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“El actual sistema de medios catalán es hijo directo del pujolismo”

El profesor Josep Àngel Guimerà, en el centro de Barcelona

Arturo Puente

Josep Àngel Guimerà es profesor e investigador en la Universitat Autònoma de Barcelona y uno de los mayores expertos en la relación entre política y medios de comunicación en Catalunya. El académico ha centrado su último estudio en la etapa de gobierno de Jordi Pujol y acaba de publicar un artículo sobre la instrumentalización de la prensa por parte del expresident con el objetivo de contribuir a la “construcción nacional” catalana.

La investigación de Guimerà, miembro del grupo de periodistas Ramon Barnils, vuelve a primera línea informativa en plena batalla política en Catalunya por el papel de los medios, tanto públicos como privados, en relación al independentismo.

¿Por qué se interesó por el mundo de la comunicación asociado a la etapa del pujolismo?

Es una derivada de mi línea de investigación, que son las relaciones entre sistema político y sistema de medios. Mi campo desde que hice la tesis siempre ha sido el de cómo es esta relación en Catalunya. Y aquí te acabas encontrando a Jordi Pujol, no tienes más remedio. Son 23 años de Govern y, como explico en el artículo, para él las políticas de comunicación fueron un eje central de su gobierno.

En los años 60 y 70 vemos a un Pujol activista en la lucha antifranquista y que ya tiene muy en cuenta la importancia de los medios y el periodismo para conseguir objetivos políticos. ¿De dónde le viene a Pujol esta pulsión por la comunicación?

Para hacer esta investigación entrevisté a Pujol dos o tres veces y esa es una pregunta específica que yo le hacía. Él siempre me contestaba como si fuera una cosa de sentido común. Él veía que los medios de comunicación eran muy importantes, que en la dictadura tenían un papel muy propagandístico pero que de cara a la transición tenían que ser un actor central en el cambio. Además, Pujol tenía un proyecto de país, un proyecto de construcción nacional, y para eso veía que el sistema catalán de medios era muy débil y muy dependiente de una estructura centralizada como eran los medios españoles durante el franquismo.

Una cosa en la que usted pone el acento es en que Pujol, una vez instalado en el poder, construyó en su entorno un sistema mediático que le ayudaba a perpetuarse en el cargo.

En la visión de Pujol sobre los medios siempre había dos grandes patas. Por un lado está la gran idea de la construcción nacional y, por otro, está la del poder. Él entendió que los medios son una herramienta de poder efectivo que ayudan a orientar la opinión pública. Y, cuando llega al poder, ve a la Generalitat como una institución muy débil, por lo que trata de dotarla de poder específico construyendo medios que la apoyen. A través de eso construiría país [fer país, en catalán] y, a la vez, le serviría para sus intereses políticos de partido.

Pujol pone en marcha la Televisió de Catalunya, TV3, en su primera legislatura.

Sí, es uno de los mejores ejemplos de lo que decía. Si se quiere construir un país, en el sentido de generar una comunidad nacional, lo primero que se necesita es una televisión pública. Eso pasa en todos los sitios y en Catalunya también. Pero por otro lado se necesitan también medios privados que se dirijan a la opinión pública del país. Y a eso también se dedica Pujol, que tenía una visión muy instrumental de los medios: los concebía siempre como instrumento para conseguir cosas. A veces intervenía para la construcción nacional, dando poder a la Generalitat, y otras veces desde el punto de vista partidista, de 'qué hay de lo mío y para los míos'. Pero siempre intervenía.

Pujol llega a la Generalitat con la idea de diseñar un sistema mediático. ¿Cómo lo hace? ¿Qué estrategia sigue?

Lo hace de dos formas. En primer lugar, la televisión pública. Hay un consenso político y social enorme sobre todo porque siempre se enmarca en la cuestión lingüística, para normalizar el catalán, y eso en los años 80 era indiscutible. En el Parlament la ley se aprueba por unanimidad. Por el otro lado están los medios privados. En los privados la Generalitat básicamente tiene dos vías para intervenir: con el control de las frecuencias y con el dinero. Pujol tiene la llave de las frecuencias de radio y televisión, de quién entra y no entra al negocio, y la usa, la usa mucho. Y sobre el dinero, se puede dar con transparencia o sin ella. La forma transparente es dar subvenciones y la no transparente es todo lo que te puedas imaginar.

Póngame ejemplos.

