Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
La guerra entre PSOE y PP bloquea el acuerdo entre el Gobierno y las comunidades
Un año en derrocar a Al Asad: el líder del asalto militar sirio detalla la operación
Opinión - Un tercio de los españoles no entienden lo que leen. Por Rosa María Artal

“Nadie nos informaba, solo oíamos a un hombre gritar”

Imagen del avión durante las protestas de los pasajeros

Oriol Solé Altimira

Anna Domínguez se disponía a irse de vacaciones a Senegal este sábado cuando subió a un avión en el que, en su parte trasera, viajaba un hombre expulsado de España. La expulsión se ejecutó el mismo sábado horas después de que algunos pasajeros retrasaran la salida del vuelo tras protestar por la situación que se generó a bordo, donde el hombre, en un estado de extremo nerviosismo, gritó durante una hora y media. “Es una locura que el hombre deportado cogiera otro avión en la situación en la que estaba”, lamenta Domínguez.

Consultada sobre su versión de los hechos, una portavoz de Vueling ha explicado que la tripulación del vuelo no se dirigió al expulsado puesto que estaba bajo custodia policial. Asimismo, ha puntualizado que los agentes informaron al comandante, antes de subir al avión, de que el hombre expulsado no era un deportado, sino un “inadmitido” en España que tenía que volver a Senegal.

La portavoz de Vueling también ha explicado que el piloto no podía denunciar este sábado a ningún pasajero ya que tiene que ser el departamento legal de la compañía quien autorice cualquier acción a tomar, algo que estudiarán a partir de este lunes. Según Vueling, la tripulación intentó que los pasajeros se sentaran pero, al ver que algunos se mantenían de pie, el comandante decidió que la Guardia Civil asumiera el mando de la situación.

Por contra, Domínguez critica la falta de información de la tripulación del vuelo de Vueling y que dos hombres no identificados –presumiblemente, policías de paisano– la señalaron al bajar del avión, lo que le ha valido, explica, una denuncia por alterar el orden del vuelo en base a la ley de seguridad aérea, aunque no sabe quién la ha interpuesto porque no tiene “ningún papel”.

¿Cuál era el motivo de su viaje a Senegal?

Iba de vacaciones a Senegal con mi pareja. El embarque estaba casi terminado, la gente se acababa de sentar en sus asientos. Estaba sentada en la fila 15 del avión. De repente, oímos a un hombre gritar desde la parte trasera del avión.

¿En qué fila estaba el hombre deportado?

El hombre estaba sentado en la última fila del avión y junto a él estaban sentados dos hombres. La fila de asientos que tenían delante estaba vacía.

¿Cómo reaccionan los pasajeros y la tripulación cuando el hombre empieza a gritar?

En aquel momento ni yo ni creo que ningún pasajero podía sospechar que el hombre sería deportado. Al oír los gritos, es normal, algunos pasajeros empiezan a levantarse y a girarse mirando hacia el final del avión. Nadie sabía qué pasaba. Lo primero que pensé es que el hombre era un pasajero con un ataque de pánico por miedo a volar. La tripulación no le hizo ni caso: las azafatas no le miraban a la cara y el piloto no acudió a ver qué pasaba. Actuaban como si nada.

¿Qué gritaba el hombre?

Yo al principio solo oí gritos en francés. Posteriormente algunos pasajeros me explicaron que el hombre gritaba, en francés, “no quiero volver, no quiero volver”. Ahí es cuando algunos pasajeros ven que se trataba de una deportación y empiezan a protestar. Estuvimos una hora y medio dentro del avión y el piloto no explicó nada en ningún momento y dejó que el hombre estuviera gritando. 

¿Todos los pasajeros estaban de pie? ¿Todos protestaban?

Al final todos los pasajeros del avión, no solo la gente que estaba de cerca de la última fila, se levantó. Pero muchos no eran todavía conscientes de que era una deportación. Algunos sí intentaban parar la deportación, pero otros simplemente no sabían qué pasaba. Y dos hombres que estaban unas filas por delante de nosotros empezaron a increpar y a gritar a los pasajeros que protestaban por la deportación.

