El 'violador de la capucha' de Valladolid ve rebajada de 18 a 15 años las penas de cárcel con la nueva ley
La Audiencia de Valladolid, en aplicación de la Ley Integral de Garantía de la Libertad Sexual, más conocida como 'Ley del solo sí es sí', ha rebajado de 18 a 15 años de cárcel el conjunto de penas impuesto en 2011 a un varón conocido como el 'violador de la capucha' que agredió sexualmente a seis jóvenes en 2009 en la capital del Pisuerga.
La reforma del Código Penal también ha servido al citado individuo para ver reducida en tres años el total de la pena de 18 asumida en marzo de 2011 durante la comparecencia de conformidad celebrada entonces ante la Sección Cuarta de lo Penal de la Audiencia Provincial, según la información del Gabinete de Prensa del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León recogida por Europa Press.
El acusado padece un retraso mental leve en el límite con el moderado, lo cual unido a un déficit de control de impulsos sexuales determina una disminución en grado moderado de las bases psicobiológicas de la imputabilidad. Se encuentra incapacitado judicialmente de forma parcial, según sentencia dictada en fecha 25 de Marzo de 2009 por el Juzgado de Primera Instancia número 13 de Valladolid.
La primera de sus agresiones se produjo el 21 de febrero de 2009 cuando abordó sobre las 03.00 horas a una joven de 21 años en el momento en que se disponía a entrar en el portal de su vivienda. La empujó por la espalda y le tapó la boca, colocándole una navaja en el cuello al tiempo que le exigía que no gritara, obligándola a ir al garaje del inmueble.
Una vez allí la obligó a que se desnudara, siempre conminándola con la navaja en la mano, y una vez desnudada le realizó tocamientos en los pechos y le introdujo uno de sus dedos en la vagina. Instantes después el violador abandonó el garaje, no sin antes decir a la víctima que no se girara.
La segunda agresión se produjo sobre las 02.00 horas del día 11 de abril cuando el violador, que vestía una sudadera blanca con capucha y una braga negra que le cubría parcialmente el rostro, se percató de la presencia de otra joven de 21 años que transitaba por la calle Amor de Dios y comenzó a seguirla hasta que llegaron a la altura del Puente de la Rondilla, donde, al darse la vuelta ella, el acusado le tapó la boca con una de sus manos mientras le colocaba en el cuello una navaja y le decía “como te muevas o grites te rajo”.
Sin dejar de taparle la boca, logró el acusado conducir a la joven hasta un parque cercano a la calle Valle De Arán donde, en una zona de arbustos, conminó a ésta a desnudarse completamente y a colocarse de espaldas a él.
El condenado se colocó un preservativo en el pene y se abalanzó sobre la joven, que se arrodilló quedándose en cuclillas y, mientras le sujetaba los brazos, la penetró vaginalmente eyaculando dentro. La víctima recibió un pinchazo en el cuello con la navaja.
Al día siguiente, sobre las 02.35 horas, el violador, que vestía cazadora de con borreguillo, abordó a otra de las víctimas, de 22 años, cuando ésta se disponía a entrar en el portal del inmueble en el que reside y, tras amenazarla con una navaja, le dijo “...no grites, no me mires a la cara o te rajo...”, conduciéndola hacia los garajes del inmueble, donde la obligó a desnudarse y la penetró analmente eyaculando dentro. Tras ello, amedrentándola con la navaja, obligó a la víctima a arrodillarse y mientras le tocaba el pecho se masturbó.
Tentativas
Para la cuarta agresión sexual, en este caso intentada, el 26 del mismo mes, cuando, sobre las 01.30 horas, siguió a otra víctima hasta el portal de su casa y una vez allí, en la zona de ascensores, volvió a utilizar la navaja para amedrentar a la joven diciéndole “si no te callas te rajo el cuello”, aunque logró salir indemne de la agresión al poner de manifiesto que estaba con la regla. Sufrió heridas lacerantes en la zona cervical.
Ya en mayo de ese mismo año, sobre las 03.30 horas del día 9, volvió a elegir a una joven que regresaba a su casa para, con la cara oculta con capucha y una braga, colocarle una navaja en el cuello intentando introducirla en el portal.
Como consecuencia de la enorme resistencia física que le opuso, la joven logró zafarse de él e introducirse sola en el portal, consiguiendo cerrar la puerta, ante lo cual el acusado abandonó rápidamente el lugar. La víctima sufrió distintas lesiones.
Tres días después, también de madrugada, siguió a otra joven desde el Teatro Calderón hasta la calle Gutiérrez Cetina donde, al entrar al portal, la agarró por detrás de un brazo y mientras le tapaba la boca le decía “calla, calla”.
Sin embargo, el acusado no logró su propósito toda vez que ella le propinó un mordisco en el dedo auricular de la mano izquierda, aprovechando ésta para huir de la presencia del acusado.
0