Que en cada oficina del Govern haya 10 suscripciones a tu diario, poner publicidad… lo que quieras. El tan socorrido, “¿qué necesitas?”. El gran paradigma de esto, y no lo digo yo, lo han explicado también los editores, fue el diario Avui. Al Avui se le dio dinero por delante, por detrás, por arriba y por abajo, y algunos trabajadores cuentan anécdotas de gente con maletines apareciendo al final de mes la reacción para pagar nóminas. Son cosas que se cuentan, pero que reflejan la obsesión por los medios de Pujol. Una de las cosas que intento explicar en el libro [Les Polítiques De Mitjans De Comunicación Durant Els Governs De Jordi Pujol, Editorial Proa, 2014] es que tuvo una visión muy global del sector. Todas las teclas que tenía disponibles las tocó y todas las formas que tenía para intervenir en el sector, o al menos para intentarlo, las utilizó.

Una aparente contradicción es que también había cabeceras y medios de comunicación privados que podían actuar como contrapoder a Pujol. Grandes marcas como La Vanguardia o El Periódico que Pujol también necesitaba poner de su parte. ¿Cómo gestiono eso?La VanguardiaEl Periódico

Durante los 23 años el sector fue cambiando mucho. En el audiovisual, por ejemplo, durante los años 80 había TVE 1, TVE 2 y TV3. En la prensa escrita pasaba algo parecido y, según fue evolucionando, el peso de lo que hacía la administración catalana fue cambiando. La relación con Godó siempre es muy tensa y muy extraña. Por ejemplo hay un momento en que intenta nombrar directores de La Vanguardia, o al menos influir mucho. En otros momentos hay más distancia, porque Godó siempre fue visto como un contrapoder, o como un poder. Hay un caso muy bestia al final de los años 90, cuando aparece una entrevista a Jordi Pujol en La Vanguardia, sin autor. Es porque la había enviado él y la manera que tuvo el diario de comerse el marrón y putearlo a la vez fue no firmarla.

Es una de las anécdotas más conocidas de la relación de Pujol con los medios. ¿Esas cosas eran frecuentes?

En menor medida, sí lo eran. En la época, los redactores más críticos con él le llaman el “redactor jefe de Catalunya”. A veces imponía pero a veces trataba de seducir. Por ejemplo, Pujol siempre quiso seducir al Grupo Godó, porque lo necesitaba. Y Godó a veces se dejaba querer y otras se resistía, porque es un medio que necesita estar bien con tres poderes a la vez, central, autonómico y municipal, lo que le lleva a hacer unos equilibrios muy complicados.

Para Pujol nunca era suficiente lo que La Vanguardia le podía dar. Pero él entendía qué Godó era un actor muy importante y que era mejor que no cayera en manos de fuera de Catalunya. Por eso, si había que darle subvenciones bajo mano, se le daban, si había que darle una frecuencia de televisión o de radio, también se le daba. Prenafeta, por ejemplo, odiaba profundamente al grupo Godó, pero mientras tanto, desde el departamento de Presidencia, le enchufaba todo el dinero posible.

Una complejidad difícil de entender en la política de bandos en la que se ha instalado hoy Catalunya.

Cuando yo le pregunté a Pujol qué era lo más grande que había hecho en política de comunicación durante todos sus años de mandato, él me contestó inmediatamente que TV3 y la edición en catalán de El Periódico. Después, pensándolo un poco más, también citó Rac-1, pero al principio dijo la edición en catalán de El Periódico. Pocas decisiones hay más complejas que esa, porque al final le estás dando dinero al diario de tu oposición.

Pero la realidad era que tenía un desastre de prensa en catalán que nadie leía y la gente empieza a leer prensa en catalán cuando aparece la edición en catalán de El Periódico. Eso se puede leer igual desde el punto de vista de El Periódico: la apuesta que hacen por el catalán no solo responde a una voluntad propia, que seguro que tenían, sino también a un momento de especial debilidad para el proyecto editorial. Saben que la edición en catalán va a tener ayuda por parte de la Generalitat. La virtud de Pujol es que sabe entender y actuar en toda esa complejidad.

Por otro lado está la parte de la construcción nacional, sin la cual no se entiende la política de medios de Pujol. ¿Cómo gestiona la tensión entre lo que necesita hacer para mantenerse en el poder y lo que debe hacer para promocionar el catalán?

Pujol tiene un proyecto político que tiene que ver con la construcción nacional, pero también tiene cuestiones de gestión, administrativas, y eso muchas veces se le cruza. Pero en su pirámide de prioridades, la construcción nacional está muy alta. Por ejemplo: ¿Tengo que darle dinero a El Periódico para que publique en catalán? Pues qué le vamos a hacer, ya le pondremos más dinero al Avui para compensarlo. Cuando Pujol es políticamente brillante es cuando consigue solapar ambas cosas, proyecto de construcción nacional con lo que le va bien para sus intereses políticos de partido.

