que plantea esa normativa. “Las medidas estructurales son las únicas que nos van a asegurar que cuando volvamos a la normalidad tendremos menos contaminación y más salud”, ha concluido Sánchez.