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Los vecinos paran un desahucio en el Poble Sec y piden soluciones urgentes “en la Barcelona de los pisos vacíos”

Marc Serra, de la Asamblea del Barrio, junto al vecino afectado, Hazif, en el Poble-sec / ALBERT HERNÀNDEZ

Jordi Molina / Albert Hernández

Esta mañana un grupo de vecinos del Poble Sec se han concentrado en el número 45 de la calle Salvá para detener el desahucio del Hafiz, que vive con su mujer, una hija de 9 años y un hijo de 15 años en este popular barrio de Barcelona. La acción, convocada por la Asamblea de Barrio Poble Sec y el Ateneo Cooperativo La Base —#SoluciónParaHafiz, en la red— ha acabado con final feliz después de que una nota del juzgado confirmara el aplazamiento de la medida.

“Muchas gracias. De verdad, muchas gracias”, ha dicho, auto judicial en mano, Hafiz, que acumula una deuda superior a los 10.000€ con la propietaria del piso. Hace tres semanas que ha empezado a trabajar y “quiero pagar”, apunta. Tras traspasar el negocio por problemas económicos a finales de 2012, Hafiz ha pasado cuatro años sin trabajo y ha ido pagando lo que ha podido de deuda la acumulada y del alquiler. Hace dos semanas encontró, finalmente, un nuevo puesto de trabajo, pero a pesar de este golpe de suerte, la cantidad que debe es, de momento, inasumible.

Ante esta situación, los vecinos de la zona se han organizado para detener el desahucio, que estaba previsto entre las 9h y las 13h de la mañana, y forzar al Ayuntamiento a encontrar una solución definitiva para la familia de Hafiz, que cumple las condiciones para obtener un piso de emergencia social. De hecho, la solicitud en la Oficina d’Habitatge fue admitida el 29 de enero, pero aún espera que le adjudiquen un piso. “Es una barbaridad la lentitud con la que actúa el Ayuntamiento ante casos de emergencia social”, explica Marc Serra, uno de los vecinos que hoy se han movilizado.

Después de una mañana de nervios y tensión, con despliegue policial en la zona incluido, el Juzgado ha accedido ha aplazar el desahucio. El aplazamiento será de unas semanas, pendientes de determinar. Por su parte, la propietaria se niega a condonar parte de la deuda y no ha querido llegar a ningún acuerdo. Hafiz aseguró que cada mes ha pagado lo que ha podido –“algunos meses sólo 100 euros, otros 200”— y que durante este tiempo ha sufrido mobbing para marchar — “nos cambiaron la cerradura”— y lo ha corroborado con las denuncias realizadas.

Los vecinos desplazados a la zona —cerca de una treintena— han sido vitales para evitar el desahucio, tal y como versa la nota judicial, al referirse “a un grupo importante de personas”. Además, recordaron que las administraciones públicas tienen la obligación de garantizar un realojo digno a todos las personas. “En una Barcelona con 80.000 pisos vacíos, es intolerable que no haya pisos de emergencia social para estos casos”, apunta Serra, que sugiere como remedio la iniciativa puesta en marcha por la PAH de alquileres sociales, aprobada en el Ayuntamiento de Barcelona para traspasar los pisos vacíos en manos de la banca al parque público de alquiler social.

Poble Sec y la gentrificación

La situación de Hafiz enmarca en un contexto y un barrio, el Poble Sec, que desde hace unos años está notando las consecuencias de un proceso de cambio. El paso de un barrio eminentemente popular, en un barrio de moda, ha provocado una transformación paulatina de la fotografía social y urbana del barrio, donde han proliferado los locales de ocio de todo tipo, especialmente los low cost, y donde desde los grupos vecinales como la Asamblea de Barrio, se alerta de un creciente proceso de revalorización del suelo y de gentrificación.

Ahora mismo, el precio medio es de cerca de 800 euros al mes, en un barrio donde la mayoría de pisos son antiguos y no superan los 40-50 metros cuadrados.Teniendo en cuenta la renta media del Poble Sec –un 30% por debajo de la de Barcelona– el portavoz del colectivo, Serra habla de “expulsión invisible y discriminación de las capas sociales más bajas”. Un proceso de gentrificación que consiste en la sustitución del tejido vecinal por uno nuevo con una capacidad adquisitiva más alta.

“Estamos viendo cómo se aprovecha la transformación del barrio para alquilar pisos a los turistas que pueden pagar más que los vecinos de toda la vida”, explican las mismas fuentes vecinales. Ahora, los vecinos, esperan que la reforma de la avenida del Paralelo, a punto de rubricarse, no haga de efecto llamada al turismo y aumente la presión en los barrios limítrofes, como el Poble Sec, el Raval o Sant Antoni.

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