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Puigdemont llama a una asamblea de electos para definir la estrategia independentista tras la sentencia del procés

Carles Puigdemont y miembros del Consell per la República, el 1 de octubre de 2019 en Bruselas.

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —

“Catalunya, en un momento de la historia de España que puede ser épico y puede ser trágico, siente toda la grandeza y toda la generosidad de la misión salvadora de España”. La frase es de Francesc Cambó: era 1917, la Primera Guerra Mundial cumplía tres años, Europa estaba en crisis económica y política, Lenin estaba a punto de tomar el Palacio de Invierno y las tensiones territoriales en España crecían.

En ese contexto, el líder catalanista toma la iniciativa de denunciar la crisis del régimen de la Restauración surgido de la Constitución de 1876 y convoca una Asamblea de Parlamentarios que se reúne el 19 de julio de 1917. A la cita acudieron 68 diputados –46 de ellos catalanes– de diversos partidos –radical, regionalista, republicano, socialista–.

102 años después, en vísperas de la sentencia del procés, Puigdemont y el Consell per la República Catalana llaman a convocar una asamblea de electos para decidir la táctica y la estrategia ante el nuevo contexto que se abrirá si es condenatoria como espera el independentismo.

“Llamamos a diputados, concejales, independentistas y no independentistas, a quienes creen en la legitimidad política del 1-O, a que nos reunamos para decidir los nuevos pasos”, ha dicho Puigdemont en Bruselas junto a miembros del Consell, entre ellos Toni Comín, Lluís Llach y Clara Ponsatí: “Nosotros no damos instrucciones a nadie, ni al President ni al Parlament, solo hace ni una convocatoria para que todos juntos decidamos qué hacer tras la sentencia”.

Hace dos años, en septiembre de 2017, ante la situación en Catalunya y la crisis política, Podemos, IU, Catalunya en Comú y En Marea recuperaron también la idea de Cambó y convocaron a parlamentarios y alcaldes de todos los partidos –del resto de partidos– a una nueva asamblea para abrir una “vía de diálogo” que culminara en un referéndum pactado. Acudieron miembros de PNV, Compromís, CHA... Pero la idea no cuajó y quedó emparedada entre el 1-O y el 155.

Ahora, en vísperas de la sentencia, ante la inminencia de una nueva orden europea de arresto y en precampaña del 10N, resurge la iniciativa de una asamblea, soberanista, transversal para mantener viva la llama del independentismo.

“En función de la sentencia, estamos preparando una segunda fase”, ha dicho Puigdemont, “y pedimos que se constituya una asamblea con todas las legitimidades, un espacio de soberanías donde tomar las decisiones que comprometan a cada cual. El Consell no puede convocar un referéndum ni unas elecciones. Su camino es la legitimidad del 1 de octubre y crear espacios de coordinación de todos los actores del independentismo para dar una respuesta a la sentencia”.

Puigdemont también ha trazado un hilo con la Revolución Francesa: “Se trata de unos Estados Generales de la sociedad, que dan legitimidad al voto de la gente, que son todos invitados, y que a la luz del nuevo contexto tome las decisiones que afecten a las instituciones y políticos. Es un llamamiento a fuerzas democráticas que quieren que se resuelva de forma democrática. La autodeterminación no implica sólo la independencia”.

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