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La remunicipalización del agua llama a la puerta de Catalunya

La remunicipalización del agua es uno de los frentes abiertos de los nuevos ayuntamientos. /ENRIC CATALÀ

Oriol Solé Altimira

Recuperar la gestión pública del agua parecía imposible hace unos años, pero desde hace unos meses algo, tímidamente, ha empezado a cambiar. Nueve municipios catalanes han devuelto el agua a manos públicas, seis de ellos el año pasado. Los colectivos que defienden la remunicipalización de servicios básicos esperan que sean más dentro de poco. Hay tres factores que ayudan a entender este incipiente cambio: la tendencia internacional a revertir privatizaciones del agua, el fin de los contratos de concesión en una treintena de municipios catalanes y el compromiso de fuerzas políticas progresistas que alcanzaron el poder en las pasadas elecciones de mayo para que el agua vuelva a manos públicas.

El portavoz de la asociación Agua és Vida, Moisès Subirana, explica que el punto de partida para plantear revertir las privatizaciones es que la gestión privada es más cara que la pública. Según el Tribunal de Cuentas, en el caso de las poblaciones pequeñas y medianas la diferencia es del 22%, mientras que en las grandes ciudades el sobrecoste de la gestión privada llega hasta el 25%.

Subirana pone énfasis en que la gestión del agua en Catalunya, mayoritariamente privada, es inversa a la tendencia mundial a la remunicipalización. No sólo son los casos conocidos de grandes capitales como Berlín o París, o el reciente caso de Yakarta, un urbe de casi 10 millones de habitantes que en marzo de este año anuló el contrato que privatizaba el abastecimiento de agua. Francia y EEUU lideran la ola de remunicipalización del agua. Desde el año 2000, 58 municipios estadounidenses y 94 franceses han decidido volver a tomar el control del agua, con fecha a marzo de 2015.

Estos y otros casos mundiales de remunicipalización están explicados en Un futuro para el agua pública, publicación editada por Transnational Institute, Public Services International Research Unit, Observatoire des Multinationales i Municipal Services Project. Agua és Vida y Enginyeria sense Fronteres se han encargado del capítulo catalán. En total, a lo largo de los últimos 15 años, se han producido 235 casos de remunicipalización de los servicios de agua en 37 países, un proceso que ha afectado a más de 100 millones de personas. Además, los casos se han duplicado en el periodo 2010-2015 respecto al 2000-2010. En 92 de los 235 casos registrados se procedió a cancelar los contratos privados, a pesar del riesgo de litigio.

Entre las próximas finalizaciones de contratos de servicio de agua en Catalunya, destacan los casos de Parets del Vallès en 2016, el mismo año que termina en Terrassa. En Sant Cugat finaliza en 2017. En total, entre este año y el 2019 las concesiones terminarán en 28 poblaciones catalanas. Los programas electorales de diversas formaciones progresistas que lograron importantes alcaldías en mayo pasado, desde Ripollet en Barcelona pasando por Sabadell, incluían estudios, que ya se han iniciado, sobre las privatizaciones del agua para detectar posibles irregularidades, y intentar revertirlas. Pero la tendencia no se circunscribe sólo a plataformas de izquierdas: en Sant Cugat, donde CiU gobierna con mayoría, se aprobó una moción de la CUP para recuperar la gestión del agua.

Recuperar la gestión pública del agua es el objetivo inicial, pero Subirana concreta que la meta no es un modelo de grandes empresas públicas, sino de una “apropiación” del servicio por parte de la ciudadanía para que se democratice y salga de la lógica mercantil. Además, Subirana considera que, gracias a fracasos privatizadores como ATLL, el debate público sobre el agua ha conseguido salir del marco que lo reducía a una cuestión técnica y no política o social.

No obstante, la gestión privada del agua aún es mayoritaria en Catalunya ya que se concentra en municipios grandes y medianos: el 84% de la población catalana tiene el agua privatizada, ya sea mediante una empresa mixta o una sociedad totalmente privada. El 53% de los municipios catalanes disfrutan de una gestión pública, pero al ser poblaciones pequeñas sólo representan un 16% de la población. Para Subirana la razón es sencilla: en los municipios grandes, la gestión privada es más suculenta ya que más habitantes implican más ingresos.

Por otra parte, el mercado privado del agua en Catalunya se caracteriza por un nivel bajo de competencia: el 90% de los municipios con gestión privada están abastecidos por empresas del grupo Agbar. Algunas de estas poblaciones son Tarragona, Girona o Terrassa. En el caso de la capital, Barcelona, Agbar gestiona el servicio de manera ininterrumpida desde 1867. Además, desde 2013 una empresa mixta participada en un 85% por Agbar y en un 15% por el Área Metropolitana de Barcelona tiene en sus manos el agua del territorio.

Barcelona, la madre de las privatizaciones

Revertir la privatización no será fácil, ya que la Generalitat ingresó 800 millones de euros para privatizar los activos que gestionan el agua de boca de 23 de los 36 municipios del Àrea Metropolitana de Barcelona. La cuantía de las potenciales indemnizaciones sería elevada.

La creación de la empresa mixta entre Agbar y el AMB comportó que el área de Barcelona se convirtiera en el primer territorio catalán en el que el conjunto de la gestión del agua está privatizada. La privatización, además, se hizo sin concurso, y la Oficina Antifraude de Catalunya consideró que en el proceso hubo “deficiencias significativas” y que no se justificaba con que el AMB se uniera a Agbar sin que otras empresas pudieran formar parte de la sociedad mixta a través de un concurso público.

El pleno del AMB de julio aprobó revisar el proceso de privatización de la gestión del agua. Un portavoz del AMB ha explicado que los servicios técnicos de la administración están trabajando en la revisión, pero que al ser un “objetivo complejo que implica muchos factores”, no hay una fecha concreta sobre cuándo se completará. En el pleno del consejo del área metropolitana de este martes, el gobierno de la AMB deberá responder una pregunta segundos sobre esta auditoría.

La tarifa del agua en Barcelona en comparación con los municipios vecinos que tienen una gestión pública es un 91,7% más cara. En una entrevista con Catalunya Plural, el ahora teniente de alcaldesa Gerardo Pisarello consideró “imprescindible” municipalizar el agua para “recuperar el control público” sobre la economía. El objetivo es difícil, pero la capital tiene otros municipios catalanes donde mirarse.

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