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El problema de la limpieza en Barcelona se convierte en el mayor frente para Colau

El servicio de limpieza baldea las calles del centro de Barcelona

Pau Rodríguez

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Barcelona está más sucia que antes. Al menos en algunos puntos. Las quejas por falta limpieza tienen a menudo algo de subjetivo y pueden variar en función de cada calle, pero desde hace meses grupos vecinales y la oposición en pleno han venido denunciando un aumento de los residuos en la vía pública que han empujado al Ayuntamiento primero a reconocerlo y después a lanzar esta semana un plan de choque de 70 millones para atajar la problemática. 

La limpieza –o la falta de ella– en la ciudad han marcado el debate político en los últimos consejos y plenarios del Ayuntamiento y se ha convertido en motivo de choque recurrente en las redes sociales, con concejales y asociaciones de vecinos publicando imágenes de contenedores desbordados y aceras llenas de desechos. Además, el conflicto ha tenido elementos de tormenta perfecta, puesto que se le ha sumado la crisis de los macrobotellones, denuncias concretas de plagas de ratas y una implantación de la recogida de residuos puerta a puerta en el barrio de Sant Andreu que ha generado tensiones. 

En este contexto, la percepción de la ciudadanía respecto a la limpieza ha empeorado y ha repuntado como una de las principales problemáticas que se recogen en la encuesta semestral del Ayuntamiento.

Pero Ada Colau no está dispuesta a que se le enquiste el conflicto. El consistorio anunció este lunes un plan extraordinario de 70 millones de euros (30 de ellos ya estaban previstos) para reforzar las actuaciones en 350 puntos especialmente críticos de la ciudad, pero no solamente a nivel de limpieza de las calles, sino también de retirada de pintadas y chicles, mantenimiento de pavimento y mobiliario urbano o retirada de hierbas. También un uso mucho más intensivo del baldeo con agua debajo, que a la vez contribuye a eliminar malos olores.

Esta partida adicional –que no quedó claro de dónde se obtendrá– debe servir para mejorar la limpieza sobre todo hasta que se ponga en marcha la nueva contrata, en marzo de 2022. Hasta ahora, este era el horizonte en el que el gobierno municipal depositaba buena parte de sus esperanzas, puesto que supone acabar con un contrato con FCC de más de diez años y empezar uno nuevo que incluye, entre otras cosas, 400 efectivos más. Pero las quejas de los grupos políticos llevaron al gobierno de los Comuns y el PSC a aumentar sus compromisos a corto plazo, entre los que destaca también la creación de un Comité de Coordinación de Mantenimiento de la Ciudad.

Más quejas por la suciedad

Parte de los compromisos anunciados en el plan de choque, que debe implantarse desde este mismo mes de octubre, salieron a colación durante el último plenario municipal, celebrado el pasado miércoles. A partir de una proposición de Junts para aumentar la limpieza y la recogida de residuos, que fue transaccionada con el gobierno y aprobada por unanimidad, todos los grupos municipales de la oposición se lo reprocharon a la alcaldesa. “La ciudad está más sucia que nunca”, afirmó la portavoz de Junts, Elsa Artadi. “Está sucia y dejada, más de lo que yo recuerde en mucho tiempo”, prosiguió el edil de ERC Jordi Coronas. Partidos como Ciudadanos y PP hablaron incluso de “degradación” y “decadencia”.

Ante los ataques, el Ayuntamiento se defendió en primer lugar yendo a las causas. El concejal de Emergencia Climática y Transición Ecológica, Eloi Badia, negó que se deba a una reducción de los efectivos de limpieza y lo achacó al calor y la falta de lluvias –que suelen contribuir al saneamiento de las calles– y sobre todo al mayor uso del espacio público en algunos puntos tras la pandemia. Asimismo, quiso rebatir algunas percepciones y en el caso de las plagas argumentó que la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB) ha registrado 1.000 intervenciones menos que el año anterior, 2020. 

“Estamos con el mismo servicio que teníamos, pero debemos reconocer que no es suficiente”, entonó Badia durante el plenario. “Este verano hemos hecho una tarea ingente con el refuerzo de verano”, añadió sobre la incorporación de unos 200 efectivos más, “pero lo cierto es que no está siendo suficiente y no queremos ser autocomplacientes”. “Nos tenemos que preparar para nuevas realidades y nuevas situaciones porque así nos lo pide la ciudadanía”, añadió, en la línea de lo que ya habían admitido semanas antes la alcaldesa o también la teniente de alcaldía de Urbanismo, Janet Sanz.

Más allá del plano político, las quejas por la suciedad y la presencia de residuos en la calle han sido habituales entre las asociaciones de comerciantes y en algunas entidades vecinales más que en otras. Eduard Català, de la Associació de Veïns Racó de les Corts, asegura que la acumulación de desechos y de hierbas en algunas calles hacía tiempo que no se producía. En su opinión, lo atribuye un 50% a lo que considera un aumento del “incivismo” y otro 50% a las “deficiencias” en la limpieza. 

En su caso, por ejemplo, asegura que el baldeo con agua no se hace suficientemente a fondo para el volumen de residuos que hay, especialmente debajo de los contenedores o de los coches. “Yo no digo que no pasen igual que antes, pero lo que hacen no es suficiente”, insiste este vecino de Les Corts. 

Pendientes de la nueva contrata 

En la polémica sobre la limpieza, el consistorio no se ha cansado de defender que la nueva contrata va a suponer un antes y un después. “Es una de las novedades más importantes del mandato”, proclamó Sanz, que recordó que la partida de limpieza en Barcelona se lleva casi el 10% del presupuesto global de la ciudad, 287 millones de los poco más de 3.000 que tienen las cuentas municipales. 

El nuevo contrato se resolvió en febrero de 2021 y se adjudicó a cuatro empresas: Sorigué, Valoriza, Urbaser y FCC. Se da el caso que esta última es también actualmente adjudicataria y que incluso fue sancionada por fraude con 7,1 millones de euros.

Con todo, el Ayuntamiento argumenta que el nuevo servicio permitirá la contratación directa de 225 empleados más (hasta los 4.400) y que servirá para disponer de nueva maquinaria y tecnología, por ejemplo camiones electrificados y que no hagan tanto ruido. También se habilitará una web que permitirá ver las actuaciones de limpieza calle a calle.

Quizás uno de los grandes escollos en materia de residuos será la ampliación del sistema de recogida puerta a puerta, que también está contemplada en la contrata. El objetivo a nivel metropolitano es que este modelo alcance el 100% de la gestión de residuos domésticos en 2025, pero su puesta en marcha en Sant Andreu ha despertado algunas quejas y ha dividido incluso a las entidades vecinales.

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