¿Y consigue alinear intereses nacionales y de partido a la hora de intervenir en los medios?

Va por momentos. Y va compensando, ahora una parte aquí, luego una parte allá… Cambia también por periodos históricos, a lo largo de los 23 años también se va viendo una manera diferente de hacer. También dependiendo de sus colaboradores. No es lo mismo Lluís Prenafeta que David Madí. Pujol siempre intenta articular sus intereses. La cuestión nacional es muy importante, pero cuando la situación del partido es delicada, empuja por ese lado y no tiene ningún problema.

En la última legislatura, cuando Pasqual Maragall ya le ha ganado las elecciones una vez, es cuando pone los intereses de partido absolutamente por encima de cualquier otra cosa. Y aquí aparece la apuesta estricta por el grupo Godó. Si hoy Godó es un gran grupo multimedia catalán es porque en la última etapa de Pujol se decidió así.

Una sensación que transmite es que Pujol tenía algo parecido a una relación adictiva con la prensa. Le gustaba, la disfrutaba y quería incidir en ella.

Pujol es un consumidor intensísimo de medios, especialmente de prensa. Es una persona que está muy al día de lo que dicen los medios y también muy pendiente de la imagen que transmiten de él. De hecho, esta es una característica no solo de Pujol y de Convergència, sino en general de todo el nacionalismo catalán. ERC, por ejemplo, también tiene un interés muy alto en los medios, tanto que cuando forman el tripartito las competencias en comunicación se las quedan ellos y hacen una cosa parecida a lo que había hecho Pujol, pero corregido y aumentado. Digo corregido en buen sentido, porque por ejemplo en los primeros años consiguen dar mucha más transparencia al sector.

La relación de Pujol con los medios, su obsesión por crearlos o por intervenir en ellos, ¿se parece a lo que hoy encuadraríamos en el populismo, como puede ser el caso de Trump?

Podría encajar en una definición amplia, pero sería en todo caso un populismo mucho más formal, porque lo de hoy es mucho más zafio. Por ejemplo, Pujol tiene muy pocas o ninguna declaración cargando contra medios. Quizás alguna contra la COPE del aznarato puro y duro. Pero su estilo nunca fue el hacer declaraciones sino mover dinero, alimentar a tu enemigo o cerrarte el grifo. En ese sentido, lo que hace Pujol no se parece tanto a lo que hace Trump sino lo que hacen en todo el Mediterráneo, que está muy estudiado, y aquí podría parecerse a Berlusconi si quieres buscar un referente.

Lo que sí puede decirse de Pujol es que fue muy hábil aplicando lo que ahora se le llamaría “relato” o “marcos”, y que en los años 80 casi no existía. Era una persona que captaba los problemas y actuaba rápido para presentarlos de la forma más favorable a sus intereses, o al menos no de una forma perjudicial. Y para eso utilizaba siempre los medios, entendía de la importancia para hacerlo como muy pocos.

No sería por tanto un político que tirase de 'fake news'.

No me consta. No he hecho investigación en este sentido, pero diría que era todo más del siglo XX. Pujol era más de llamar por teléfono o de parar una información, o de decir que ese titular puesto así no le gustaba. Pero yo no tengo constancia de la difusión de información falsa como tal. Era un estilo mucho más directo y además era un presidente presidencialista y en los medios intervenía directamente.

Ahora se ve TV3 como de una de los principales instrumentos para la llamada “construcción nacional”. ¿Cree que ha funcionado como tal?

Convendría ir por partes. Que TV3 ha sido un instrumento de construcción nacional creo que es impepinable, por la sencilla razón de que todos los medios de comunicación son herramientas de construcción nacional, en España, en el Reino Unido, en Escocia, en Estados Unidos o donde sea. Porque los medios de comunicación están pensados para dirigirse a un territorio y a una audiencia con una serie de referencias y identidades. Podemos discutir sobre la intensidad, sobre qué identidad se construye o sobre otras cosas, pero que los medios de comunicación construyen conciencia nacional no tiene discusión.

¿Qué pasa con TV3? Pues que la construcción nacional en estados con nacionalismo banal no es tan visible. Por eso para mucha gente Televisión Española no construye nación mientras TV3 sí, porque los nacionalismos periféricos han tenido que hacer explícito su proyecto de construcción nacional.

¿Las críticas que se le hacen a TV3 sobre su contribución al crecimiento del independentismo, a que crea independentistas, se ajustan a la realidad?

