Este blog pretende servir de punto de encuentro entre el periodismo y los viajes. Diario de Viajes intenta enriquecer la visión del mundo a través de los periodistas que lo recorren y que trazan un relato vivo de gentes y territorios, alejado de los convencionalismos. El viaje como oportunidad, sensación y experiencia enlaza con la curiosidad y la voluntad de comprender y narrar la realidad innatas al periodismo.
Túnez, el Magreb más familiar
Siempre fue el país más estable de la otra orilla del Mediterráneo, se decía que el más occidentalizado, y seguramente por eso ha sido el primero en completar la transición democrática que comenzó hace exactamente cuatro años en forma de estallido revolucionario, con el derrocamiento del dictador de cuello blanco Ben Ali. Hace sólo unos días Túnez ha vivido la celebración de las primeras elecciones presidenciales democráticas de un país del Magreb, después de que en enero una asamblea constituyente también salida de las urnas aprobara una nueva constitución. La llamada primavera árabe levantó muchas expectativas, pero sólo Túnez ha llegado tan lejos y tan rápido. Y sin sangre. Es un momento excelente para viajar a este país y darse cuenta de hasta qué punto está fundamentado aquel viejo temor que siempre ha planeado sobre el sector turístico español: el día que el Magreb se estabilice se habrá acabado el chollo.
Calma. Para eso aún faltan años. La percepción de inestabilidad aún manda en la región, a pesar de que un país como Túnez, que hace dos o tres décadas podía ser visto como un destino de aventuras, ahora sea sobre todo un destino familiar, si se quiere con un punto de exotismo cultural. A lo largo de todo su litoral, las infraestructuras hoteleras son impecables, gozan de nuestro mismo sol (con algún grado más, es cierto), de nuestro mismo mar y más o menos de nuestra misma playa, los precios siguen siendo escandalosamente competitivos y se encuentra a un tiro de piedra de los grandes mercados emisores de turistas. ¡Ay cuando lo sepan los alemanes! O los rusos. Además, moverse por el país es relativamente fácil, ya sea en coche de alquiler, autocar, ferrocarril o mediante una red de minibuses llamados Lougages. Túnez se puede recorrer de norte a sur y de este a oeste en un par de semanas o menos, y lo que el viajero va encontrando es una sucesión de sorpresas fascinantes.
Citaremos sólo algunas, o al menos las que han quedado más fijadas en la retina del cronista. Al norte, a tres pasos de la capital se encuentran las ruinas de la antigua Cartago. Muy castigadas y seguramente insuficientes para captar el poderío que tuvo esta colonia fenicia hace más de dos milenios. Su hegemonía sobre todo el Mediterráneo occidental duró hasta que sucumbió ante la expansión de Roma. Pero poder pisar la tierra de Amílcar Barca y Aníbal te transporta a tu propia insignificancia como sujeto histórico. Justo al lado no se puede dejar de dar un paseo por Sidi Bou Said, el pueblo más encantador del país. Sin dejar los tiempos en que estas tierras formaron parte del imperio romano, en nuestra ruta hacia el sur por el litoral hay que detenerse en El Djem, sede de un impresionante anfiteatro construido en el siglo III, que sólo el Coliseo y dos más en Italia superan en dimensión. Sorprende encontrar un vestigio romano tan colosal en tierras africanas, pero así recordamos que durante unos nueve siglos, hasta la llegada del Islam, esto fue una provincia romana.
Precisamente porque estamos en un país islámico, entre uno y otro punto hay que pasar por la ciudad santa de Kairuán, dicen que la cuarta en importancia después de La Meca, Medina y Jerusalén. En 1988 entró a formar parte de las ciudades patrimonio de la humanidad de la Unesco. Nos detenemos porque hay que visitar sus dos imponentes mezquitas (la Gran Mezquita y la Mezquita de las Tres Puertas), que se encuentran en medio de un recinto amurallado y rodeadas de un animado zoco. Piérdanse en él sin miedo, pero con paciencia y sin bajar la guardia, o saldrán con un montón de productos que en realidad ni necesitan ni desean. La tabarra de los vendedores magrebíes es legendaria, pero conocen sus límites. Este es un país que respeta y cuida el turismo. Seguramente es más seguro para un guiri pasear por el zoco de Túnez o Kairuán que por el metro de Barcelona. Y si además busca alfombras, se halla en el rincón del mundo indicado.
Más al sur, ya muy cerca del Sáhara, otra parada imprescindible es Matmata, un enclave bereber excavado hace siglos bajo la tierra para protegerse de los enemigos y las altas temperaturas. Se trata de un lugar mágico, aún habitado, y que seguramente lo sería más si no estuviera tan identificado como el lugar donde George Lucas rodó La Guerra de las Galaxias. Matmata es Taooine, el poblado donde Luke Skywalker vive con sus tíos en el primer filme de la serie. En realidad, esta zona es un imán para los mitómanos de Star Wars, ya que otros lugares cercanos y no tan cercanos sirvieron de decorados de diversas escenas de la saga. En la cercana isla de Djerba, por ejemplo, se reconocen la cantina de Mos Eisley y la casa de Obi Wan Kenobi, pero esta isla hoy eminentemente vacacional nos es especialmente cercana porque durante más de medio siglo estuvo bajo el dominio de la Corona de Aragón. El almirante almogávar Roger de Lauria la conquistó en 1282, la utilizó como trampolín para la posterior conquista de Sicilia, e hizo levantar un fortín hoy visitable.
Ya estamos llegando al final de nuestro periplo y naturalmente hay que prever una incursión de uno o más días por el Sáhara. Douz y Tozeur son las puertas habituales de entrada al inmenso mar de arena, pero cuidado, que antes de llegar se cruza un mar de sal también inmenso y cautivador. Para el asalto al Sáhara hay opciones para todos los gustos, desde excursiones de un día en camello (la más típica) a adentrarse en el desierto durante cuatro o cinco días en un camión 4x4, pasando por el alquiler de un quad o por sobrevolar las dunas en ultraligero. En cualquier caso se recomienda informarse bien e ir acompañado de un guía de fiar. Dormir en el desierto es una experiencia única pero no muy confortable, por eso a partir de este punto Túnez deja de ser un destino familiar para volver a su antigua condición de turismo de aventura. Es decir, de aquel tipo de aventuras que se puede vivir en compañía de unos hijos adolescentes.
Sobre este blog
Este blog pretende servir de punto de encuentro entre el periodismo y los viajes. Diario de Viajes intenta enriquecer la visión del mundo a través de los periodistas que lo recorren y que trazan un relato vivo de gentes y territorios, alejado de los convencionalismos. El viaje como oportunidad, sensación y experiencia enlaza con la curiosidad y la voluntad de comprender y narrar la realidad innatas al periodismo.