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Barcelona crea un protocolo para evitar discriminaciones a entidades religiosas en el espacio público

Concentración en Barcelona contra la islamofòbia

Yeray S. Iborra

El Ayuntamiento de Barcelona defenderá por medio de un protocolo –una medida de gobierno– que las demandas de celebración de actividades puntuales por parte de entidades religiosas en equipamientos municipales o en la vía pública sean respondidas con criterios técnicos. “De forma justa y ecuánime”, ha defendido el consistorio este lunes. Según el Ayuntamiento, hasta ahora, la disparidad de criterios en el acceso al espacio público provocaba situaciones discriminatorias.

Una procesión, la visita de un líder religioso o una representación religiosa en la calle. Hasta ahora estas manifestaciones eran motivo de respuestas desiguales por la falta de un documento que especificara cuál de estas cumplía con las exigencias del Ayuntamiento y cuál no. La resolución de estas situaciones recaía en personal técnico sin una directriz clara. El protocolo pretende facilitar a los trabajadores municipales esta tarea: “Queremos proporcionar herramientas a los trabajadores municipales que gestionan las peticiones ya las entidades que piden organizar actividades en el espacio público”, ha destacado el consistorio.

En la misma línea, el Ayuntamiento también destinará 30.000 euros a la elaboración de un plan de formación en diversidad religiosa y unas guías para la gestión de la diversidad religiosa.

Con esta apuesta del Ayuntamiento remarca como una de sus prioridades el pleno ejercicio del derecho a la libertad religiosa. Por este motivo, también aumentará en un 50% las subvenciones para adecuar espacios de culto que se encuentren en “situación de precariedad”. Actualmente se cuentan 513 centros de cultos de 21 tradiciones religiosas diferentes (la mitad de Cristianismo Católico).

Como ya avanzó la Comisionada de Inmigración, Interculturalidad y Diversidad, Lola López, en una entrevista con Catalunya Plural, el Ayuntamiento “no cede espacios de ningún tipo ni construye [en referencia a el estudio sobre islamofobia encargado por el mismo consistorio que recomendaba la apertura de una gran mezquita] para las comunidades religiosas, pero puede darle apoyo para pequeñas adaptaciones si el espacio está en malas condiciones”.

Asimismo, también se aumentarán un 7% las ayudas que reciben las entidades religiosas. Esto supondrá, de paso, reforzar la Oficina de Asuntos Religiosos (OAR) que, desde el año 2005, asesora a las entidades religiosas de la ciudad en todos los procesos que llevan a cabo relacionados con el Ayuntamiento de Barcelona. El consistorio destinará a este espacio 35.000 euros en los próximos tres años.

“Se entiende laicidad no como la ausencia de lo religioso en el espacio público, sino como el marco de relaciones según el cual, desde la democracia y la garantía de los derechos fundamentales, todas las expresiones de conciencia (religiosas o no) pueden convivir en plena igualdad y respeto”, ha concluído este lunes Lola López en comparecencia, poco antes de que representantes judíos, islámicos, evangélicos y católicos valoraran como positiva la iniciativa del consistorio.

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