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Sobre este blog

'Dones en Xarxa' promueve los derechos de las mujeres y apuesta por su empoderamiento usando las TIC. Cree en el potencial de internet para alcanzar la igualdad efectiva.

Levanta la mano

Estrella Montolio Duran

Sheryl Sandberg, la talentosa número dos de Facebook, ha emprendido una inteligente campaña para potenciar el liderazgo femenino. Tanto en su muy visitada intervención en Ted Talks “¿Por qué tenemos tan pocas dirigentes mujeres?” –casi 4.700.000 de visitas por el momento--, en su libro Lean In (‘Vayamos adelante’), como igualmente en su reciente campaña online Ban Bossy (‘Prohibido (decir) mandona’), Sandberg recomienda a las niñas, a las jóvenes y a las mujeres adultas: Levanta la mano.

Levanta la mano cuando sepas la respuesta a una pregunta académica, cuando se estén pidiendo candidatos para un proyecto, cuando creas tener una solución para un problema organizativo.

Así de fácil, así de simplón, podría pensarse. Antes al contrario, es probable que si quien me lee es una mujer, se diga a sí misma: “Uf. Así de difícil”.

¿Por qué Sandberg recomienda una acción comunicativa tan aparentemente banal y, sin embargo, tan arriesgada a los ojos de tantas mujeres como levantar la mano en público?

Pues porque, como ella ha comprobado en carne propia, como ha podido observar en su dilatada carrera como altísima directiva de gestión y como refrendan los estudios especializados, las mujeres hemos sido educadas y nos hemos aplicado en autoeducarnos para no resultar demasiado prominentes.

En efecto, una niña o una mujer que levanta la mano se significa, se hace visible, se propone a sí misma, se sale de su esperable papel de discreto segundo plano. Y tal como demuestran las investigaciones –y la experiencia--, en tales casos, el entorno la castiga muy pronto. Resultado: entre los 9 y los 12 años, las niñas aprenden que serán más populares (más queridas) si renuncian a erigirse en el centro del grupo, si su voz no destaca en público en exceso.

¿Y qué ocurre cuando las mujeres adultas trasladan al ámbito profesional estas tácticas de auto ocultación? Pues que, con todas las diferencias individuales que sin duda existen, una gran parte de ellas tienden a… adivinen: a seguir ocultando la mano, aun cuando saben la respuesta correcta o son la mejor conocedora de un tema concreto.

Les expongo a continuación uno de los reflejos lingüísticos que demuestra de manera palmaria lo que estamos planteando.

En mi experiencia como asesora en comunicación para profesionales y directivos, con frecuencia, las mujeres directivas apenas flexionan los verbos en primera persona del singular (esto es, yo), sino que utilizan estrategias de tercera persona como “la empresa ha conseguido” o “el grupo ha diseñado”. O bien utilizan una forma de “nosotros” (“hemos logrado”, “hemos auditado”), un nosotros muy empático, qué duda cabe, y también solidario con el equipo, ya que incluye a un colectivo más amplio que la directiva individual. Sin embargo, se trata de “nosotros” que a menudo también encubre un logro personal de la mujer profesional. Y, así, después de una presentación en público en la que desde el auditorio hemos escuchado “Se ha pilotado la salida bolsa del grupo” o “Hemos diseñado la estrategia de mercado”, cuando alguien entre el público pregunta “¿Pero quién exactamente ha liderado esos proyectos?”, solo al final la directiva admite: “Bueno… yo”.

¿Es qué tal es tal vez es negativo que los profesionales, ellas o ellos, utilicen estrategias de modestia como las anteriores? ¿Es acaso incorrecto que diluyan su responsabilidad personal en el éxito y que, en cambio, lo presenten como resultado del equipo? No. En absoluto. Eso sí: siempre que ellos y ellas manejen las mismas estrategias. Cuando no ocurre así, entonces, a menudo, las mujeres profesionales utilizan sin saberlo reglas de desventaja: ellas difuminan sus logros de manera casi ritual, mientras que sus compañeros varones, por lo general, no tienen empacho en expresarlo públicamente cuando creen haber hecho algo bien.

En suma, seamos empáticas, tengamos espíritu de equipo, pero… nos conviene aprender a levantar la mano.

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