“Me puse a tocar. Él se quedó ahí, contemplándome, sin mover un músculo. Esperó a que terminara sin decir una palabra. Después me dijo:
-¿Qué era?
-No lo sé.
Se le iluminaron los ojos.
-Cuando no sabes qué es, entonces es jazz“.
Alessandro Baricco. Novecento.
Barcelona se ha llenado de esa música difícil de definir. Se trata de sentirla, de imaginarla, de disfrutarla a flor de piel. No vale la pena perderse en definiciones. La 44 edición del Festival Internacional de Jazz de Barcelona (hasta el 30 de noviembre) pretende inundar de música rincones casi inimaginables de la ciudad.
El cartel del evento cuenta con los grandes del género. No faltará Sonny Rollins, a sus 82 años, uno de los veteranos que ya estuvo en el primer festival, en 1966, que llenará el Palau de la Música el día 20; ni Chick Corea, ni la Orquesta Buena Vista Social Club, en concierto con Omara Portuondo. Y ya han pasado por los diversos escenarios cantantes tan diversos como la portuguesa-mozambiqueña Mariza con sus enamoradizos fados; o la increíble embajadora del jazz de Barcelona en el mundo Andrea Motis; la pareja formada por el pianista Michel Camilo y el guitarrista Tomatito llenó de emoción, como viene siendo habitual en los últimos años, el Auditori; Melody Gardot, una de las voces femeninas incuestionables de este siglo, que ha presentado un disco, The Absence, en el que nos pasea por las calles de Lisboa, las playas de Brasil y los bares de Buenos Aires.
El espíritu del jazz
Pero al hablar de jazz hablamos de algo más que de conciertos. Hablamos de un espíritu musical. Por eso el festival comenzó en el mes de octubre en un fin de semana (retrasado por la lluvia) en el que muchos ciudadanos quedaron sorprendidos al ver buses turísticos viajando por la ciudad a ritmo de jazz, a la Big Band del Conservatori del Liceu, dirigida por Sergi Vallés, inaugurando el festival en el Parc del Centre de Poblenou, o la espectacular mezcla de agua, luces y sonido de pianos, trompetas, contrabajos o saxos que proporciona la Font Màgica de Montjuïc cada viernes y sábado de noviembre a las 19 y a las 20 horas.
Además de ver a Andrea Motis en un Palau entregado, podemos asistir al Gran Hotel Havana, en la Gran Via, donde la música no para en ningún momento. Ya hemos disfrutado de dos tradicionales matinales y una merienda con chocolate con churros con la Sant Andreu Jazz Band, una de las canteras jazzísticas más prometedoras (que se lo pregunten a la mismísima Andrea), con las sesiones Jazz Vocal, Full Swing y Women in Jazz. Cada viernes, en el lobby del hotel, siguen los Cocktail & Swing, eventos vespertinos que se pueden prolongar durante la cena.
Maridajes de placer
El jazz es un placer. Como tal, se marida espléndidamente con la gastronomía. Dos iniciativas del festival dan en el clavo. La primera son los restaurantes con swing, establecimientos en los que un dúo recibe a los comensales antes de comer y los despide tras la comida. No se trata de músicos cualesquiera, sino de intérpretes especialmente escogidos por dos escuelas de prestigio contrastado y muy presentes en el festival, como son el Conservatori del Liceu y el Taller de Músics.
Y como no hay comida sin buen vino, la enología y la música se dan la mano en Monvínic. Este local imprescindible en la cultura del vino barcelonesa repite participación en el Festival. Si el año pasado Omar Sosa deleitó oídos y paladares, esta vez ha sido el trompetista italiano Paolo Fresu el protagonista de una Carta Blanca. Un test a ciegas regado con sesiones de grandes temas del jazz. El músico sardo ha sido uno de los protagonistas del festival, con su concierto en el Auditori en el ciclo Clàssics, con el Quartetto Alborada, con música propia y popular de Cerdeña, y con su actuación Alma, con Omar Sosa y la gaitera Cristina Pato en Luz de Gas.
Sobre este blog
El Diari de la Cultura forma parte de un proyecto de periodismo independiente y crítico comprometido con las expresions más avanzadas del teatro, la música, la literatura y el cine. Si quieres participar ponte en contacto con nosotros en fundacio@catalunyaplural.cat.