¿Crear independentistas qué quiere decir? ¿Que alguien que no lo es la ve y se convierte en independentista? No tengo claro que funcione así. Lo que sí está claro es que TV3 refuerza posiciones anteriores. La gente tiende a mirar medios de comunicación para reforzar sus ideas, los independentistas, en TV3 y los de izquierdas, en La Sexta. Ahora podemos mirar una cosa interesante, que es si con el cambio de gobierno en España ha habido también un cambio en la audiencia de TVE. Apuesto a que sí. Además pasa otra cosa, y es que TV3 es la televisión de Catalunya, que es donde está el proceso independentista. Ahora bien, yo tengo objeciones sobre si se tiene que hablar tanto y sobre todo si se tiene que hablar así.

Una de las cosas que se han alegado es que el tema de la independencia ha dado mucha audiencia a TV3.

Eso es cierto. Hay un indicador muy claro: coge los datos de audiencia del programa Preguntes Freqüents (FAQS) y mira la diferencia entre cuando hablan del 'procés' y cuando no. Por tanto, siempre está la cosa comercial de que tienes una clientela que te compra eso y no te compra aquello. ¿La televisión pública debe de guiarse por eso? Yo creo que no, pero también hay que decir que TV3 está sufriendo una situación económica muy delicada entre otras porque no le meten dinero. Cada palo que aguante su vela. Al final, TV3 es la cadena preferida por los independentistas porque habla mucho de independencia y además enmarcándolo de forma positiva o, al menos, de forma no tan negativa como los otros.

¿Pero se puede decir que en el año 2012 o incluso antes hubo una apuesta política explícita desde el Govern para que TV3 se refiriese en términos positivos de la independencia?

Yo no lo sé a ciencia cierta, te puedo formular mi hipótesis. Creo que entre los años 2010 y 2012 no. Hay otra apuesta política y lo que se hace en este momento es más bien intentar no hablar del 3% y de recortes. Pero yo creo que a partir del 2012 sí se hace eso. Nombran directivos para eso. ¿Alguien cree que Vicent Sanchis no está nombrado para eso? Se puede decir que hay un alineamiento entre los productos informativos y los intereses del Govern. Ahora bien, dicho esto, a partir de aquí yo paro un poco. ¿Eso significa una objeción total al trabajo de TV3? Para mí no. Creo que TV3 no es el aparato de propaganda que algunos se empeñan en dibujar. Yo vengo del País Valenciano, donde en Canal 9 la oposición ni salía, y no estamos hablando de eso aquí. Si me dices que TV3 es un aparato de propaganda que se debe cerrar, no te acepto esta enmienda a la totalidad, porque no es así.

Volviendo al conjunto de medios público y privado, ¿en qué medida se puede decir que el panorama mediático catalán es fruto del pujolismo?

Es un heredero directo, en dos sentidos. Primero, el sistema de sostenibilidad económica de los medios catalanes que instaura Pujol es el mismo que hay ahora. Y después, los resultados en cuanto a mapa de medios son los mismos. ¿Qué ha cambiado? La existencia del diario Ara y la burbuja digital independentista. Pero Rac-1, Catalunya Ràdio, La Vanguardia, El Periódico… el sistema de medios catalán que vemos ahora tiene la cara del padre y es hijo directo del pujolismo.

¿Y lo seguirá siendo los próximos años?

Probablemente no. Una de las consecuencias del ‘procés’ es que el debate sobre los medios ha estado muy focalizado en las subvenciones, en si se compran cabeceras o en TV3, mientras no se habla suficiente de las necesidades que tiene el sistema. El mundo ha cambiado. La televisión convencional pierde cuota de pantalla, los medios en papel no ganan lectores, TV3 no consigue conectar con un espectador más joven, y pese a todo eso, la política sigue haciendo las mismas cosas que hace 20 años. Y no hay acción política para orientar los nuevos retos. La falta de intervención corre el riesgo de hacer que un sistema que era muy competitivo pierda fuerza.

¿Se puede seguir hablando de un sistema de medios catalán cuando hoy una persona en Catalunya puede comer viendo las noticias de una televisión china, ver series en Netflix y la NBA por la noche directamente de un canal americano?

Todo eso es cierto, una persona puede hacer vida sin tocar canales como TV3, Telecinco o La Sexta. Pero se puede hablar de sistema catalán desde el punto de vista de la oferta. Hay un mapa mediático, políticamente estructurado, que como sistema ofrece cosas. Y es un sistema hijo del que se consolidó, pero necesitaríamos ya ir pensando en el nieto. Yo ahora tengo un hijo de dos años. Cuando quiera consumir productos infantiles en catalán tendrá una oferta, que es el Club Súper 3 por las tardes. Pero es que al lado, en el dial, tiene tres o cuatro canales en abierto en castellano. Ya no te hablo de Youtube, o de Netflix kids. Cuando mi hijo sea adolescente, ya directamente en catalán no tendrá nada.

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