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“El conseller me llamó para decirme que lo sentía mucho, pero de forma personal, no oficial”

Ester Quintana, mujer que perdió un ojo por el impacto de una bala de goma /EDU BAYER

Pau Rodríguez / Edu Bayer (fotos)

Barcelona —

En el cruce entre Paseo de Gracia y la calle Casp de Barcelona, hace un año, una bala de goma perdida -probablemente la última, si se cumple la prohibición de estos proyectiles anunciada para el mes de abril- cambió vida de Ester Quintana. Allí donde la inexistencia de cargas policiales -primera versión oficial- se convirtió en una actuación sin uso de balas de goma -segunda versión oficial- para terminar siendo una intervención con disparos de estos proyectiles pero en otras direcciones -tercera versión oficial-, es donde Quintana se convirtió en la octava víctima catalana -primera mujer- de una de estas pelotas de caucho. Será en este mismo punto donde se concentrarán el próximo jueves, 14 de noviembre, esta vecina de Barcelona y sus amigos y compañeros de la plataforma 'Ojo con tu ojo', con otras víctimas de balas de goma, activistas y ciudadanos, para protestar contra los abusos y la impunidad policial.

¿En este último año has vuelto a participar en alguna concentración?

Sí, en dos. Una, en conmemoración por el primer aniversario de la muerte de Íñigo Cabacas, y la segunda, hace poco, en el Raval, por la muerte de Juan Andrés Benítez. No he ido a ninguna de apoyo a mi caso. En 'Ojo con tu ojo' somos más de confiar en la labor continuada, de trabajar en actos culturales, conciertos, charlas... que en manifestaciones. Pero es cierto que a veces van bien para coger fuerza, para encontrarte con quien se solidariza contigo. Y el día 14 hará un año que ningún responsable político ni policial me ha dado explicaciones de lo que pasó.

¿Tampoco se han puesto en contacto contigo desde entonces?

Cuando hice el vídeo con 15MBcnTV, quince días después, me llamaron de Interior. Hablé con el gabinete de prensa, pero no me pidieron disculpas, sólo querían saber dónde estaban los agentes. Información técnica. Luego, con el cambio de conseller [Ramon Espadaler substituyó a Felip Puig al frente de Interior en enero de 2013], en el mes de febrero me llamó Espadaler a casa, pero yo no estaba y no consideré oportuno contestarle. Semanas después, volvió a llamar y me dijo que lo sentía mucho. Me lo decía de forma personal, pero no oficial, como me manifestó.

¿Pero te reconoció entonces como víctima de una agresión de los Mossos?

Me dijo que lamentaba mucho lo que me había pasado y que le dolía, pero no reconoció que me hubieran disparado. Y me dijo que su posición personal no podía ser la misma que la institucional. Aunque no entiendo cómo puedes tener una visión como persona de un hecho y luego trabajar con otra. Esto es no ser consecuente. Luego me encontré también con Manel Prat [director general de los Mossos d'Esquadra] en el Parlamento. Nos encontramos cara a cara y no tuvo más remedio que hablar conmigo -si lo hubiera querido hacer antes me podría haber llamado en los siete meses que habían pasado-.

¿Y aceptaste las disculpas, aunque no admitieran que fueron los agentes quienes te dispararon?

Como persona las tengo que aceptar. Pero todavía no se ha pronunciado nadie para decir de quién fue culpa. No sé qué investigación han hecho porque no hay resultados. Hace un año dijeron que investigarían, pero resultó que los informes no llegaban al conseller, Puig mintió varias veces... Yo ya he parado de contar las mentiras que me han contado desde Interior. Ya no.

Más que las investigaciones internas, como en el caso de Juan Andrés Benítez, ¿ha sido la acción ciudadana la que ha aportado luz a tu caso?como en el caso de Juan Andrés Benítez

El mío y el de Juan Andrés de entrada son dos casos diferentes. Sólo tienen en común la impunidad con la que se tratan. ¿Por qué motivos no se ha investigado? ¿Porque lo ha dicho el juez? ¿Porque no quieren? ¿Porque lo quieren encubrir? No lo sé, yo confío en la gente, porque ha sido solidaria conmigo y hemos podido recoger multitud de testigos. Hemos recibido muchas imágenes, vídeos... Aún hoy se ponen en contacto con nosotros para ayudarnos. Pero el sistema policial lo deberían controlar los políticos, que hacen las leyes, y no la ciudadanía. Lo único que podemos hacer es presionar para que el sistema cambie y sea más transparente, que es lo que hace falta.

En un artículo escrito en este diario, Clara Cots (Stop Balas de Goma) apuntaba: “Perder un ojo es muy duro. El hecho de no ver genera dificultades en la cotidianidad y también miedo; miedo de no ver algo y hacerte más daño, miedo a que te pase algo en el único ojo que te queda”. ¿Como se lidia con una situación así?

