La idea del conflicto en el papel de escenario de renovación y renacimiento, es el motor de una propuesta artística que une el centenario Círculo Artístico de Sant Lluc en Barcelona, fundado en 1893, con el artista Xavier Manubens y su instalación de título “Conflicto-U Oh my god”, una obra objetual y videográfica que no tiene precedentes en las políticas expositivas de esta institución.
Este trabajo se presenta el día 3 de marzo en Sant Lluc, y supone la reaparición del artista Xavier Manubens en un centro cultural desde 2004. En este tiempo ha sido mucho más conocida su actividad de diseñador y productor de exposiciones, como la dedicada al foto-periodista de la guerra civil Agustí Centelles, itinerante por Catalunya, España, México, Francia y EEUU.
Su encuentro en el Palau Mercader, sede del Círculo San Lucas, contribuye a la nueva política de esta institución con orígenes conservadores y católicos. Dicho por su director, Josep Parera, hace tiempo que se intenta dar un “carácter” en Sant Lluc, abrir líneas de participación y conocimiento proyectando, por ejemplo, sus acreditadas aulas de dibujo, por las que pasaron, entre muchos otros, Antoni Gaudí y Joan Miró.
Claro y corto es ver el dibujo no como obra en sí misma sino como una herramienta de conocimiento. Para ello se han llevado a cabo iniciativas como los dibujos realizados por máquinas con el Instituto de Arquitectura Avanzada de Catalunya, o la de buscar el valor que pueden tener los dibujos en el espacio público urbano.
Una nueva línea
La instalación de Xavier Manubens el Círculo Sant Lluc inicia una nueva línea en torno a la idea del conflicto como escenario para reflexionar, investigar y renovarse. Es el comienzo de un ciclo, afirma Josep Parera, en el que están previstas diversas acciones artísticas y pedagógicas que presentan las crisis desde todos los puntos de vista. El próximo verano está programado tratar el conflicto bélico en la población de Corbera de Ebro, uno de los escenarios del frente durante la guerra civil española, y se está terminando un máster de alumnos de la Escuela de artes y Oficios Artísticos de Barcelona (Llotja) los que pondrán en cuestión la identidad y el papel hoy día del propio Círculo Artístico Sant Lluc y otras instituciones similares.
“Conflicto-U Oh my god” plantea el conflicto como un hecho cotidiano, inseparable de la condición humana. Sea el conflicto doméstico (punto de partida) o los conflictos globales, sociales y políticos. En el centro de la sala, sobre el suelo, se encuentran alineados en series paralelas 180 cepillos con púas de hierro y en medio el cuerpo de un conejo adquirido en la parada de un mercado, situación que propicia una tensión directa. Los cepillos que se utilizan para quitar la corrosión de superficies metálicas rodean un ser vivo que ha sido sacrificado para la alimentación humana.
Las paredes laterales están revestidas de varios metros cuadrados de papel pintado estilo años setenta. Más allá encontramos una nevera donde, por cierto, se conservará el conejo (o conejos que hagan falta a lo largo de los quince días de apertura) en el momento que se cierra a diario la exposición. Si el animal es aquello primario, un organismo vivo que será cocinado y comido, en medio de estremecedoras herramientas de la era industrial, el frigorífico y el papel pintado sugieren que esta tensión la vivimos cada día en nuestro país.
La obra se completa con la proyección de un vídeo en la pared del fondo, de unos cuatro minutos de duración, realizado por Maite Ninou y Tresa Manubens. Vemos como Xavier Manubens hace un itinerario, sin principio ni fin, por la parte alta del Parque Güell, caminando con el conejo en una mano y una bolsa de la compra llena de cajas vacías en la otra. En el vídeo el deambular del artista se va cortando con la aparición de imágenes de conflictos globales: la violencia machista, las guerras, el terrible caminar de los refugiados, la deforestación salvaje, la brutalidad policial ...
En un momento del itinerario de Manubens por el Parque Güell un turista lo ve con el conejo en la mano y dice: “Oh my god”, de donde viene el subtítulo de la instalación. Quizás sería un ejercicio interesante poder sentir los fundadores del Sant Lluc, ponemos Joan y Josep Llimona, Alexandre de Riquer, Antoni Utrillo y otros fervientes católicos seguidores del obispo Torras i Bages, ante esta visión.
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