¿Qué hizo entonces?

Intentamos calmar la situación porque los dos hombres se comportaron de malas maneras. Gritaban “que la estáis liando defendiendo los derechos humanos, que no queréis volar o qué”, y a una chica que estaba grabando le intentaron quitar el móvil.

Todo eso todavía dentro del avión.

Sí. El piloto solo cogió el micrófono para decir, una hora y media después, que todo el mundo bajara del avión, el deportado y todos los demás pasajeros. La gente estaba nerviosa.

¿Cómo fue el desembarque del avión?

Ahí la cosa se puso peor. Los mismos dos hombres que increparon a las personas que protestaban por la deportación empezaron a señalar a gente, primero a seis personas y luego a once, yo entre ellas, cuando bajábamos del avión. Decían que habíamos instigado una revuelta a bordo. Yo en todo momento estuve de pie en mi fila sin saber qué pasaba, no salí al pasillo hasta qué nos hicieron bajar.

¿Dónde y cómo la señalan esos dos hombres no identificados?

En el finger, al bajar del avión, mi pareja está hablando con un guardia civil. Yo me dirijo hacia allí y el guardia civil me indica que siga caminando. Sigo caminando pero uno de estos dos hombres de dentro del avión me señala con el dedo y dice “no no, ella también”. A mi no me para la Guardia Civil, me para un señor que todavía no sé quién es, y me gustaría saberlo, y me dice que yo había instigado “una revuelta”.

Y ahí se queda retenida en el finger mientras los pasajeros y el hombre deportado bajan del avión.finger

Todo el pasaje, incluido el hombre deportado, baja del avión menos cinco personas. Los agentes nos piden a cinco personas el DNI para identificarnos y nos dicen que nos iban a denunciar por alterar el orden en base a la ley de seguridad aérea. Estuvimos un rato más en el finger y luego, acompañados por agentes de la Guardia Civil, fuimos a recoger las maletas, que tardaron tres horas en salir. A los otros seis denunciados los fueron a buscar al otro avión.

¿Es el piloto o la Guardia Civil quién les denuncia? ¿De qué se les acusa?

No lo sabemos. No tenemos ningún papel. Algunos vimos al piloto firmar un papel pero no sabemos cuál. El hombre que me señala al bajar del avión incluso dijo que yo estaba grabando cuando yo no grabé nada, se puede comprobar en mi móvil.

¿Qué pasó después?

Los agentes de la Guardia Civil nos dicen que no saben si podremos volar y que vayamos a Vueling. Y en el mostrador de Vueling, un empleado nos comunicó que no podríamos volar con Vueling, ni a Senegal ni a ningún sitio. Nos lo dijo de viva voz, sin ningún papel, y nos dijo que si queríamos que pusiéramos una queja por correo electrónico o por teléfono. Le pedimos si podíamos hablar con un responsable o un directivo, pero no hemos podido todavía.

Y de momento no puede volver a volar con Vueling.

Vueling no ha actuado de la forma en qué tenía actuar. El piloto no informó en ningún momento de lo que pasaba, y permitió que dos pasajeros que no se identificaron en ningún momento señalaran a dedo once personas que no hemos podido coger otro vuelo. Estoy vetada como pasajera de Vueling como si fuera una criminal.

¿Les informaron de que finalmente el hombre fue expulsado?

No. El hombre estaba gritando y pasándolo muy mal. Hasta que no pasó un rato yo no comprendí que era un deportado pero en cualquier caso no podíamos volar así, era una cuestión de humanidad. Es una locura que el deportado cogiera otro avión en la situación en la que estaba. Nadie hacía nada, la tripulación era como si oyera llover.

¿Hay algún senegalés entre los identificados?

Los once denunciados somos personas jóvenes y blancas que íbamos con mochila. Nos pretenden señalar como unos cabecillas de una revuelta que no hicimos. En el vuelo había gente a favor y gente en contra de la deportación. No tuve la sensación de que fuera un motín, básicamente porque tanto yo como la mayoría del pasaje durante mucho rato no sabíamos qué pasaba. Nadie nos informaba, solo oíamos a un hombre gritar.

Etiquetas
stats