Como se puede. Al principio todo era muy difícil. Tienes que aceptarlo, sobre todo el mal estético. Pierdes la visión pero también la imagen que desprendes hacia afuera. Cada vez que me miro al espejo... Es una superación día a día. No sé si dentro de unos años lo habré superado, pero de momento no. Tengo mucha dificultad para bajar escaleras, porque he perdido la profundidad y la perspectiva, o para llenar un vaso de agua, porque no calculo la distancia. Tengo miedo de las puertas automáticas de cristal, porque veo mal por un lado, choco constantemente en los semáforos, en los centros comerciales o donde hay mucha gente... Y en la oscuridad también he perdido capacidad de ver. Tampoco voy en bicicleta. Algún día volveré a ir, pero todavía me falta.

Sobre atención a las víctimas, la comisión del Parlament que estudiaba las balas de goma ha concluido que debe elaborarse un protocolo de atención sanitaria y psicológica. ¿Qué tipo de atención has recibido, en tu caso?

A mí no me atendieron psicológicamente. Lo pedí el día siguiente: una persona que hablara conmigo para superarlo, porque mi madre y mi hermano no eran las personas indicadas, al contrario, ellos también necesitan ayuda. Pero no me la facilitaron. No había un protocolo para estos casos en el Hospital de Sant Pau, sólo había atención psicológica para la planta de maternidad. Después fui con mi médico de cabecera, que me dio algunas opciones, y ahora estoy con una terapeuta.

En las mismas conclusiones de la comisión también se habla de facilitar “indemnizaciones retroactivas”. Además de físicas y sociales, ¿las lesiones de bala de goma conllevan consecuencias económicas?

Antes que nada, tengo mis dudas sobre esto de las indemnizaciones. Porque yo, como no se ha resuelto que me hayan herido con bala de goma, no soy víctima y por lo tanto no tendría indemnización. Esto de entrada.

En mi caso, yo antes estaba buscando trabajo -de hecho, fui a la manifestación porque no estaba de acuerdo con los recortes que estamos sufriendo-, llevaba todo el 2012 trabajando con lo que podía, después de haber cerrado un negocio. No cobraba el paro ni prestaciones. Y ahora igual, estoy de baja sin tener trabajo, y por lo tanto no percibo ninguna ayuda, pero tampoco puedo trabajar. Son ya dos años sin casi ningún ingreso, y no me darán el alta hasta que no acabe las operaciones, que no sé cuándo será. Aunque ahora trabajo no me falta, preparando reuniones de 'Ojo con tu ojo', trabajando con la abogada...

En su comparecencia en el Parlament, en el mes de julio, dijiste: “No soy la primera víctima de bala de goma, pero quiero ser la última”. ¿Ahora ya puedes decir que lo serás?No soy la primera víctima de bala de goma, pero quiero ser la última

Ojalá. No quiero ser una víctima toda la vida, ni quiero que otra persona pase por lo que yo y mi familia hemos sufrido, ni que se gasten más dinero en abogados, ni en procedimientos, ni en una comisión en el Parlamento que vete a saber cuánto ha costado. Si nos lo podemos ahorrar, mejor. Pero de momento la retirada será progresiva. Se guardan en la manga la posibilidad de utilizarlas hasta abril si hay motivos excepcionales. Que en este tiempo sean conscientes de ello, al menos Manel Prat -que tiene la última palabra en el uso de las balas-, y no den orden de usarlas. Pero bueno, también dicen que no dieron la orden de emplearlas el 14 de noviembre pasado y mira yo como estoy. No quiero ni las balas de goma ni ningún otro proyectil.

Por lo tanto, ¿no estás satisfecha con la sustitución de las balas de caucho por las viscoelásticas?

No. ¿Por qué han de disparar a los ciudadanos? ¿No hay otros medios de disuasión? Lo único que consiguen es que los ciudadanos se rebelen más. Si dialogamos, hacemos mediación, se puede llegar a un entendimiento.

Pese a no estar satisfecha, en cuanto a la lucha contra estos proyectiles se ha logrado más en un año que en la última década: el Número de Operativo Policial (NOP) para que se pueda identificar a los agentes, la prohibición de las balas de goma, se habla de indemnizaciones y atención a las víctimas... ¿A qué se debe?

Porque la gente ha visto que me había pasado a mí, a una mujer de 42 años que estaba en el Paseo de Gracia yéndose para casa. Se sentido identificados conmigo, muchas madres de familia, hijos o jóvenes que tienen madres que van a las manifestaciones... Por eso tanta gente se ha volcado en la presión social. Les podría haber ocurrido a ellos. Esto me lo dicen algunas personas cuando voy a comprar al supermercado.

Pero de todos modos estas modificaciones no cogen el toro por los cuernos, no cambian en profundidad la actuación del cuerpo.

¿Crees que, a pesar de todos los cambios de versión que ha habido en su caso, Interior terminará reconociendo que te dispararon una bala de goma?

Tendremos que esperar a ver qué dice el juez, que es quien tiene toda la información: ha hablado conmigo, con policías, con sanitarios, periodistas, testigos... Tendrá una visión general de los hechos. Interior se ha contradicho desde el primer día, cuando afirmó que no había habido cargas policiales hasta que aparecieron las primeras imágenes. Pero al final las contradicciones se esclarecerán y se llegará a la verdad.

¿Confías en la justicia?

Sí, he de confiar. No quiero perder la esperanza. Si no ya no estaríamos en ello.

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