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Transporte rural bonificado para consolidar población: “Si no tienes vehículo propio, estás prácticamente expulsado del pueblo”

Vista de la localidad soriana de Fuentecantos

Javier Ayuso Santamaría

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Fuentecantos “no es el típico pueblo”, como asegura su alcalde, Juan Carlos García Hernández (Podemos). Esta localidad soriana, a unos 15 kilómetros de la capital de la provincia, lucha como tantos otros municipios por no perder población. En su caso, han dado un paso en forma de “arraigar” a sus vecinos: van a bonificar el transporte sanitario en un 75% y el resto en un 50% mediante taxis.

El objetivo de esta medida, que el regidor cifra que costará en torno al 3% o 4% del presupuesto municipal, es suplir “el déficit en el transporte” con un servicio “real a la demanda” es un mundo, el rural, donde “si no tienes vehículo propio, estás prácticamente expulsado del pueblo”.

Y es que, para este alcalde atípico, es el regidor más joven de Soria con 23 años, la forma de conectar entre lo rural y lo urbano se realiza mediante una red radial en la que “todos los ciudadanos estemos conectados, vivíamos donde vivamos, a las capitales o a núcleos de población más grandes”, explica.

El ejemplo que pone es esclarecedor de lo que es este concepto de comunicación radial: “Hay que fortalecer el transporte público para que alguien quiera ir desde su pueblo quiera a la cabecera de la comarca y de allí a otra cabeza comarcal más grande o a la capital”. En casos como el de Soria, “no se trata de tener un autobús circulando constantemente por la provincia”, más bien, como concreta García Hernández, con “modelos de transporte más pequeños, pero más flexibles para que el ciudadano tenga esa posibilidad”. El autobús “no da la capacidad aquí” en Soria para que se llene todos los días en su trayecto a las localidades con más población, como son El Burgo de Osma, Almazán o Ólvega. “Siempre estamos acostumbrados a ver buses 50 plazas e igual no es necesario”, asegura.

Para el alcalde el bus que sí que hay que fortalecer las conexiones entre Soria y otras capitales y entre los municipios usar medios más ajustados como los taxis, algo que en Fuentecantos ya han empezado a practicar. Echando cuentas, ir a Soria, sin esta ayuda, saldría a unos “21 euros en día normal y a 25 en tarifas especiales”, pero con la bonificación se acerca más los servicios y la oferta que ofrece vivir en la una ciudad.

Ese modelo de transporte real a la demanda que García Hernández ha propuesto choca con el que fomentan otras administraciones: “Creemos que hay un déficit en el transporte. Se ha visto como la Junta de Castilla y León y el Gobierno de España bonifican el transporte interurbano y al mundo rural nos deja olvidados. El Ejecutivo central lleva a gala un transporte a la demanda que no es como tal. En nuestro pueblo, es un bus que pasa en una ruta de dos días que te recoge a las 9 de la mañana y te deja en Soria a las 12:30. Tienes tres horas de viaje y te condiciona a que sea lo que tengas que hacer, lo hagas por la mañana. No es algo a la demanda y no soluciona los problemas de conectividad. Por eso, lo hacemos porque creemos en un transporte a la demanda real no esas millonadas que se llevan las concesiones de autobús”.

Sobre el terreno, la teoría que propone las administraciones difiere de la realidad de pueblos como Fuentecantos. “La Junta piensa que el transporte a la demanda es una señora de 80 años que quiere ir a hacer la compra. De acuerdo, está claro que en los pueblos la tenemos, pero también tenemos otra tipología de habitantes que necesita transporte a la demanda”, defiende el alcalde.

“Yo, que tengo 23 años, necesito conectarme con el ocio”, continúa explicando García Hernández, “porque si no tengo esto en mi pueblo no me voy a querer quedara vivir en mi pueblo. Voy a querer irme a la ciudad. Algo tan banal como querer ir al cine, al teatro o salir de fiesta, si me pueblo no me da las herramientas para poder comunicarme, no voy a tener arraigo”.

Y algo que también se puede dar. “Una familia, o alguien mayor que tenga un padre o una madre que visitar y que se les rompa el vehículo, no pueden hacer vida. Es por eso que ”con un servicio bonificado, aunque ojalá poderlo hacer gratuito, puede subsanar temporalmente ese problema“, justifica el joven regidor.

Este “transporte a la demanda real” tiene otro efecto a mayores y es que se apoya al taxi, “que es un servicio público que hay que poner en valor” y además tiene con ellos a familias que se quedan en el territorio. “No olvidamos que esto permite crear puestos de trabajo”, apostilla García Hernández.

Aquí también entra la responsabilidad del ciudadano para no abusar de esta ayuda, ya que hay una fina línea entre necesidad y uso excesivo. Para ello, desde Fuentecantos apelan a hacer pedagogía para utilizar cuando sea necesario, es por eso, debido a que son 69 vecinos lo fácil es coordinarse para que se economicen los viajes, como afirma el edil.

Déficit de servicios públicos en el mundo rural

Con esta pequeña medida, se acercan los servicios a los pueblo, aunque como razona el alcalde, “en el mundo rural no se puede tener todos los servicios”. Los hay que “son mínimos” y que tienen que estar como el agua potable, “que en nuestro pueblo no tenemos”, asegura. Además, existen otros con los que necesitas conectarte “pero que son imposible como que haya un médico todos los días en todos los pueblos o que haya una escuela en todos los pueblos”. Es por eso que defiende que “hay que intentar potenciar e ir a red radiales”.

El déficit de servicios públicos en los municipios es un hecho, también en los básicos. Fuentecantos, ese pueblo atípico, lleva con el consultorio médico cerrado 11 años -se desplazan a Garray a unos cinco kilómetros-, no tiene agua potable y se abastece mediante camiones que llenan una cisterna. Llevan así desde 2017 debido a que los acuíferos están contaminados por nitratos filtrados por los campos de cultivo. “No tener agua potable es algo básico y fundamental para cualquier proyecto de vida”, defiende el regidor.

Este problema, en trámites para solucionarse ya que se van a conectar al agua de Garray, es “terrorismo ambiental legalizado”, como lo define el alcalde. Y la solución que se les ha dado es “solo a medio plazo”, ya que “va a afectar en Soria cada vez mas”, apunta García Hernández. “La solución real pasa por descontaminar el acuífero y no verter estos químicos para que se vaya bajando la saturación”, dice.

Pese a ello, sus 69 habitantes aguantan y es más -Juan Carlos echa cuentas para contarlos a todos por edades-, este 'no tan típico' pueblo no está formado por una mayoría de jubilados, como puede verse en tantos otros municipios de la España Vaciada, aquí hay familias jóvenes que aprovechan de la cercanía con Soria para establecer su proyecto de vida. Y este es uno de sus puntos fuertes, como también la implicación en actividades, llevar cultura a la localidad y mejorar la situación en la que viven que se resume en las palabras del alcalde: “Si la juventud queremos tener futuro, tenemos que trabajar en el presente. No hay otra. Animo a que la gente lo haga desde sus diferentes activismos”.

 

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